La filosofía no es un lujo intelectual, sino una herramienta esencial para la creación de una sociedad nueva, basada en la justicia, la equidad y la acción consciente. En tiempos donde el conformismo y el individualismo parecen gobernar, pensar críticamente se convierte en un acto revolucionario.
En este contexto, las ideas de Hegel, Marx, Engels y Lenin emergen no sólo como conceptos abstractos, sino como guías para transformar la realidad.
Las élites saben que una población consciente, capaz de analizar sus condiciones y actuar en consecuencia, representa una amenaza directa a sus privilegios.
Hegel nos enseñó que la historia es un proceso dialéctico, un constante enfrentamiento de contradicciones que generan cambio. Esta visión es clave para entender que la sociedad no es estática; está en continuo movimiento, impulsada por tensiones que deben resolverse.
Marx y Engels, siguiendo esta tradición, identificaron el motor de ese cambio: la lucha de clases. Para ellos, la realidad no se transforma únicamente con buenas intenciones, sino mediante la acción organizada de los sectores oprimidos, que deben tomar conciencia de su papel histórico.
Lenin, por su parte, materializó estas ideas, demostrando que la filosofía no debe quedarse en el plano teórico. La praxis (la acción que surge del pensamiento crítico) es la única manera de transformar las estructuras de poder y de construir una sociedad más justa.
En su obra, Lenin mostró que la organización política y la conciencia de clase son las claves para enfrentar al sistema y cambiarlo desde sus raíces. En el mundo en general, estas ideas han sido deliberadamente sepultadas por el sistema.
El capitalismo, en su afán de perpetuarse, ha intentado marginar estas filosofías, tachándolas de obsoletas o peligrosas. No es casualidad que el pensamiento crítico esté ausente en los programas educativos y que la filosofía se vea como algo inútil o ajeno a la realidad.
Las élites saben que una población consciente, capaz de analizar sus condiciones y actuar en consecuencia, representa una amenaza directa a sus privilegios.
Hoy, más que nunca, es urgente rescatar estas filosofías y promoverlas como herramientas para comprender y transformar nuestra sociedad. No basta con denunciar las injusticias; debemos organizarnos y actuar con un propósito claro, inspirados por estas ideas que siguen siendo tan vigentes como en el momento de su creación.
El pueblo mexicano tiene una rica historia de lucha y resistencia; sin embargo, para dar el siguiente paso, es necesario que la filosofía penetre profundamente en la conciencia colectiva. Sólo así podremos construir una sociedad nueva, donde el pensamiento crítico no sea un privilegio, sino un derecho, y donde la acción consciente sea la base de nuestra transformación.
El sistema ha intentado mantener las ideas de Hegel, Marx, Engels y Lenin en el olvido, precisamente porque saben que son armas poderosas para despertar conciencias. Es nuestra responsabilidad rescatarlas, estudiarlas y llevarlas a la práctica.
Como dijo Marx: Los filósofos no han hecho más que interpretar el mundo de distintos modos; de lo que se trata es de transformarlo. Es tiempo de actuar.
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