MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Evolución hacia la guerra cognitiva 

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León Trotsky decía que “tal vez no te interese la guerra, pero tú, le interesas a ella”. 

Las estadísticas de la historia bélica, nos enseñan que desde 1496 a.c, hasta 1945 d.c, es decir, durante 3441 años, no ha habido menos de 3 mil 173 años de guerra locales o generales, ni más de 268 años de paz universal.

Cerca de 9000 tratados de alianza o de paz, han sido pactados durante el mismo tiempo. Cada uno de ellos debería de ser eterno, pero en la práctica, no han durado por término medio más de dos años.       

El siglo XX fue el más sangriento de la historia; murieron más de 187 millones de personas. Un siglo de guerra casi ininterrumpida, lo que implicó un alto costo económico y humano, no sólo para los militares que perdían las guerras, sino también para los civiles que las padecieron. 

Las víctimas civiles pasaron de ser eso, y se convirtieron, cada vez más, en el objetivo principal de las operaciones militares o político militares. En la Primera Guerra Mundial el 5 por ciento de los muertos fueron civiles, en la Segunda Guerra Mundial la cifra aumentó a 66 por ciento, y hoy aproximadamente el 80 y 90 por ciento de los afectados son civiles. 

Estos datos nos ponen muy claro y en su justa dimensión al fenómeno de la guerra, que hoy lejos de ser ya un arte, prácticamente pasa a ser un fenómeno holocaustico y de lesa humanidad, y, además, un negocio altamente rentable con grandes ganancias para algunas potencias como Estados Unidos (EE. UU.)

Un fenómeno importante actual de la guerra es que en este mundo interconectado y globalizado política, económica y culturalmente, es imposible que alguna región o país en el mundo escape de las consecuencias de ella. La destrucción de la infraestructura nacional, de los servicios de salud, de sus comunicaciones, de su equilibrio ecológico, de sus instituciones políticas y culturales, de un país, repercute inmediata e inevitablemente en sus sociedades vecinas primero, y después en las demás lejanas, en forma de epidemias, refugiados o desplazados, contaminación de agua, del aire, alzas y caída de las bolsas de valores, aumentos de precios, escases de productos y otras muchas formas y efectos. En pocas palabras la guerra nos involucra a todos.

Carlos Marx planteaba que la lucha de clases, muchas veces expresada en conflictos bélicos, es el motor de la historia, por tanto, la guerra es un verdadero instrumento político, una continuación de la actividad política como una realización de esta por otros medios. Y es así, cómo las grandes transformaciones de la historia mundial han estado de un modo u otro, relacionadas y en muchos casos determinadas por la guerra. La creación y caída de imperios y civilizaciones, la conquista de territorios, el mestizaje cultural entre pueblos, la configuración geopolítica en cada época y además, por si fuera poco, muchos de los grandes descubrimientos científicos y tecnológicos de los que hoy nos beneficiamos, surgieron de la investigación vinculada a la carrera armamentista, tal como ocurrió con el internet, la llegada a la luna, el radar o la energía nuclear.

La guerra ha estado en la humanidad desde principio de su historia, es una institución social como la ciencia, el arte o la religión. A pesar de sus nefastas implicaciones, los seres humanos siguen empeñados en liberarla, a tal grado que podemos afirmar que la guerra estará mucho tiempo entre la sociedad humana.

Una característica importante de la guerra es que, al igual que la sociedad, también ha evolucionado en todo sentido, y seguirá evolucionando; desde el comunismo primitivo o la prehistoria hasta nuestros días, ha sufrido una gran evolución, hemos pasado de una guerra de palos y piedras, flechas y escudos, a una guerra de botones de altísima tecnología, de misiles y de destrucción nuclear masiva. 

También se han diversificado los diferentes formas y tipos de guerrear, la guerra fría, la guerra armamentista, la guerra civil, la de invasión y la guerra psicológica, cada una de ellas a lo largo de la historia se han hecho más refinadas, más peligrosas, más destructivas y dañinas.

Dentro de la guerra psicológica ha evolucionado lo que se conoce como guerra cognitiva. ¿Qué es esta guerra cognitiva? Es aquella guerra que se realiza psicológicamente contra un pueblo, por parte de fuerzas locales o internacionales. ¿Cómo? hostigando y presionando a la población civil para afectarla económica y socialmente, a través de una campaña mediática con informaciones falsas o tergiversadas (fake news), para desesperar a la sociedad y generar escenarios que permitan condiciones de ventaja militar para los involucrados.

En la Guerra Cognitiva el cerebro es sometido a un bombardeo intenso de información como jamás antes se había visto en la historia. A través de los medios tradicionales e internet, la sociedad es sometida a un aluvión de diferentes enfoques informativos, tanto de grandes cadenas informativas, cibernautas, como de grupos de personas comunes, colegas, amigos y familiares. En el terreno militar la información es cada vez más amplificad variada, profunda y muchas veces contradictoria. Es en este contexto cómo nace esta nueva modalidad bélica: la guerra cognitiva, el cual es, dicho sea de paso, un proyecto diseñado por militares estrategas franceses, pero financiado en su totalidad por la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), que es liderada por Estados Unidos (EE. UU.).

Anteriormente, la OTAN tenía cinco dominios de guerra: el aéreo, el terrestre, el marítimo, el espacial y el cibernético; hoy existe un sexto dominio de guerra, que es el cerebro humano, es decir, el dominio del humano. Este nuevo proyecto trata de explotar las debilidades del humano, no se pretende sólo cambiar ¿que pensamos?, sino ¿cómo pensamos?, cómo recibimos la información, cómo procesamos la información, cómo actuamos con esta información.

La guerra cognitiva se describe como la militarización de la ciencia del cerebro. Esta estrategia considera que existe una necesidad imperiosa de desarrollar capacidades para dañar las habilidades cognitivas (del conocimiento de la realidad) del oponente, pero este daño fundamentalmente no va dirigido en contra del personal militar, sino está diseñado principalmente para penetrar la conciencia y dañar el cerebro de todo el capital humano mundial, aunque muy especialmente a la sociedad joven , vulnerable, adicta a las redes sociales y con bajo nivel cultural y de criterio; dicho en otras palabras, cualquier usuario de las modernas tecnologías de la información es un objetivo potencial. De lo que se trata es de convertir al potencial humano de la sociedad en un arma al servicio de la OTAN.

Y una característica importante, es que este tipo de guerra puede llevarse a efecto de manera permanente, exista o no, actividad bélica o beligerante entre naciones. Hoy a través de este tipo de guerra y de forma sin precedente, todo el mundo participa, en su mayoría de las veces, de manera inadvertida en el procesamiento de la información recibida y en la formación de conocimientos y criterios de hechos concretos.

Así, la sociedad, ya no participa de manera pasiva ante la propaganda, ahora contribuyen activamente a ella. Se considera que la guerra, cognitiva, será la forma principal de hacer la guerra en este siglo y cambiará la forma en cómo se librará la guerra.

La guerra de la información, la guerra psicológica, la guerra cibernética, todas ellas, ahora se han convertido en parte de la guerra cognitiva, la cual es, una guerra más amplia que explota las tácticas de la guerra psicológica, haciendo uso de las amenazas, los miedos y las fobias sociales.

Lo peor de todo es que las consecuencias de este tipo de guerra cognitiva, no podrá verse de manera inmediata, sino al menos hasta después de una generación y una vez logrado el objetivo tendrán un efecto irreversible.

La guerra cognitiva es considerada como una pieza importante que permitirá la transición de la victoria militar en el campo de batalla al éxito político duradero.

Resumiendo, ahora de lo que se trata es de modificar la forma de actuar y pensar de las personas para convertirlas en multiplicadoras y amplificadoras y hasta mejoradoras el discurso bélico.

La puesta en marcha de este tipo de estrategia militar ha quedado muy clara en el reciente suceso bélico entre Rusia y Ucrania, en donde la OTAN de manera directa ha apoyado a la corriente Fascista del Nacionalsocialismo (nazismo) ucraniano. Hemos sido testigos de cómo, a través de los diferentes medios ya mencionados, se ha venido explotando lo anteriormente dicho, hemos visto con claridad cómo se ha tergiversado y usado de manera contundente las falsas noticias en internet y en los diferentes medios noticiosos internacionales que están al servicio de los Estados Unidos.

Se ha satanizado la acción libertadora, y justa del ejército ruso ante el nazismo ucraniano, se ha tratado de generar en la mente de la sociedad que los rusos son el nuevo enemigo mundial (aunque ya no sean comunistas), de que son los invasores autoritarios y prepotentes a los cuales hay que combatir sin misericordia alguna.

Hoy como ayer (Segunda Guerra Mundial) los países occidentales miembros de la Unión Europea y miembros de la OTAN se empeñan en minimizar y en encubrir las atrocidades asesinas de los nazis ucranianos. Adosan al nazismo de un toque patriótico-nacionalista, libertador, y defensor de la libertad democrática universal, de tal manera que obligan y condicionan a la sociedad mundial a pensar que aquel que no esté al lado de ucrania, es el nefasto y belicoso, es el usurpador de esa libertad, es el violador de la paz ucraniana.

Se trata también, de explotar el sentimentalismo y el romanticismo emocional de la sociedad, con la propaganda tendenciosa de que si deportistas, literatos, modelos, actores y otros famosos sociales en el mundo se han incorporado a las filas militares de los ucranianos, entonces concluyamos que ha de ser cierto todo lo que se dice de esos rufianes, y asesinos rusos, por lo tanto, no hay otra opción más que defender a los patrióticos ucranianos.

No debemos pasar por alto, que, si bien es cierto, que en 1945 a finales de la Segunda Guerra Mundial algunos de los mandos importantes del nazismo hitleriano fueron enjuiciados en Núremberg, y sentenciados a muerte, así también, la gran mayoría de los mandos altos y medios capturados por el ejército occidental de Estados Unidos, Inglaterra y Francia, fueron tratados con misericordia y sentenciados suavemente, siendo muchos de ellos puestos en libertad y algunos otros, pasaron a engrosar las filas de funcionarios tecnócratas estadounidenses, franceses. Viejos nazis, fueron, a su vez, mandos importantes y de gran trascendencia en el ejército de la naciente Alemania occidental capitalista.

En la actualidad se sabe perfectamente que la corriente neo-nazista actual y que está presente en muchos países del orbe, como Ucrania, tiene como origen la influencia ideológica de personajes sobrevivientes del nazismo hitleriano, incrustados en gobiernos solapadores como Argentina, Chile, Brasil, Uruguay, España y Estados Unidos. Hoy en día, la guerra se cierne en Europa, pero sus efectos están en la mente de todos los humanos del mundo, no lo olvidemos.

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