MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

El pueblo debe repudiar la guerra imperialista estadounidense

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“No sé con qué armas se luchará en la Tercera Guerra Mundial, pero la Cuarta Guerra Mundial se luchará con palos y piedras”

Albert Einstein

Estamos viviendo días trágicos que pueden desencadenar en una tercera guerra mundial, con la amenaza latente del uso de la bomba atómica. El problema es que, en una conflagración de este tipo, no habrá sobrevivientes.

Me refiero al enfrentamiento bélico que tiene lugar en estos días entre Israel e Irán, un enfrentamiento que ha sido respaldado plenamente por los Estados Unidos, que, como sabemos, utiliza y arma a Israel para sus propósitos de seguir expandiendo su poderío militar y su control económico por todo el mundo.

 

Debemos pensar en que las generaciones futuras nos reclamarán —si es que sobrevivimos a esta guerra— qué hicimos para evitarlo.

No conforme con la total destrucción que ha provocado en Gaza, y ante la falta de un verdadero repudio mundial contra ese genocidio que ha cobrado la vida de al menos 62 mil palestinos, entre los que se contabilizan más de 17 mil niños, abren ahora otro frente de guerra, que, a decir de los más enterados en el tema, tiene como verdadero propósito apropiarse del dominio total de Asia Central y Occidental.

Todos recordamos aquel año 2003, cuando Estados Unidos, bajo el pretexto de que Irak ocultaba armas de destrucción masiva, invadió aquel país, bombardeando toda su infraestructura, asesinó a su presidente, Saddam Hussein, y, a pesar de que no encontraron por ningún lado esas famosas armas terroríficas, nunca pagó por esa gran destrucción.

Hoy, aprovechando la desinformación que ellos mismos han sembrado, la historia se repite. Han ordenado a Israel bombardear a Irán, pretextando que está fabricando armas nucleares, a pesar de que aquella nación fue recientemente supervisada por la OIEA (Organismo Internacional de Energía Atómica, encargado de vigilar el uso seguro y pacífico de la energía nuclear, así como de prevenir su proliferación con fines militares), sin haber encontrado nada sospechoso.

Cabe aclarar que ese falso argumento de las armas nucleares ha sido utilizado por Israel en contra de Irán desde hace más de 30 años, pese a la supervisión constante llevada a cabo en 2003, 2009, 2015 y 2023 por parte de la OIEA, desde que Irán firmó el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) y el Plan de Acción Integral Conjunto (PAIC), que limita sus actividades nucleares.

Como ya quedó dicho, destruyeron Irak en 2003, pero ya antes, en 2001, habían destruido Afganistán con el pretexto de “acabar con el terrorismo”, personificado por un tal Osama Bin Laden, a quien culparon de haber derribado las Torres Gemelas de Nueva York y que, por cierto, nunca encontraron; pero eso sí, diez años después, cuando ya habían arrasado a varios países de aquella parte del mundo, anunciaron haberlo asesinado, aunque nunca mostraron sus restos.

Por si hiciera falta otro ejemplo, Estados Unidos desató en 2011 la llamada Primavera Árabe en Libia, que no fue otra cosa que una serie de movilizaciones destinadas a derrocar a su gobernante Muamar Gaddafi, a quien humillaron y ultrajaron antes de asesinarlo. El motivo, tal vez les resulte conocido: “falta de libertad”.

Terrorismo, falta de libertad, falta de democracia o armas letales: el pretexto es lo de menos. De lo que se trata es de invadir y someter países para poner el mundo a su servicio. Es así como, a la fecha, ya controlan Palestina, Libia, Líbano, Siria y ahora, por fin, Irán. Queda en medio Yemen como la cereza del pastel, que “atenderán” cuando vean el desenlace de esta última agresión, dependiendo del daño que le puedan causar a la estructura militar de Irán.

Ayer, por ejemplo, nos despertamos con la fatal noticia de que, involucrando de manera directa a su país en el conflicto, Donald Trump había ordenado bombardear la planta de energía nuclear iraní; y hoy, Irán responde lanzando misiles contra las bases militares norteamericanas establecidas en Qatar, y se espera una gravísima intensificación de la escalada en las próximas horas.

Cegados por su ambición de prolongar su dominio mundial por toda la eternidad, los imperialistas norteamericanos no quieren ver que el mundo ya no es el mismo. Ahora, Rusia y China, que son el verdadero enemigo a quien Estados Unidos quiere vencer y dominar, han crecido y se han fortalecido militar y económicamente. 

Gracias a eso, ambas naciones están atentas a lo que pueda ocurrir en el futuro próximo; y gracias a esta situación, es que nosotros podemos recibir información de otras fuentes y no solo la versión estadounidense de los hechos.

Pero debemos repetirlo una vez más: nosotros no podemos quedar como simples espectadores de lo que pasa en este planeta, que es la casa de todos. Debemos pensar en que las generaciones futuras nos reclamarán —si es que sobrevivimos a esta guerra— qué hicimos para evitarlo.

Es por eso que la invitación sigue vigente: formar una verdadera fuerza popular de la clase trabajadora, que sea capaz de parar la loca carrera armamentista y bélica que han desatado los señores del dinero, sin ponerse a pensar en que arrastrarán consigo a toda la humanidad.

Hoy, desde nuestras trincheras y con todos los medios a nuestro alcance, repudiemos a los pirómanos que conducen al mundo a un precipicio fatal y apoyemos la formación de un mundo multipolar donde todos los pueblos tengan las mismas oportunidades de desarrollo y progreso.

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