MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Estamos lejos del ingreso mínimo

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El 12 de noviembre, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) publicó la actualización de las líneas de pobreza correspondientes al mes de octubre de 2025. De acuerdo con el boletín, el costo de los productos “que se consideraron en la canasta alimentaria presentó un crecimiento anual de 2.9 % en el ámbito rural y de 4.3 % en el urbano”.

Es tan precario el presupuesto, que la familia no puede cubrir todos los gastos básicos, y menos destinar una parte para dignificar su vivienda, invertir en el mejoramiento de sus cosechas, buena alimentación ni actividades recreativas.

Es decir, pasó de 2 mil 349.71 (octubre 2024) a 2 mil 450.01 (octubre 2025) en la zona urbana; mientras que en la zona rural de mil 791.69 a mil 844.15.

El informe reportó que el costo de la canasta alimentaria y no alimentaria (alimentación, educación, transporte, salud, cultura) en la zona urbana fue de 4 mil 759.91 en octubre del presente año y en la zona rural de 3 mil 411.99.

El Economista (eleconomista.com.mx) lo explica de la siguiente manera en la zona rural: “El costo monetario se estima en 3 mil 412 pesos por persona. Haciendo el mismo ejercicio de la familia de cuatro integrantes; en una pequeña localidad rural se necesitarían ingresos de 13 mil 648 pesos al mes para comprar la canasta básica. 

En el ámbito rural se observó que los alimentos, los productos o servicios de cuidado personal y de educación, cultura y recreación fueron los que lideraron las alzas de precio”.

Resulta relevante el dato cuando se explica en el contexto de la vida diaria de las familias mexicanas, pues representa un ingreso ideal para poder cubrir lo básico. No obstante, la realidad no siempre corresponde con lo que se requiere. Veamos un ejemplo de la zona rural.

Se trata del caso de una familia de cuatro integrantes en el municipio poblano de Ahuacatlán, que tiene un ingreso mensual, cuando la situación es favorable, de 3 mil 950. Para conseguirlo, el jefe de familia debe trabajar todos los días en el campo —debe favorecerle el clima y que tenga dónde trabajar—, para poder ganar mil 500 quincenales; a esto se suman los mil 900 que cada dos meses recibe su esposa por la beca de educación básica de sus hijos.

Con este ingreso mensual, de ser posible, la familia debe solventar los gastos de alimentación, el servicio de energía eléctrica, salud y educación, una cantidad que está muy lejos de los 13 mil 648 que se consideran necesarios para cubrir el costo de la canasta alimentaria y no alimentaria.

Es tan precario el presupuesto, que la familia no puede cubrir todos los gastos básicos, y menos destinar una parte para dignificar su vivienda, invertir en el mejoramiento de sus cosechas, buena alimentación; incluso, ni en actividades recreativas. Esto sin tomar en cuenta que hay ocasiones en las que las condiciones climatológicas no les permiten trabajar todos los días, por las fuertes lluvias, heladas o intenso calor, pues los ingresos disminuyen y la situación se torna aun peor.

Por ello, dijo la madre de familia en entrevista: “Tenemos que comprar sólo lo que nos hace falta, pero no podemos comprar todo”.

Y si alguien de la familia se enferma, la desesperación los agobia, pues deben enfrentar la crisis del sistema de salud: “Pues aquí en Ahuacatlán no hay medicamentos, tenemos que ir a un particular; es muy caro, como unos 800 pesos o 900 la consulta; pues, le hacemos así porque no hay médicos, cuando hay, no hay medicamentos… Por lo menos antes daban paracetamol. Ahorita uno va a una clínica y no tienen nada; todo hay que comprar” (sobre-t.com, 6 de noviembre, “Mil 500 pesos para sobrevivir”).

La realidad nos está mostrando que estamos lejos de ser un pueblo feliz, feliz, feliz. La situación de las familias mexicanas es cada día más complicada, confiaron en que el gobierno de Morena haría el milagro de transformar su situación, pero la realidad está mostrando lo contrario. El único que puede hacer un cambio profundo es el pueblo organizado y consciente.

Por ello, los antorchistas llamamos al pueblo trabajador a unirse, organizarse y formar la vanguardia que guíe el destino del país y construya un verdadero cambio. Es posible, claro que sí, sólo necesitamos dar el primer paso: organizarnos y luchar.

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