Ya faltan menos de 44 días para que los colimenses, y gran parte de los mexicanos, acudamos nuevamente a las urnas a depositar nuestro voto ciudadano. Si los mexicanos aprendimos bien la lección con el Gobierno federal actual, y corregimos la correlación en los poderes formales de la nación, podemos decir que el momento de iniciar el cambio que la patria necesita, ya esta cerca; de lo contrario, como suelen decir en el pueblo donde yo nací, solo Dios sabrá, lo que será de nuestra suerte. Ojalá que evitemos un nuevo descalabro a nuestra democracia. Veremos.
En Colima, las principales fuerzas políticas se disputarán la gubernatura, 16 diputaciones de mayoría relativa, 9 diputaciones de representación proporcional, 10 presidencias municipales, 10 sindicaturas y 94 regidurías; es decir, prácticamente todo. Los aspirantes a la gubernatura tienen ya casi dos meses en las calles buscando la simpatía popular; los que compiten por los ayuntamientos y las diputaciones locales y federales, casi uno; pero todos, o casi todos, han tenido ya la oportunidad de externar ampliamente y con detalle, sus principales propuestas con las que pretenden convencer al electorado; por lo tanto, ya podemos decir que conocemos a la mayoría.
No es la primera vez que me ocupo del tema electoral en estos trabajos, y si lo hago, es porque me preocupa sumamente la suerte que pudieran sufrir los colimenses en los años venideros. Opino que, por los tiempos que vivimos, ésta debería ser la tarea fundamental ahora, de todos aquellos colimenses que como yo, han puesto su vida y sus modestos servicios a la causa de los más desamparados. Hago votos porque así sea, es decir, porque hagamos equipo para hacer escuchar la voz de los que a nunca escuchan.
Es por esto, y sólo por esto, que nuevamente diré con mi humilde pero sincera opinión, (“aunque pobre y humilde parezca y sea”, como dice un bonito poema), todo aquello que lastima y maltrata en su vida diaria a los sectores populares -aunque no sólo a ellos-, con el ánimo sincero de llamar la atención de los y las aspirantes, para que incluyan en las propuestas que hoy ofrecen con sus futuros gobiernos, el combate de los males sociales que vemos los colimenses desde abajo. No omito decir que yo y mis compañeros antorchistas, como se bien que también lo hará cualquier colimense en uso de sus derechos y facultades, ya asumimos una posición y decidimos apoyar a los que dicen que van por Colima, pero, como firmes defensores de la verdad única del pueblo, asumimos también la responsabilidad de hacerlo, pero siempre abogando por los intereses de los sectores más desprotegidos e ignorados.
Dicho lo anterior pues, paso a decir a continuación entonces, las propuestas que a los antorchistas nos gustaría que asumieran las y los que se proponen gobernar el Estado y sus ayuntamientos.
Primeramente diré, que con motivo del inicio del gobierno que lleva ya más de dos años dirigiendo los tortuosos destinos de nuestra patria, el Movimiento Antorchista Nacional emitió y difundió en todo el país, los cuatro ejes en materia económica, que, consideramos deberían ser tomados en cuenta por un verdadero gobierno popular. Pero, como ya vimos y comprobamos, el Gobierno Federal no ve ni escucha al pueblo, y mucho menos a los antorchistas, y ya vemos las consecuencias.
Aunque bien puede ser que prediquemos nuevamente en el desierto, digo que los próximos gobiernos a elegirse en el país, pero sobre todo el de Colima, bien harían en escuchar la voz de los ciudadanos, si es que en verdad quieren promover, como dicen, un cambio más humano, equitativo y justiciero para todos. Paso a desglosar luego, los cuatro ejes de gobierno que propone Antorcha, esperando, como siempre, ser escuchados.
Los antorchistas proponemos empleo para todos los que así lo requieran. En datos actualizados de Inegi, se dice que en Colima, el desempleo ronda el 3.8% de la Población Económicamente Activa (PEA), pero, que de los ocupados, el 50% trabajan en la informalidad laboral, es decir, sin seguridad social y sin garantías ni prestaciones de ningún tipo. Si sabemos ya que los ocupados suman un total de 350 mil 550 trabajadores, resulta entonces, que, son más de 175 mil 275 los colimenses que sobreviven en el desempleo y el desempleo disfrazado (informal). Aquí la pregunta es, ¿qué proponen, los y las aspirantes, para que cada votante desempleado, tenga empleo después de favorecerlos con el voto?
Antorcha también demanda un aumento remunerador de los salarios. Hablar de los salarios en Colima, es hablar de la pobreza de las familias. Según la Secretaría del Trabajo (STPS), al finalizar el año pasado (y seguramente que en este año es lo mismo), 183 mil 773 trabajadores colimenses, el 51.3% de los ocupados, recibían menos de dos salarios mínimos diarios como remuneración por su trabajo, esto es, menos de 283.40 pesos al día, o menos de 1,983.80 pesos por semana. Aquí, ¿aseguran los candidatos que mejorará el salario de los trabajadores votantes, después de votar el 6 de junio?
Los antorchistas también recomendamos una repartición más equitativa del gasto gubernamental. Los gobiernos deben gastar más recursos públicos en beneficio de las grandes mayorías. Es muy conocida ya la situación material en que se encuentran las colonias populares de todo el Estado; miles de colimenses sufren el transitar por calles y avenidas cuyas condiciones son verdaderamente deprimentes; pero, tampoco hay obra pública suficiente en las áreas de esparcimiento, espacios deportivos, educativos, hospitales, clínicas o casas de salud; las redes de agua y drenaje ya son obsoletas o insuficientes, y lo mismo sucede con el alumbrado público en general. ¿Dónde y cómo se va crear la obra pública que beneficie a la mayoría de los pobladores, después de votar?
Y finalmente, Antorcha dice que urge una política fiscal progresiva. Es decir, que paguen más impuestos los que más ganan, y que, los que menos ingresos reciben, que paguen menos o que se les exente de esta pesada carga. Por obvio de espacio no abundaré en esta última propuesta, pero, urge decir, que se debe revisar cuidadosamente las tarifas de agua, drenaje, alumbrado, predial, tenencias, y etcétera, que los colimenses más pobres deben pagar ahora, mermando así sensiblemente los pocos ingresos que logran llevar a sus hogares. ¿Librarán, las y los aspirantes, de los exagerados pagos de agua, predial y otras cargas, a los pobladores con menos ingresos, si los favorecen con el voto?
Como dije líneas arriba, es muy probable que nada, o casi nada de esto, sea tomado en cuenta por parte de los que hoy pretenden el voto ciudadano. Pero, ni modo, ¿qué le vamos a hacer? Ya dije que yo sólo opino por ayudar. No olvidemos que el pueblo suele protestar también por la boca de las urnas.
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