Lograr que el pueblo llegue a tomar el poder ha sido una aspiración de siglos, planteada por ilustrados y una parte del pueblo llano. En ese sentido, a lo largo de la historia, se han presentado ejemplos, exitosos y frustrados, en los que se ha intentado que el pueblo gobierne.
Bajo esa óptica muchos consideran que actualmente en México mucho de esto ha ocurrido y que ahora el pueblo está gobernando, pues una proporción importante de presidentes municipales, diputados y senadores son considerados (y algunos efectivamente lo son) de extracción humilde y/o popular.
A riesgo de tocar intereses o de desencantar a otros, creo que lo que ocurre actualmente en México está todavía muy lejos de ser un gobierno verdaderamente popular que esté trabajando por ayudar en serio al pueblo pobre de México.
Para nadie es un secreto que quienes han llegado actualmente a ocupar los puestos que ahora detentan, lo son por diversas razones, tales como: la simple novedad y ocurrencia de irse a anotar en el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y posteriormente aceptar ser candidato de ese partido a un puesto de elección popular; por pertenecer ya, a algún grupo de Morena, al que se les dio la oportunidad de proponer candidatos y la mejor manera que encontraron fue hacer una rifa para definir quién podía serlo, de esa forma fueron elegidos, propuestos y ganaron, de otra forma, ni en sueños podrían haber ganado; otras veces fueron individuos, frustrados contra el sistema, hartos e inconformes contra el partido en el poder que desesperados buscaban un cambio quitando a quienes por años habían abusado del poder, los que se inscribieron para lograr un puesto de elección popular, y, por último muchos de ellos eran y son políticos viejos y resentidos contra su anterior partido al que, como venganza, traicionaron y se inscribieron en Morena.
Por estas y otras muchas razones muchos individuos se anotaron en Morena y, para sorpresa suya, y de muchos en este país, ganaron y ahora forman parte del partido gobernante ostentándose o creyéndose como un poder verdaderamente popular. Pero, les guste o no, son individuos que se preparan bien y durante mucho tiempo para gobernar y que en función de este objetivo diseñarán y llevarán a cabo un plan previamente diseñado y sistemáticamente ejecutado sino que son diputados, presidentes o senadores de chiripa.
Fue evidente para ellos, y así se han encargado de recordárselo y subrayarlo los líderes de Morena, a quienes ganaron de que, sin el prestigio, y popularidad de Andrés Manuel López Obrador, muchos de ellos no habrían obtenido el triunfo. Por esa razón quienes ganaron hace que cada uno de ellos se sienta comprometido, casi obligado a seguir, mantenerse y votar por todo lo que su partido les propone.
¿Es pues, el pueblo pobre de México el que está gobernando?
¡Difícilmente puede pensarse eso!
En realidad, todo mundo puede apreciar que una gran mayoría de las autoridades y representantes populares surgidos bajo los esquemas mencionados, difícilmente tienen los conocimientos e independencia política para elaborar y proponer leyes que beneficien a las masas que ellos tienen o deben representar; muchos de ellos exhiben una falta de cultura que raya en una ignorancia supina que llega al grado de no saber leer bien un documento. Si le sumamos que la mayoría de ellos se sienten agradecidos porque sin Morena nunca hubieran llegado a ser lo que son, se presenta el hecho de que mantienen una actitud seguidista, corporativamente irracional y acatan cualquier línea que se les da y aprueban leyes cuyo contenido y consecuencias desconocen pero que a la alta jerarquía de Morena le interesa que se aprueben.
A lo anterior hay que agregarle que individualmente los representantes populares de Morena poco a poco se van contaminando de los defectos que tanto le criticaron a los representantes del sistema anterior y se van comportando cada vez más de manera arrogante, prepotente y despectiva hacia el pueblo.
En síntesis, por la forma en que surgieron como candidatos, por la obediencia que le deben y le tienen a Morena, así como la paulatina degeneración que van sufriendo, los que se dicen generadores de la cuarta transformación no son ni de cerca ni de lejos el pueblo de México el que ha accedido al poder, la gran mayoría de estos presidentes, diputados y senadores no son más que títeres en manos de un grupo de la burguesía mexicana que desplazó a otro que ya no podía seguir gobernando.
Para que el pueblo llegue al poder y haga las cosas bien tiene que prepararse, conociendo a profundidad o cuando menos los fundamentos de: filosofía, economía, historia, geopolítica, etc., tal y como lo vienen haciendo los antorchistas.
Sin estos conocimientos a lo más que se llegara a hacer es el triste papel que hacen muchos integrantes de Morena.
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