MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

En medio de una crisis educativa se elevan escuelas progresista

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Escuchar la palabra crisis evoca en muchos de nosotros pensamientos de incertidumbre, sensaciones de miedo, angustia o ansiedad y no es para menos, ya que más de algún evento desafortunado que hemos vivido va asociado a esta palabra.

Si recurrimos al significado de esta palabra, según la Real Academia Española (RAE), podemos encontrar que una crisis es una situación mala o difícil de consecuencias importantes en un proceso o situación que lleva a cambios profundos.

El virus del SARS-CoV-2 trajo consigo transformaciones profundas en distintos ámbitos: salud, convivencia, comercio, educación, economía, entre otros; es decir, comenzamos a experimentar la crisis de la pandemia de covid-19 y empezamos a vivir en un mundo donde todo quedó trastocado e inició el largo camino cuesta arriba.

La crisis no necesariamente debe significar un retroceso sin salida o solución, sino que también es la oportunidad de resurgir como aquella mítica ave capaz de regenerarse y elevarse desde su propia destrucción, el Ave Fénix.

Cada gobierno reaccionó de manera diferente a fin de contrarrestar los efectos de la pandemia, mientras que los países más ricos del mundo destinaban el 6.7 por ciento de su producto interno bruto (PIB), en países de América Latina se destinaba el 2.4 por ciento (México 2.5).

En el ámbito educativo, entre los astados miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), se observaron variaciones significativas en cuanto al número de días en los que las escuelas estuvieron cerradas, la manera en la que operaron las plataformas en línea, la asignación de fondos públicos adicionales o la priorización brindada a la vacunación del personal docente, así como el apoyo a los alumnos con alguna situación especial de vulnerabilidad. 

Así, en México, los padres no tenían más opción que dejar a sus hijos solos en casa, mientras ellos enfrentaban a la muerte en busca del sustento del hogar. En nuestro país quedaron en orfandad 131 mil 325 niñas y niños y 5.2 millones de personas en edades escolares dejaron la escuela por algún motivo asociado a la pandemia.

Ante este panorama obscuro de políticas erróneas, de desaparición de programas como el de las Escuelas de Tiempo Completo (ETC), la limitación de becas para educación básica, la reducción de apoyo a las infraestructura de las escuelas, la nula dotación de productos para el saneamiento de las instalaciones o el desarrollo de la nueva normalidad surge como una llama de esperanza,  el trabajo de los padres de familia organizados con sus docentes y comunidad, algunas escuelas vuelven a retomar sus actividades mediante trabajos vía whatsapp (con padres que compartían sus teléfonos móviles con sus hijos), las clases virtuales y con esta modalidad, surge también la lucha nacional para solicitar  internet para todos.

La necesidad de que los niños y adolescentes no sufrieran el daño de pérdida de conocimientos y habilidades sicomotrices inglamó a los padres y maestros a retomar las clases presenciales, absorbiendo los gastos necesarios para la nueva normalidad, trabajando en CTE para modificar la labor docente y la comunidad respaldando y cuidado el trabajo.

Estas escuelas concluyeron un ciclo escolar nombrando a las generaciones “Escuelas progresistas”, escuelas que lograron desarrollar la ciencia, arte y deporte y que se presentaron ante la crisis como una chispa, como un ejemplo de que entre las cenizas puede elevarse un proyecto educativo que forme a hombres y mujeres que conduzcan al cambio que necesita nuestra sociedad.

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