MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

En Hidalgo, cárcel en lugar de obras  

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El estado de Hidalgo tiene una población de 3,210,140 habitantes, de estos el 57% vive en zonas urbanas y el 43% en zonas rurales, notablemente una gran diferencia con los porcentajes nacionales (79% urbana y 21 rural). Hay 362,629 indígenas, aproximadamente el 10% del total de la población, es de las entidades con mayor numero población de origen étnico y conocemos las pésimas condiciones en las que vive ese 13.5% de la población indígena en las zonas más alejadas de la entidad.

El 43.8% de la población de la entidad vive en situación de pobreza, 1,311,100 personas. El número de personas con rezago educativo es de 620,200, las personas sin seguridad social son 2,019,500, los hidalguenses que no tienen vivienda o la tienen en malas condiciones son aproximadamente 1,066,500; el número de personas que no cuentan con servicios básicos es de 787,200, el de los que no tienenacceso a la salud es de 1,240,200 y hay 679,800 humildes que literalmente viven con hambre, no tienen los recursos para comprar los alimentos suficientes. El 72% de la población económicamente activa trabaja en la informalidad, el 86.5% de la población está en situación de pobreza o de vulnerabilidad por carencia de ingresos.

Todos estos problemas sociales actuales, contantes y sonantes, que reconocen y publican las fuentes oficiales en sus portales, son un insulto de parte de las autoridades a sus gobernados, es culpa de los funcionarios anteriores y actuales,ellos son los responsables de esta profunda y lacerante desigualdad social en que viven las familias hidalguenses. La duda es: así como está lo social, está el manejo de las leyes y su aplicación, esto puede y debe explicarnos la detención arbitraria, y la aplicación de la ley de manera facciosa a nuestro compañero Domingo Ortega, detenido injustamente desde hace 23 días. 

Son múltiples las causas por las que la entidad se encuentra sumida en una profunda desigualdad social en las ciudades y en total abandono las comunidades rurales, pero esto tieneresponsables, acepten o rechacen esa culpa, son quienes durante décadas han gobernado Hidalgo, a nivel gubernatura y municipios. Cuántas familias hidalguenses tienen una, tres o más de las seis carencias sociales en sus hogares, que las ubica con pobreza o pobreza extrema, viven con rezago educativo, sin acceso a los servicios de salud, sin acceso a la seguridad social, calidad y espacios de la vivienda, sin acceso a la alimentación y servicios básicos. 

El rezago social en las comunidades de la Sierra Alta y Baja, en la Huasteca y la zona Otomí Tepehua es vergonzosa y humillante. La vulnerabilidad en que vive el 43% de la población rural es aguda y añeja, la falta de acceso a los servicios básicos como agua potable, alumbrado público, drenaje, pavimentos de calles, caminos y carreteras intermunicipales, la carencia de infraestructura de salud y educativa. Claro está que a los gobernantes les incomoda que la lucha del pueblo organizado denuncie sus actos gubernamentales que han parido un mar de sufrimientos y padecimientos a los más desposeídos de Hidalgo. Pero alguien lo debe de hacer y un precio debemos de pagar y esta es la razón por la que tienen detenido a nuestro valiente compañero. Los humildes de Hidalgo deben comprender que el encarcelamiento injusto del compañero Domingo Ortega es un golpe a todos los humildes de Hidalgo que se atreven a luchar por mejores condiciones de vida, cuando el pueblo pide justicia social el gobierno les da cárcel.

Durante décadas en ese estado ha reinado la política del embudo, el inmenso río de recursos públicos se ha distribuido de forma tan desigual que con la parte más ancha se despachan los altos funcionarios, que son muy pocos los privilegiados, y con la parte más angosta se le ha servido al pueblo, que es la inmensa mayoría; por eso, apenas unas cuantas gotas de recursos llegan a los municipios y a cada una de las comunidades. El lema más frecuente de losfuncionarios es “dinero no hay” y cuando el pueblo no acepta esas amañadas palabras y se dispone a luchar, entonces viene la indiferencia, la represión o la cárcel.

El gobierno del estado podrá encarcelar a los luchadores sociales con sus aparatos represivos; jueces, cárceles, policías y ministerios públicos, inventando delitos y torciendo la ley para reprimir a sus opositores, pero nunca podrá encarcelar las causas por las que luchamos los antorchistas, nuestros ideales, voces y banderas, que son un grito de protesta en contra de la injusticia social que padecen millones de mexicanos a lo largo y ancho del país, como la marginación, el rezago social, la pobreza y la falta de servicios.

Nadie puede negar esta putrefacta realidad que padecemos los humildes, única prueba de verdad irrefutable y que los funcionarios de antes y de ahora que están en el poder jamás podrán esconder. Cuantas décadas o siglos más tendrán que pasar para que los gobiernos hagan algo en serio por su gente más marginada, rezagada, olvidada, los sin patria, sin vivienda, sin comida, sin educación, sin salud, sin transporte, que diariamente salen a su trabajo tanto en el campo y la ciudad a buscar el pan de cada día. Basta de simulación y demagogia gubernamental cargada de promesas y buenas intenciones en discursos oficiales. La gran desigualdad social en la que se encuentra sumergida la entidad, exige que de una vez por todas se ataque de raíz este problema, en vez de andar reprimiendo a los que gestionan todos los días, para que los de abajo vivan un poco mejor.

Los 23 días de la injusta y arbitraria detención de nuestro camarada Domingo Ortega Butrón en Hidalgo, son una prueba irrefutable de que en ese estado, hasta el día de hoy, se tuerce la ley y se acomoda a los intereses del poder ejecutivo. Los antorchistas sonorenses exigimos a las autoridades judiciales y al gobierno estatal actual, libere a nuestro compañero, hombre trabajador, honesto y entregado a luchar a favor de los más humildes y desprotegidos de ese estado. Nuestro humilde, pero decidido apoyo fraterno y solidario ahí está cuando se necesite, compañeros hidalguenses. Su lucha valiente y ejemplar es la lucha de los desposeídos de estepaís.

 

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