MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

En declive la política cultural en México

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El limitado presupuesto y la falta de claridad en los planes y programas públicos para fomentar el arte y la cultura en México son muestra de que estos nunca fueron una prioridad para el Gobierno federal, que a la "Cuarta Transformación" no le interesó culturizar al pueblo; su Gobierno no tiene demasiado que presumir en esa área. Al menos en lo que a política cultural se refiere, el saldo de estos seis años es resueltamente negativo. 

Después de un largo invierno neoliberal, se creó la falsa expectativa de que con Andrés Manuel López Obrador al fin habría un Gobierno de izquierda más o menos afín a la orientación política de la mayor parte de la comunidad cultural, dispuesto a invertir y a comprometerse un poco más con el sector, y capaz de ver en las obras artísticas algo más que una fallida mercancía al estilo capitalista. 

La política cultural en México ha estado marcada por una falta de inversión y compromiso, resultando en una población desinteresada en las actividades culturales.

Según los datos ofrecidos por la Encuesta Nacional sobre Hábitos y Consumo Cultural realizada hace algunos años, el 48 % de la población mexicana no muestra interés por la cultura o por las actividades relacionadas con este ámbito (teatro, danza, literatura, música), se reveló también que 45 % de la población nunca había ido a un concierto o presentación de música en vivo, 67 % señaló que jamás había visto una obra de teatro, 57 % no ha estado en una biblioteca, 66 % nunca ha asistido a una función de danza, 43 % no conocía un museo y 86 % jamás ha estado en una exposición de artes plásticas (dibujo, grabado, escultura, pintura, arquitectura). 

Si las administraciones anteriores, de Ernesto Zedillo a Enrique Peña Nieto, se habían resignado a mantener de mala gana el aparato cultural, con sus puntuales recortes presupuestales aquí y allá, con el gobierno de la Cuarta Transformación se esperaba, cuando menos, una postura más generosa en la que se considerara cierta simpatía por los creadores y un generoso reconocimiento del valor de la producción artística.

De esto nos da cuenta Rafael Lemus en el New York Times (2019): “Se esperaba que el primer gobierno de izquierda en México tuviera una cierta simpatía por los creadores. Pero en lo que se refiere a política cultural, el gobierno de López Obrador se ha obstinado en ser decepcionante”. 

Recordemos que, a inicios de la actual administración federal, (que por cierto está a pocos días de concluir), en el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) para el ejercicio fiscal 2019, este planteaba una reducción de mil millones de pesos en comparación con el presupuesto asignado para el ejercicio 2018, por lo que, tras una serie de manifestaciones encabezadas por representantes de la comunidad artística, el recién instalado Gobierno morenista se vio obligado a incrementar el presupuesto para dicho ejercicio, que llegó así a los 12 mil 894 millones de pesos. 

Sin embargo, después de seis años, el incremento al presupuesto a la Cultura y desarrollo fue irrisorio; no hubo gran incremento (como sucedió con los programas asistencialistas); para este rubro, en 2024 fue de apenas 139 pesos por mexicano. La cifra total, que asciende a 16 mil 754 millones de pesos, sigue siendo insuficiente para impulsar la cultura en todo el país. 

No debemos olvidar que vivimos en un país bastante desigual en términos económicos; estamos en el Top 10 de los países más desiguales según la Oxfam, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y el Banco Mundial; como prueba, existen cien millones de mexicanos en pobreza, según investigadores serios como Julio Boltvinik. 

En ese sentido, asistir a espectáculos artísticos, como todos saben, es costoso y los pocos que son gratuitos se restringen a la actividad académica de las universidades públicas, centros de investigación o entidades gubernamentales que generalmente se encuentran en las capitales de los estados, que cuentan con poco presupuesto y que no tienen acceso a la difusión masiva que suponen los medios tradicionales de comunicación. 

Afortunadamente, sí existe una política cultural exitosa y sin compararla en todo el país; esa es la política que desarrolla el Movimiento Antorchista Nacional. Lo digo sin exagerar y sin ningún tipo de miopía política por pertenecer a dicha organización; pasaré a dar mis razones.

El proyecto cultural antorchista tiene entre sus prioridades fomentar las actividades artísticas en toda la población, es decir, masificar su práctica llevándola hasta las localidades y colonias más apartadas de la geografía nacional; para ello, prepara maestros que imparten clases de forma gratuita a niños, jóvenes y adultos que de otra forma no podrían aprender alguna de las Bellas Artes. 

Asimismo, el trabajo de gestión que realiza también contempla la lucha por espacios culturales dignos; hemos logrado auditorios, salas de ensayo, escuelas, teatros, etcétera; además de materiales indispensables como vestuario, utilería, instrumentos musicales y transporte. 

Sin duda, como resultado de todo ese esfuerzo colectivo, es que las masas populares, campesinas y estudiantiles organizadas son el público ideal para que los artistas incipientes demuestren su talento frente a la gente.

Esta es la parte esencial de la política cultural antorchista: que las masas entiendan que la riqueza artística es propiedad de todos y que tienen derecho a disfrutarla. 

Para muestra un botón: la II Jornada Nacional de Declamación, en esta jornada, que se realizará este 28 de septiembre en todas las capitales de los estados de la república mexicana, donde participarán más de mil declamadores.

Se trata de fomentar en el pueblo marginado el espíritu de superación y lucha, así como de formar y educar a la niñez, la juventud, colonos, obreros, campesinos, estudiantes y profesionistas. 

El declamador debe entrar al entresijo de la poesía, hacerlo con amor y cuidar las palabras; es un recreador, le da vida a la letra escrita que está muerta y que el poeta dejó en su libro, ha dicho Aquiles Córdova Morán, líder del antorchismo nacional, en su libro Conferencias Culturales. 

En Quintana Roo, por razones de fuerza mayor, nos sumaremos a esta II Jornada Nacional de Declamación el próximo domingo 5 de octubre. El evento cultural tendrá lugar en el auditorio del Albergue Estudiantil “Felipe Carrillo Puerto”, sección varonil, en la ciudad de Chetumal a partir de las 10:00 horas. 

Así también la Espartaqueada Cultural que ha concentrado en Tecomatlán, Puebla, a miles de artistas nacidos del pueblo trabajador, provenientes de todo el país, presentan un enriquecido banquete artístico de danza, poesía, música, canto, teatro y baile.

Antorcha tiene presente que el pueblo es la matriz original de la producción del arte y la cultura; expresiones que en esta sociedad capitalista la producción cultural ha sido mercantilizada y limitada para el goce y disfrute de la burguesía; sin embargo, la organización social, desde su nacimiento hace 50 años. 

Seguiremos haciendo el esfuerzo de fomentar, inculcar y difundir la cultura y las bellas artes entre el pueblo y demostraremos a quienes siempre hacen de su oficio difamar a los antorchistas que no somos ni “delincuentes” ni “vividores” o “chantajistas”, como suelen expresar los de la clase en el poder, que somos la organización social que año con año realiza los mayores eventos culturales en el país con el único objetivo de educar y politizar al pueblo. El que tenga ojos para ver, que vea.

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