Lo primero que quisiera decir en estas líneas, es que la pobreza no se inventó cuando empezó a gobernar la 4T, pero sí son totalmente responsables de no hacer nada para detener su despunte. Tal parece que no hubiera poder humano que pueda contener la pobreza.
Morena prometió acabar con la pobreza y desigualdad, pero, desde que gobiernan el país, esa promesa aún no se materializa, aún no se cumple, por el contrario, se agudiza.
El diagnóstico económico y social de 2018 a 2024 que presentó el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), “persiste el aumento generalizado y sostenido de los precios de los bienes y servicios, lo que se traduce en la pérdida del poder adquisitivo del ingreso de la población, afectando directamente el ejercicio de sus derechos sociales y los indicadores de la pobreza en México”, es decir, el aumento de los precios de la canasta básica aumenta directamente a los bolsillos de los más pobres, esos que la 4T dijo proteger bajo el manto de “primero los pobres”, esos a los que en todas las mañaneras se lanzan elogios y fingen defender, pero en los hechos les dan la espalda dejándolos a su propia suerte.
Un informe de 2018 a 2022 muestra que el número de pobres pasó de 51 mil 900 a 55 mil 700 millones, y la pobreza extrema de 8 mil 700 a 10 mil 800 millones de mexicanos.
Siete de cada diez personas indígenas se encuentran en pobreza; 49.5 % de los discapacitados son pobres. A 40 % de los mexicanos no les alcanza para la canasta básica, mientras que en la zona rural la cifra ronda el 53 %.
Morena no sólo no sabe cómo contener la galopante pobreza, sino que, además, la acrecienta: rinde tributo entregando no el corazón como ofrenda, sino el estómago vacío de los pobres.
En nuestra mitad de la península, Baja California Sur, la situación es todavía salvaje. Más de la mitad de la población es reconocida como pobre. Miles de guerrerenses, oaxaqueños, chiapanecos, sinaloenses, entre otros, han escogido este estado para habitar, llegando engañados porque alguien les dijo que aquí “sí hay trabajo”, y con esa ilusión llegaron al lugar donde se acaba la tierra, Los Cabos, o al “Puerto de Ilusión”, La Paz, principalmente. Pero, una vez estando aquí, continúan sufriendo los estragos de la pobreza, a la que se suma una mentira más, las mentiras de sus gobernantes.
Morena prometió acabar con la pobreza y desigualdad, pero, desde que gobiernan el país y esa promesa aún no se materializa, aún no se cumple, por el contrario, se agudiza. Hoy, hay más pobres que hace seis años y los que ya era pobres han acrecentado su pobreza.
Cientos de cabeños y paceños viven en el completo olvido; eso sí, son tomados en cuenta en cada elección, les prometen vivienda, salud, buena educación, obras públicas, pero, ni los del pasado, ni los del presente les ha cumplido.
Cientos de pobres viven y mueren rentando; pasa gran parte de su vida enferma; sufren los estragos por no haber tenido una educación de calidad; sufren habitando verdaderas pocilgas, sin agua, sin luz y sin drenaje, volviéndose un infierno en la temporada de calor.
Se vuelve necesario que intervenga el gobernador, Víctor Manuel Castro Cosío, mismo que recibió nuestras peticiones desde 2021, cuando entregamos nuestro pliego petitorio.
En la audiencia donde nos recibió con mil 500 antorchistas de Los Cabos, se comprometió a recibirnos del 15 al 20 de enero y ya estamos a 25; esperamos que sea pronta la respuesta de su compromiso que, de no ser así, seguiremos en pie de lucha, sin quitar el dedo del renglón, hasta que la voz del pueblo sea escuchada.
El enemigo de Antorcha no son los gobernantes, es la pobreza y exigimos a las autoridades correspondientes que intervengan y solucionen las demandas del pueblo humilde y organizado.
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