MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

El pueblo organizado, esperanza de la humanidad

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Todos los días recibimos noticias sobre hechos que atentan contra el bienestar de la humanidad, contra la seguridad y supervivencia de quienes compartimos como casa común el planeta tierra; por ejemplo, el calentamiento global, sequias severas, escases de alimentos. 

Ante estos hechos, hay quienes asumen una posición catastrofista, presagian el cercano fin de la humanidad y consideran que solo hay que esperar resignados el momento de la destrucción y ponernos a rezar. En la posición contraria están quienes convencidos afirman que es posible encaminar a la humanidad a una etapa superior de su desarrollo y superar, con éxito, los males que la aquejan.

Decidirse por una u otra posición implica comprometerse a esperar con espíritu de mártir la destrucción del mundo o hacer todo lo necesario para que la humanidad se supere a sí misma. Para tomar la decisión correcta debemos reflexionar sobre lo que causa los graves problemas en la sociedad en el siglo XXI, en la que nos ha tocado vivir. 

Veamos algunos ejemplos. Según documenta la ONU, las emisiones de gases de efecto invernadero que cubren la Tierra y retienen el calor del sol, conducen al calentamiento global y al cambio climático. El mundo se está calentando más rápidamente que en cualquier otro momento de la historia registrada. 

La Organización Meteorológica Mundial predice que hay 20 por ciento de probabilidad de que el aumento de las temperaturas supere temporalmente los 1.5 grados a partir de 2024. Es necesario no perder de vista que las actividades más relevantes en la emisión de gases de efecto invernadero, se llevan a cabo en los procesos de transformación en la industria capitalista actual, tanto en el sector agrícola como pecuario, en la disposición de residuos sólidos y la explotación de los bosques. A los dueños de los grandes consorcios les interesa aumentar sus ganancias, aún a costa de dañar el medio ambiente.

En México, la CONAGUA ha declarado que los picos de la sequía observados en lo que va de 2022 son menores a los reportes históricos; aun así, para el 15 de mayo, el 81 por ciento del país tenía esta afectación. El caso extremo es la ciudad de Monterrey, la segunda más poblada de todo el país; con más de 5.3 millones de población. Con temperaturas que superan los 40 grados, sus habitantes tienen que arreglárselas para subsistir con solo seis horas al día de bombeo de agua potable, una restricción nunca antes vista e implementada por las autoridades para racionar lo que queda en sus represas. Las reservas están prácticamente secas, como la presa de Cerro Prieto o La Boca con menos del 5 por ciento.

Mientras tanto las empresas privadas, localizadas en este lugar del país, como las que producen refrescos de cola y cervezas, consumen 5.7 millones de litros de agua por hora, cantidad suficiente para dotar de 3 litros de agua 1.9 millones de personas. A los capitalistas dueños de esas industrias no les importa que la mayoría de población padezca sed, mientras sus ganancias no disminuyan.

En junio pasado, Antonio Guterres, advirtió que el mundo enfrenta una catástrofe debido a la creciente escasez de alimentos en todo el planeta, el secretario general de Naciones Unidas afirmó: “Existe un riesgo real de que en 2022 se declaren múltiples hambrunas”, dijo en un mensaje en video a las autoridades de docenas de países ricos y en desarrollo que participaban en una cumbre en Berlín. “Y 2023 podría ser incluso peor”.

Como todo representante del sistema capitalista, sus palabras esconden las verdaderas causas de la hambruna que pronostica, pero en ningún momento pone al descubierto las ansias de ganancia de las multinacionales que controlan el mercado mundial de alimentos. La Oxfam, en una campaña titulada Detrás de las Marcas, afirma que un puñado de empresas multinacionales controla una parte importante del mercado mundial de alimentos. Como resultado, tienen en sus manos una enorme influencia para determinar los precios y controlar la distribución de alimentos. Empresas como Nestle, PepsiCo, Unilever, Mondelez, Coca-Cola, Mars, Danone, Associated British Foods (ABF), General Mills y Kellogg's, seleccionadas por encabezar mundialmente el volumen de ventas de las firmas en el sector de alimentos. 

Por falta de espacio solo se mencionan tres ejemplos de los graves problemas mundiales, en los cuales es imposible dejar de observar su causa común, son resultado de la forma capitalistas de producción: los dueños de los medios de producción, no persiguen otros fines que acrecentar sus ganancias, a consta de la explotación de la mano de obra de sus obreros, de dilapidar los recursos naturales, sin importarle afectar el medio ambiente y poner en riesgo la existencia de la humanidad. El ansia de ganancia es el motor del sistema capitalistas, lo ha sido desde sus orígenes. 

El sistema capitalista lleva siglos existiendo, lleva siglos dominando a la sociedad, perfeccionado sus medios de control económico e ideológico; por eso, muchas personas deciden tomar la posición catastrofista, conformándose resignadamente a no hay más forma de organizar la producción que la forma capitalista, que el capitalismo es el fin de la humanidad y que lo más que podemos hacer es esperar la destrucción de nuestra casa común. 

Pero hay quienes están convencidos de que es posible que la sociedad se organice de una forma diferente, donde haya una distribución más equitativa de la riqueza producida por la clase trabajadora, donde se produzca para satisfacer las necesidades básicas de todos los seres humanos, donde haya pan y trabajo para todos. La esperanza de una sociedad superior al capitalismo, anima a miles de hombres y mujeres en México y en el mundo, a poner todo su empeño en lograrlo. Si al capitalismo le tomó siglos surgir y abarcar todo el planeta, la nueva sociedad, llámese socialismo u de otra forma, se tendrá que tomar su tiempo para surgir y desarrollarse, mientras tanto, podemos afirmar sin temor a equivocarnos que la humanidad tiene esperanza, y esa esperanza es el pueblo trabajador, educado y organizado.

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