México es un país rico; se encuentra entre los diez más ricos del mundo con 1.7 billones de dólares, y posee muchos recursos naturales.
Nuestros recursos minerales de la república mexicana son extremadamente ricos y variados, destacando la plata, carbón, hierro, oro, cobre, plomo, azufre, mercurio y zinc.
El país cuenta con miles de kilómetros de costa y ríos, pero todas esas riquezas no son para los pobres; se quedan concentradas en unas cuantas manos: en manos de los empresarios nacionales y otra parte para las transnacionales.
Esta administración que está a punto de terminar, fue para los ricos; a los pobres sólo en el discurso los mencionan, todas sus promesas no se cumplieron.
El presidente de México dijo que nuestro país es ya una potencia:
“El pronóstico es que México va a crecer mucho más que otros países; hay condiciones inmejorables; se está convirtiendo México en una potencia económica con dimensión social, y en eso coinciden empresarios”.
Pero, ¿si México produce tanta riqueza, a dónde va a parar? En todos los países capitalistas, desarrollados o subdesarrollados, la riqueza termina en manos de los ricos.
Por ejemplo, en este sexenio fueron sólo diez megamillonarios los que acapararon la riqueza: Carlos Slim, Germán Larrea, Ricardo Salinas Pliego, Alejandro Baillères, María Asunción Aramburuzabala, Antonio del Valle Ruiz, Rufino Vigil, Carlos Hank Rhon, Juan Domingo Beckmann y Fernando Chico Pardo.
En conjunto, todos ellos hicieron crecer en términos reales su capital un 58 % según Oxfam. Esta concentración arbitraria provocó que nuestro país tuviera más de cien millones de pobres.
No es posible que una sola persona concentre tanto capital.
En los últimos años, más de mil empresas públicas fueron privatizadas, al grado de que en 2020 ya sólo quedaban 66. Así es como, de esta manera, hacen crecer sus capitales.
Existe un contraste terrible: colonias divididas por bardas como cinturones, zonas lujosas y grandes cinturones de pobreza, azotadas por el hambre y el miedo, que se ha vuelto un gran negocio multimillonario que les ayuda además a obligarlos a hacer la voluntad de los poderosos.
Tenemos mucha riqueza, es cierto, pero toda ella, sin el trabajo del hombre, de nada sirve. El oro, sin el trabajo del minero, no se podría lucir en las manos de muchísimas personas.
De igual forma, los peces, sin el trabajo del pescador, no podrían llegar a muchos hogares como un riquísimo alimento. El agua, el gas y el petróleo, sin el trabajo del hombre, no se podrían aprovechar.
Pero el pueblo no tiene conciencia de eso, no sabe dónde radica su fuerza y es engañado diciéndole que esta explotación se debe a que es borracho, flojo, por falta de capacidad intelectual, enfermedades físicas, falta de cultura, falta de espíritu creador, porque derrocha lo que gana.
Toda esa letanía para negar que, sin el trabajo del hombre, esos recursos quedarían ahí y no podrían ser utilizados. Por eso es importante el trabajo del obrero y del campesino, porque si ellos abandonan su trabajo, nadie come.
Esta administración que está a punto de terminar, fue para los ricos; a los pobres sólo en el discurso los mencionan, todas sus promesas no se cumplieron.
No pudo cambiar el clima de inseguridad. Ahora México es un charco de sangre; la delincuencia se adueñó casi de todo. La Guardia Nacional no dio resultados y el Insabi, el mismo presidente acepta que fracasó.
Estamos a pocos días del final del sexenio. AMLO está entregando un país en crisis que está heredando problemas que la nueva administración tendrá que aceptar, no podrá ni quejarse. ¿A quién le echará la culpa?
Los seis años de la Cuarta Transformación le echaron la culpa a la corrupción y a los conservadores, dijeron que el país estaría en paz, pero cada vez estamos peor. La pobreza sigue siendo un reto, crece cada año.
A pesar de ser una economía que produce riqueza, más de la mitad de la población mexicana vive en pobreza. De acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), en 2018 el 48.8 % de la población mexicana (61.1 millones de personas) vivía en situación de pobreza; sin embargo, Julio Boltvinik señaló que estos datos están maquillados, que son 97 millones, o sea, el 83 % de la población mexicana.
El problema es el sistema neoliberal que concentra todo y la injusta distribución de la riqueza. Por lo que sostenemos que el problema principal no es la corrupción, como dice la 4T; es la pobreza que existe desde hace miles de años y que ahora, en vez de disminuir, seguirá creciendo, y los ricos serán más ricos con el segundo piso de la 4T.
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