Quiero hacer uso de este espacio para referirme a la columna del empresario Javier Vázquez Coria, que este martes publica un medio de comunicación en Hidalgo. En ésta, sostiene que organizaciones como Antorcha Campesina "tienen secuestrada a la ciudadanía a la que ´defienden´ con sus marchas, plantones y falsas promesas de cambio"; y añade que "no hay diálogo ni cabildeo, simplemente hacen fast track hacia la opresión ciudadana y ponen en jaque a las ciudades con sus muestras de intolerancia".
Debo añadir que no tengo el gusto de conocer al empresario y por lo que dejan ver las afiladas y biliosas líneas de su texto, él tampoco conoce el proyecto del Movimiento Antorchista, que reúne en sus filas a campesinos, colonos, amas de casa, obreros, estudiantes, artistas y maestros; y no, ninguno de ellos pertenece a la clase económica empresarial, de la que él sí forma parte. Todos ellos conocen la miseria y el hambre, resultado de un sistema político feroz que permite acumular la riqueza en unas cuantas manos, aunque para generarla, millones de mexicanos hayan tenido que dejar la vida en la tarea.
En su escrito, Vázquez Coria advierte que no apoya al gobierno estatal ni tiene vínculo con ningún partido político, pero sí hace declaraciones, desde mi punto de vista, delicadas que buscan no sólo eliminar el derecho a la libre manifestación, sino que trata de persuadir a la opinión pública a condenar uno de los caminos; y subrayo, legales, que posee todo mexicano. La intención del Movimiento Antorchista no es salir a las calles a "desquiciarlas"; cuando marchamos, es porque hemos agotado todos los recursos a nuestro alcance: antesalas, reuniones y comisiones, para buscar solución a las necesidades de la población más empobrecida.
Mi propósito no es defender todos los temas que aborda en su columna, pero sí invitarlo a que investigue sobre la lucha diaria de Antorcha, para que sus textos se apeguen a la verdad y no dé pauta a que se confundan con intereses políticos o de algún gobernante en turno, pues antes de hacer cualquier aseveración, se deben tener pruebas contundentes. Antorcha no es el brazo armado de nadie, ¿de dónde saca tal afirmación?, ¿de algunos medios de comunicación amañados y que sirven a los intereses de algún alto funcionario? Pues sus líneas no sólo ofenden a los líderes antorchistas, sino a más de 100 mil familias hidalguenses y a más de 2 millones de mexicanos organizados en el Movimiento Antorchista, y que lamentablemente, en muchas ocasiones, han pagado con su vida el anhelo de una patria más equitativa para todos.
El empresario debería preocuparse por conocer las casusas que motivan las marchas y movilizaciones, por lo que uso este medio como conducto para invitarlo a conocer las comunidades de nuestro estado y la realidad que padece el 80 por ciento de los hidalguenses´, que no tiene los medios ni el privilegio de ser escuchados; que hable con la gente para saber si de verdad son acarreados o "sanguijuelas del sistema" como ofensivamente les llama. Es preciso señalar que no vivimos de éste, lo que exigimos es que al pueblo se le regrese en obras y acciones que reviertan su realidad, la riqueza que genera diariamente.
Antorcha surgió hace 44 años y no con una "falsa promesa de un cambio"; no pertenece a la "izquierda" rampante que Vázquez Coria alude, una prueba más de que el señor habla por encargo y no porque sea una gente seria, apegada científicamente a la verdad y que lo que escribe sea precisamente producto de una investigación seria e imparcial. Estamos trabajando y en miles de comunidades hemos logrado transformar el panorama de miseria, logramos tocar la vida de miles familias acercándoles apoyos para que mejoren sus precarias viviendas, servicios de agua potable, drenaje, electricidad, escuelas y hospitales. Antorcha es una realidad y si la gente diariamente sigue sumándose a nuestras filas es porque no encuentra otra alternativa para remediar los males que este rapaz sistema económico en el que vivimos, trae consigo.
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