MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

El panorama nacional en vísperas de la elección del 6 de junio

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A medida que transcurre la campaña electoral rumbo al 6 de junio, al igual que en los procesos electorales anteriores, varios columnistas a través de sus colaboraciones basados en datos de casas encuestadoras nos informan con bastante claridad el panorama en víspera de esta contienda. Advierten que hay temores electorales en Palacio Nacional, aseguran que ni el presidente Andrés Manuel López Obrador ni sus principales operadores políticos están viendo el horizonte tan claro. 

De acuerdo con encuestas de estudios y opinión, publicadas en medios de comunicación de circulación nacional, el inicio de las campañas electorales en el país trajo un cambio en el estado de ánimo del electorado, ya que hace algunas semanas se proyectaba que Morena ganaría carro completo, pero hoy se prevé una elección competida. Las Encuestadoras consideran que la elección de 2021 reviste especial importancia en el proceso local y en ese terreno Morena no está tan fuertemente posicionado en sus gobiernos, tanto municipales como estatales. El partido en el poder va a tener un fuerte embate porque están muy mal evaluados los alcaldes morenistas y en algunos gobiernos estatales la ciudadanía está enojada y ahí el presidente no va a poder jugar fácilmente a su favor. 

Consulta Mitofsky reconoció que el presidente tiene una aceptación alta, superior al 60%, pero eso no necesariamente se verá reflejado en las urnas a favor de Morena. Es por ello por lo que los analistas aseguran que los problemas y preocupaciones presidenciales no cejan ya que, los riesgos de descalabros electorales se elevaron. Todos sabemos que para AMLO las elecciones son determinantes para afianzar su Cuarta Transformación. En este sentido coincido con quienes aseveran que no es casual que hoy como nunca el Instituto Nacional Electoral (INE), el árbitro electoral, esté siendo atacado, amenazado y desacreditado por los morenistas.  Asimismo, a pesar de que López Obrador llamó a los gobernadores a firmar un pacto para garantizar la libertad de los comicios y a no entrometerse, pero el que no respeta ni se ve que vaya a respetar la veda electoral es él. 

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Pero sobre todo, son los graves problemas del país que sufren un agravamiento progresivo en víspera de la elección del 6 de junio, a los que la retórica optimista del discurso oficial que sostiene exactamente lo contrario, no hace más que poner de relieve esa gravedad, para entender los rumores sobre la alarma en Palacio Nacional por el temor a perder la mayoría calificada en el Congreso de la Unión, y con ella, el poder absoluto del Presidente para llevar a cabo sin obstáculos su “Cuarta Transformación”. Ese temor se debe al creciente descontento nacional por el desastre económico, social y político. Una buena parte del padrón electoral ve en el voto de castigo a Morena una necesidad urgente para iniciar de inmediato una enérgica corrección de todas las arbitrariedades e improvisaciones del Gobierno de López Obrador. Veamos a grandes rasgos el panorama nacional en víspera de la elección del 6 de junio.

Para empezar no hay crecimiento económico porque no hay suficiente inversión por la fuga de capitales que se calcula en más de 9,000 millones de dólares y la inversión pública tampoco impulsa el crecimiento. Para que la economía de México crezca al menos en un 3%, se requiere de una inversión pública y privada de 25 a 27% del PIB, pero la inversión física del sector público en proporción del PIB ha venido en declive desde el 2019, lo que trae consigo más desempleo y pobreza, y una caída en la recaudación fiscal que incapacita al Gobierno para atender las necesidades básicas de la población, como la salud, la educación, la dotación de servicios, obras de urbanización y cuidado del medio ambiente, etc. La consecuencia social es el incremento de la desigualdad, de la pobreza y de la polarización social. Ésta es la situación actual del país en materia económica. 

Pero no es el único problema que nos aqueja. No es necesario abundar sobre el mal estado del sistema de salud pública; pero sí debe hablarse de las trágicas cantidades de contagios y muertes motivados por la pandemia de Covid-19, que tienen asombrado al mundo entero, que no son responsabilidad exclusiva de la velocidad de contagio y letalidad del virus, sino, de la artera política de inmunidad de rebaño que el gobierno del presidente López Obrador adoptó y aplicó, en complicidad con el doctor López-Gatell, a espaldas del pueblo y desde el inicio mismo de la pandemia. El resultado del manejo engañoso de la pandemia, son los millones de contagios y los cientos de miles de muertes que hoy lamentamos y que abonan la irritación social. Lo mismo ocurre con la educación. Nadie revisa, remodela y sanitiza edificios escolares que llevan más de un año cerrados; nadie responde de que existan las condiciones sanitarias más elementales para el regreso seguro de más de 17 millones de estudiantes. 

El Presidente y sus más cercanos seguidores saben bien que una derrota relativa en la próxima elección sería el principio del fin de su aventura revolucionaria, y quieren evitarla a como dé lugar; quieren imponer su triunfo por las buenas o por las malas, mediante la manipulación de la ley o con el uso de la fuerza. Así se explica el atropello a la Constitución, la ampliación del periodo como presidente de la Suprema Corte de Justicia del ministro Arturo Zaldívar, de 4 a 6 años, para cubrir todo el sexenio de López Obrador. La cosa es tan grave que ha levantado una verdadera tempestad de condenas y críticas en los medios, con una unanimidad que hace mucho no se veía.

Al parecer, el estado mayor de la “Cuarta Transformación” ya decidió jugarse el todo por el todo antes de las elecciones y precisamente para imponer su triunfo en esas elecciones. El líder de Morena en la Cámara de Diputados anunció la decisión de su bancada de someter a juicio político a varios consejeros del INE, de tal manera que si la protesta pública no es suficientemente fuerte para hacerse oír en Palacio Nacional, el INE será descabezado y remodelado al gusto de la Cuarta Transformación, y este sí será un verdadero golpe de Estado, porque Morena impondría por la fuerza a toda la nación su ideología y su proyecto político. 

La democracia mexicana está en riesgo de quedar muerta y enterrada. Una arbitrariedad de ese tamaño sería una peligrosa aventura revolucionaria y política que cierra al pueblo la vía democrática para ejercer su soberanía y no le dejaría más opción que reclamar y ejercer su derecho a la desobediencia y a la rebelión contra un poder ilegítimo y opresor. Nadie debería echarse a cuestas una responsabilidad de tal alcance. Está en nuestras manos impedirla. ¡Votemos masivamente contra Morena!

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