México está sufriendo y se está desangrando. Estamos viviendo una de las peores etapas en toda la historia del país y los perjudicados somos los más pobres, los más desprotegidos. Si hablamos de temas económicos sabremos que no vamos por buen camino.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), hasta abril del año en curso la tasa de informalidad laboral ha llegado hasta el 54.70 por ciento de la población, y aunque es cierto que la inflación económica ha disminuido hasta el 7.39 por ciento al cierre del mes de mayo (El País, 8 de junio), es evidente que a la gente no le alcanza el dinero para solventar los gastos necesarios para tener acceso a lo más indispensable de la canasta básica alimentaria, pues “7 de cada 10 trabajadores que laboran más de 40 horas a la semana ganan menos de dos salarios mínimos”, según datos del Centro Mexicano de Estudios Económicos y Sociales (CEMEES). Entonces, “el súper peso” mexicano se queda débil frente a la realidad que nos oculta el presidente Andrés Manuel López Obrador con su demagógico discurso.
Si abarcamos el tema de seguridad pública, hay que admitir que la política de “abrazos, no balazos”, implementada por el presidente Andrés Manuel López Obrador, ha fracasado rotundamente, o, mejor dicho, ha beneficiado al crimen organizado y ha perjudicado a los ciudadanos.
Por ejemplo, datos de la última Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU), realizada por el Inegi, aseguran que “a nivel nacional, en marzo de 2023, 62.1 por ciento de la población de 18 años y más consideró inseguro vivir en su ciudad”, también menciona que “las ciudades con mayor porcentaje de población de 18 años y más que se siente insegura fueron: Fresnillo (96 por ciento), Zacatecas (94.3 por ciento), Naucalpan de Juárez (88 por ciento), Ciudad Obregón (86.4 por ciento), Uruapan (86.2 por ciento) y Colima (85.7 por ciento)”, además agrega que en la expectativa social sobre la seguridad pública “en marzo de 2023, 34.7 por ciento de la población de 18 años y más, que reside en las ciudades de interés, consideró que, en los próximos 12 meses, la situación de la delincuencia e inseguridad en su ciudad seguirá igual de mal”.
¡Así de mal las cosas! Y no hay que olvidar que el número de homicidios en México en lo que va del sexenio morenista ya alcanzó la cifra de 157,301 muertes (TResearch al 15 de junio). ¿Para quién son los abrazos y para quién son los balazos?
Y qué decir de la pobreza que afecta a todo el país. Los últimos datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) indican que 19.5 millones de niños son los que más sufren a causa de la pobreza en México, el Inegi informó que el número de pobres en México durante 2020 fue de 55 millones 654 mil habitantes y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) estimó que 2022 iba a finalizar con un total de 58.1 millones de pobres, pero la investigadora Aracely Damián declaró que en realidad las cifras de la pobreza en México ya superaban los 90 millones durante el 2018 (dw.com, “Las pobres cifras de la pobreza en México”, 10 de agosto de 2022).
n resumen, la pobreza ha aumentado de manera alarmante durante este gobierno autodenominado de la Cuarta Transformación o de “La esperanza de México”. ¿Y los programas del bienestar? ¡Pues no han funcionado correctamente! Se sabe del millonario presupuesto que tienen los programas para el bienestar: 598 mil millones de pesos autorizados para gastar durante 2023, y de acuerdo con el portal de internet programasparaelbienestar.gob.mx en lo que va del año se han invertido más de 276 millones de pesos. Aún con todo esto, la pobreza en México sigue aumentando.
Que nadie lo niegue, Andrés Manuel López Obrador ha preferido desproteger a sus gobernados y darle prioridad a sus mega obras que supuestamente van a hacer de nuestro país una potencia mundial. Ahí está el Aeropuerto Felipe Ángeles, que no ha resultado ser lo que prometió AMLO, al contrario, se ha convertido en tianguis, en área de espectáculos de lucha libre, es decir, no es el aeropuerto de primer nivel por el que sepultaron al NAICM de Texcoco.
Se nos ha dicho que la Refinería Olmeca de Dos Bocas, Tabasco, le dará un impulso a la soberanía nacional, pues según palabras del propio López Obrador: “Este año empezamos ya a producir como en julio la primera etapa, en noviembre en diciembre, todo; 340 mil barriles vamos a procesar”. ¡Amén! Y el Tren Maya es una imposición que está destruyendo parte importante de la Selva Maya, y ya ni hablemos de que AMLO haya pasado la ley por el arco del triunfo a pesar de las distintas sentencias de cancelación del tramo 5.
Y eso no es todo. Lo mencionado no es preocupación para los políticos morenistas, a López Obrador no le importa si la gente no tiene trabajo para llevar comida a su hogar, no le importa la mala calidad del sistema de salud pública ni la mala calidad de la educación que en este caso son los resultados de sus políticas y de sus pésimos funcionarios encargados de esas instituciones; al contrario, le causa rabia que en sus conferencias mañaneras los reporteros le cuestionen sobre el narcotráfico, la violencia y la inseguridad que se vive todos los días en el país.
A López Obrador le causa risa y se burla si le dan datos acerca de las muertes y homicidios, pues él tiene “otros datos”. Lo que verdaderamente le importa al presidente es elegir correctamente a quién será su sucesor.
Ya es oficial, ya no hay tapujos, ya conocemos a todos los políticos morenistas y allegados que van a pelear, literalmente, la elección interna para candidato a la elección presidencial del 2024. Claudia Sheimbaun, Adán Augusto López y Marcelo Ebrard ya realizaron las renuncias a sus respectivos cargos políticos, pero no son los únicos que quieren el visto bueno de López Obrador, pues Ricardo Monreal, Gerardo Fernández Noroña y Manuel Velasco también se han apuntado para dicho proceso de elección.
Todos ellos tienen derecho de participar en esa contienda, eso no es lo malo. Lo cuestionable, la gran incógnita en todo esto es: ¿La ley no los va a castigar por hacer campaña antes del tiempo establecido? ¿Es verdad que ha sido el pueblo bueno quien ha realizado pintas en todo el país con los nombres de Adán, de Marcelo y de Claudia? ¿En verdad a estos políticos les importa la situación actual que está viviendo el pueblo mexicano? ¿Cómo se atreven a participar para ser elegidos como candidatos para la presidencia de México si sus resultados han decepcionado a más de la mitad de la población mexicana? ¡No tienen un gramo de vergüenza!
Los mexicanos conscientes debemos recordar todas las tragedias que han sucedido alrededor de la figura de cada una de las corcholatas que quieren ser presidente, sea hombre o sea mujer, lo importante aquí es que tenemos que reflexionar sobre qué es lo que queremos para nuestro país, hacia dónde lo vamos a llevar, qué futuro queremos construir para las presentes y próximas generaciones. ¿Queremos otros seis años donde el combate a la corrupción sea un disfraz acorde al presidente? ¿Queremos un México donde Morena respete al crimen organizado mientras maltrata al pueblo? ¿Queremos que siga aumentando la pobreza, el desempleo, la inseguridad, la violencia, los asesinatos? ¿Queremos un México con atraso educativo y con un sistema de salud pública agonizante? ¿En verdad seremos engañados nuevamente por una falsa “Cuarta Transformación”?
En nuestras manos está el futuro de México, no cometamos el mismo error, recuerden que el pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla.
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