**Despensas, es lo que la gente quiere, es lo que hace falta ahora, porque dice Juana Cristina con temor e incertidumbre- "no sabemos cuánto tiempo más vamos a estar aquí encerrados".
Chihuahua, Chih. Estas mukiras, o mujeres de la etnia rarámuri, son hermanas: Cristina y Marcelina Bustillos Morales son habitantes de la colonia Granjas La Soledad, donde no tienen el servicio de drenaje, ni pavimentación; el agua les llega a través de pipas, porque en algunas calles no existe la red de conducción, y en otras, aunque tienen instalada la tubería, tampoco les llega el agua potable a los domicilios, porque simplemente el gobierno no los ha conectado a la red.Ah, pero, ¿qué tal los recibos con el cobro? Esos sí les llegan religiosamente cada mes, el absurdo del cobro por un servicio inexistente.
Es en estas condiciones en que viven y se guardan en sus domicilios para prevenir el contagio de la infección por el Coronavirus Covid-19, los colonos de La Soledad.
¿Cómo les está yendo? Marcelina inicia su testimonio en lengua rarámuri, dando su nombre y diciendo que vive en la colonia La Soledad; ella pide que el Gobierno otorgue los apoyos que necesita la gente humilde, sobre todo despensas, indispensables para que las familias tengan qué comer en estas condiciones.
Juana Cristina Bustillos, por su parte, es trabajadora doméstica y ya hace un mes que la mandaron a resguardarse en su casa, "pero no estoy ganando completo, y hay muchas personas que tampoco están trabajando, a algunas no les pagan, unas trabajan tres días nomás y pues no les alcanza con lo que están ganando".
Si cuando trabajábamos completo no nos alcanzaba, y ahora pos menos, agrega.
Encima, los recibos por servicios: "Y aquí en la casa llegó la luz, me llegó de 900 pesos, y no completo, porque ahorita muy apenas me alcanza para la comida, y eso muy poca".Y luego, me dio mucha tristeza cuando tuve que contratar internet para que mi hijo pudiera estar mandando trabajos a la escuela, y es un gasto más, que no nos podemos costear."También la educación es muy importante y por eso hacemos esos sacrificios".
Juana Cristina pide al gobierno que les mande apoyos para comer, para sus paisanos que se las están viendo muy duras ahora con las restricciones que se impusieron a los centros de trabajo cuyos rubros no son prioritarios ni indispensables.Pide por "mis hermanas paisanas", las mukiras quienes, en las condiciones en que vive la etnia en las ciudades, son el soporte y el pilar de las familias.
Despensas, es lo que la gente quiere, es lo que hace falta ahora, porque dice con incertidumbre- "no sabemos cuánto tiempo más vamos a estar aquí encerradas".Ella, quien vive con sus dos hijos, ve con temor el futuro inmediato; el otro día, pone el ejemplo de lo que es la escasez, vinieron a darles unas despensas que había gestionado su organización, el Movimiento Antorchista, pero esa despensa les duró sólo cuatro días."Nosotros somos tres, y no nos dura, imagínese los demás", dijo, refiriéndose a familias de su propia etnia, que viven hasta ocho o nueve personas en una misma casa.
Por eso, y por nada más que eso, estas personas, estas colonias se atreven a pedirle al gobierno que las auxilie.
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