MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

El desempleo en Hidalgo

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El anterior gobernador, de cuyo nombre no quiero acordarme, sí ese que nunca hizo nada a favor del pueblo trabajador y que gobernó para una pequeña camarilla de vividores de la política, se ufanaba de estar abatiendo el desempleo y con éste, la pobreza en el estado. Nada más falso.

Para hacer creíbles sus mentiras, manipulaba a su conveniencia cifras estadísticas del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), como por ejemplo, afirmar que en todo el estado, en marzo del año pasado, únicamente había alrededor de 20 mil desempleados y un millón 342 mil trabajando, atribuyéndole como un triunfo de su gobierno, evitando decir que el Inegi no incluyó como desempleados a cerca de 200 mil personas que no trabajaban porque con la pandemia se habían cerrado negocios y acabando la pandemia de covid-19 se reabrirían y regresarían a su anterior trabajo, de tal manera que, fuera de manipulaciones engañosas, la cifra de gente sin trabajo se eleva en más de diez veces, pues sumarían más de 200 mil desempleados. También, ocultó el hecho de que más de 90 mil personas trabajaban menos de 15 horas a la semana, digamos un máximo de dos horas diarias, ¿con un trabajo así podría alguien alimentar bien a su familia?

Además, en todo el estado sólo había 363 mil trabajos formales, la mayor parte trabajadores de los diferentes niveles de gobierno, burócratas, profesores, empleados; mientras la gran mayoría de hidalguenses se colocaba en trabajos informales, 978 mil, mucho más del doble que los formales. Para hacernos claridad de lo que esto significa, diremos brevemente que se considera un empleo formal el que ofrece seguridad social y todos los derechos y prestaciones laborales que la ley establece, aunque no siempre con salarios que permitan llevar una vida digna. En cambio, los trabajadores informales no tienen nada de eso, generalmente viven al día y son desde el payasito que hace malabares en los semáforos, limpia parabrisas, hasta vendedores de todo en la calle: pepitas de calabaza, dulces, chicles, tamales, tianguistas, etcétera, etcétera.

A la mayoría de los trabajos formales la Organización Internacional del Trabajo (OIT) los considera trabajos decentes, no así a los informales, que están considerados como indecentes, indignos e indecorosos, pues no brindan los ingresos necesarios para una vida digna. Y de tal hazaña se ufanaba el anterior gobierno

Y,  si a tal ignominia, le añadimos los miles de hidalguenses que, año tras año, dejan su tierra y a su familia en busca de una mejor vida, debido a que aquí no hay trabajos decentes, emigrando a Nuevo León, Tamaulipas y Estados Unidos (EE. UU.), entenderemos que lo peor, lo más indigno e indecente es el gobierno que sólo busca intereses particulares a costa del sufrimiento de los trabajadores.

Pero, el desempleo o la falta de un trabajo decente no es la única calamidad que hasta el momento nos acosa: junto con la pandemia han crecido la inflación, el precio de nuestros alimentos, de manera que, cada vez alcanza para menos; cada vez estamos peor, y ante cualquier enfermedad nos vemos en la disyuntiva de curarnos o alimentarnos. Si le añadimos las miles de familias hidalguenses que no tienen una vivienda digna, que carecen de servicios elementales como agua, drenaje, luz, pisos firmes, techos seguros, o que no pueden dar educación, cultura y deporte a sus hijos, veremos un panorama cada vez más desolador.

Ahora, con el reciente estreno de la administración estatal, los hidalguenses esperan que el erario público se utilice para empezar a resolver las ingentes necesidades de los humildes de nuestro estado. Sin embargo, no solo podemos esperar de brazos cruzados. Debemos estar seguros de que la mejor manera de hacerle frente a la realidad por venir es organizándonos cada vez mejor, solidarizándonos entre nosotros, apoyándonos unos a otros, de tal forma que si continúa la discriminación y el menosprecio de nuestras justas demandas, como pueblo organizado y en lucha logremos atención y soluciones.

Lo mismo será si el gobierno decide apoyar en la solución de las carencias populares, organizados será la mejor manera de apoyarlo en esa tarea y seguramente los frutos cosechados serán más y mejores; ojalá que este sea el camino que se decida transitar, si tal fuera, contaría con el apoyo y el reconocimiento del pueblo trabajador hidalguense. 

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