Hay historias que por distintos caminos pasan de generación en generación, desde relatos familiares hasta sucesos históricos; casi siempre son nuestros padres y maestros quienes normalmente nos las narran; yo he tenido la dicha de cruzarme en el camino con muchas más personas que han ayudado a mi formación, y sus anécdotas e historias me han dado, casi siempre, rumbo y perspectiva; han enriquecido mi vida y me han dado optimismo y confianza en el porvenir.
Esta semana, amable lector, escribiré de una forma diferente.Hoy quiero ofrecer mi modesto pero fiel testimonio para ayudar a algunos, auténticamente confundidos, a entender la posición de la organización a la que pertenezco, el Movimiento Antorchista, respecto a las nuevas agresiones que la Unidad de Inteligencia Financiera ha emprendido contra nosotros, en especial sobre el doctor en economía Brasil Acosta Peña, ahora diputado federal, pero que el principal cargo que ha desempeñado durante toda su vida ha sido el de luchador social, un antorchista abnegado que ha dedicado su tiempo a la causa de todas las familias humildes mexicanas.
Empezaré diciendo que yo crecí en Tecomatlán, Puebla, y he tenido la fortuna de seguir por años y conocer las referencias del gran avance de este pueblito de la Baja Mixteca poblana.Cuando aún era una niña, lo que hoy es una majestuosa unidad deportiva que ha visto pasar a miles de deportistas de todo el país en eventos nacionales, era entonces una pequeña pista de tierra; ahí tuve mis primeras competencias en las Espartaqueadas Deportivas; y lo que es hoy un majestuoso auditorio cuyas paredes guardan ya recuerdos de miles de bailes, canciones, poesía y oratoria, fue uno de los primeros escenarios que me vieron danzar.
La secundaria técnica número 16, donde cursé mis estudios de ese nivel, ha albergado a miles y miles de estudiantes de los pueblos más humildes de Guerrero, Oaxaca, Puebla y hasta Chiapas, pero esta escuela tiene una historia más allá.Una de las anécdotas con las que crecí fue la fundación de esta institución, pues hace años, quizá 40, un grupo de campesinos de este municipio, encabezados por el Maestro Aquiles Córdova Morán, emprendieron arduas gestiones para lograr que cientos de jóvenes tuvieran la oportunidad de continuar con sus estudios, algo que personalmente yo agradezco de todo corazón.
Nunca podré olvidar todas las historias que mis padres y algunos otros compañeros me contaban sobre el primer gran negocio de nuestra organización: la gasera "El Paraíso", misma que se logró construir con las cooperaciones que los pocos militantes en aquel entonces de esta organización aportaron; fueron, dicen mis hermanos mayores, meses enteros de colecta pública (actividad que hasta la fecha seguimos realizando), gracias a la cual pudo ponerse en marcha ese primer negocio; conozco las fotos de archivo que muestran el proceso paulatino de su construcción y equipamiento.
Ahora, es cierto, el antorchismo nacional ha logrado, con el derecho que cualquier mexicano tiene, la construcción y edificación de varios negocios que nos han ayudado a sostener no sólo nuestra lucha, sino la calidad de vida de nuestros activistas que han enfermado y que gracias a la organización han sido curados, incluso con operaciones muy riesgosas.Muchos de nuestros eventos, conocidos, estoy segura, por millones de mexicanos, implican también fuertes erogaciones, desde los ornatos que ponemos, el traslado de los artistas, de nuestros mismos compañeros, la renta de mobiliario, etc., y esos gastos también son sufragados fundamentalmente gracias a nuestros negocios.
El espacio no me permite seguir narrando tantos recuerdos que la vida y mis compañeros me han dejado; pero quiero invitar a mis escasos lectores que no son antorchistas, si de casualidad los tengo, a que se acerquen a nosotros, que conozcan realmente cómo trabajamos, que vean lo que hemos logrado en muchos municipios y colonias de México, de costa a costa y de frontera a frontera, siempre olvidados por los gobiernos de diferentes partidos que han ocupado la silla del poder.Los antorchistas estamos en nuestro derecho de poner nuestros modestos esfuerzos en impulsar los negocios necesarios para impulsar la lucha y la defensa del pueblo pobre de México; y no permitiremos bajo ningún pretexto que las instancias del poder, manipuladas por el odio y la venganza tuerzan la ley para destruir nuestra labor constructiva que tanto esfuerzo y sudor nos ha costado.Que conste.
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