"La geología imponía otras limitaciones. Era imposible labrar una tierra que en ninguna parte tenía más de unos cuantos centímetros de profundidad, y así no se podía sembrar trigo ni otras plantas que requieren tierra bien cultivada...Siendo el suelo delgado, pronto se agotaba, y cada tercer año se veía el labrador en la obligación de buscar terrenos nuevos..." así describe Nelson Reed, la condición del suelo para la cosecha en su libro de la Guerra de Castas en Yucatán.
Yucatán es conocido por tener un suelo rocoso de caliza o laja, como le dicen los yucatecos, que en parte permite que el estado no se sientan los temblores. Sobre esta se posan unos centímetros de tierra que apenas sirven para cosechar, a esto se le agrega que, en épocas de lluvia, a pesar de que caen precipitaciones anuales, esta se filtra a través de la caliza, pues la tierra no logra retenerla por mucho tiempo, y a través de drenajes subterráneos se concentra, a veces en cuevas formando cenotes o en cavernas.
A esto se tuvieron que acondicionar los campesinos mayas desde hace varios años para cosechar, con un método que se hubo que limitar a sembrar por la superficie, donde está la tierra, antes de topar con la roca. Eso sí, siguiendo un modelo ecológico, llamado roza, tumba y quema, que consiste en usar un pedazo de tierra para cosechar durante unos dos o tres años, y mudarse a otro para dejar descansar el anterior y que éste recupere sus propiedades.
El pequeño productor del campo cosecha únicamente para consumo propio, la siembra que saca en una cosecha que sirve en parte para alimentar a su familia y otra para la venta, de la cual apenas y sale poco, que lleva a vender al mercado; pues las grandes cosechas son de los grandes latifundistas que cuentan con extensiones de tierra y que pueden vender en los mercados más grandes con los que tienen convenio.
Ahora los campesinos, no solo de Yucatán, se enfrentan a nuevos retos: el cambio climático, épocas cada vez más largas de calor, incertidumbre en las fechas de lluvia, que van creando cada vez condiciones menos óptimas para la cosecha, y que para colmo aumentan año con año.
Un informe de la OXFAM llamado "Extrema desigualdad de carbono" reveló que tan solo el 10% de los empresarios más ricos producen el 50% del impacto ambiental, o sea las emisiones de combustibles fósiles que dañan el clima en la Tierra y que se traduce en un mayor impacto devastador para la naturaleza.
Qué culpa tiene el pequeño productor del campo de la avaricia de este 10% de empresarios que continúan enriqueciéndose, y del cual, sin embargo, también se vuelve víctima, pues el impacto se refleja a nivel global.
Sin embargo, tal parece que al gobierno de Yucatán pasa por alto estos problemas o los ignora, pues en recientes fechas ha ignorado a cientos de campesinos que han solicitado se les apoye con los programas de equipo e insumos agrícolas a mitad de precio.
Los campesinos, organizados en el Movimiento Antorchista de Yucatán, han acudido en múltiples ocasiones ante la Secretaría de Desarrollo Rural (SEDER) para solicitar que se les permita adquirir insumos y equipo agrícola a mitad de precio. En un principio la respuesta de los funcionarios fue "lo vamos a revisar", sin embargo, luego de largos meses de espera y de improductivas reuniones, la respuesta es "no hay recursos", desconociendo así a cientos de pequeños productores humildes del campo que han depositado su confianza en un gobierno que se supone, vela por la ciudadanía, y condenándolos a abandonar su tierra, su hogar, para buscar otras formas de vida, a sabiendas de que la vida en la ciudad enfrenta también las dificultades de la pobreza.
Ante las nuevas condiciones en el campo, unos pocos empresarios con grandes extensiones de tierra y de recursos de capital se dan el lujo de contar con el beneficio de los programas de gobierno y producir con tecnología de avanzada, invirtiendo en grandes proyectos de riego, mejor maquinaria e insumos agrícolas, y del otro lado, los pequeños productores del campo que apenas les alcanza su cosecha para el autoconsumo, se quedan rezagados esperando que el gobierno los apoye. Ese es uno de los retos de las dependencias y los gobiernos que están al frente de los estados, velar por todos y cada uno de los ciudadanos que mueven este país.
Por lo mientras, la única organización de los pobres, el Movimiento Antorchista Nacional seguirá insistiendo a las autoridades, exigiéndoles que respeten los derechos de todos los mexicanos consagrados en la Constitución mexicana, para garantizar buenos empleos y salarios remuneradores, es decir, mejores condiciones de vida para el pequeño productor del campo, el obrero en la fábrica, a los maestros, los estudiantes, etc., y no descansaremos hasta lograrlo.
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