MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

El 6 de Junio en Chilpancingo

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Cada día 6 de junio, desde hace más de 40 años, los antorchistas de todo el país nos reunimos en el Panteón municipal de Tecomatlán en el estado de Puebla para rendir homenaje a la lucha y a la fidelidad hasta la muerte que demostraron cientos de compañeros que se nos adelantaron en el camino del que ya nadie regresa. Mientras viva un antorchista en el mundo, uno solo, vivirán nuestros héroes. Vamos al panteón, les pasamos lista de presente a todos y todos contestamos “¡presente!” tres veces. Dejamos miles de ofrendas, desde tan pequeñas como una flor, hasta coronas que llevan los comités estatales de todo el país y la Dirección Nacional y nos trasladamos a dedicarles un grandioso programa artístico preparado por nuestros Grupos Nacionales. Antes, íbamos al Auditorio “Clara Córdova Morán”, una de las entrañables e inolvidables mártires antorchistas, ahora, desde hace algunos años, ya no, porque ya no cabemos en ese espacio, ahora nos reunimos en la inmensa Plaza de Toros “La Antorcha” y ya tampoco cabemos por lo que muchos compañeros acompañan de pie el homenaje o tienen que escucharlo desde afuera, pero nadie se quiere retirar.

Siempre los hemos recordado a todos, porque todos ellos construyeron a la organización de los pobres de México que hoy los representa, defiende y lucha por el poder político del país. Nos construyeron a nosotros. Pero, la verdad sea dicha, siempre hemos tenido especialmente presentes a los compañeros y compañeras que murieron asesinados por los enemigos de la organización popular. A todos, siempre los han matado por antorchistas. Nunca, a ninguno, por alguna venganza, por algún mal que le haya hecho a alguien, nunca. Las matanzas de antorchistas comenzaron en Tecomatlán y en Huitzilan de Serdán cuando los campesinos empezaron a organizarse, no para arrebatar nada a nadie, ni siquiera tierras y dinero mal habido, que había (y hay) muchas y mucho, sino simplemente para gestionar ante la autoridad para que introdujera en las poblaciones servicios públicos elementales. Pero los cacicazgos, intolerantes, altaneros y asesinos, nada querían permitir.

Este 6 de Junio, por primera vez en la historia del Movimiento Antorchista, no fuimos a Tecomatlán, cuna de la organización, en donde reposan para toda la eternidad algunos -muchos, si tomamos en cuenta el dolor que nos causa su ausencia- de nuestros queridos muertos. Esta vez, varios miles de nosotros -siete mil, contó alguna prensa- nos concentramos en la ciudad de Chilpancingo, Guerrero a recordar y a homenajear a nuestros muertos. Fuimos allá, especialmente, a prometer convencidos que nunca olvidaremos a nuestros mártires más recientes, a dos jóvenes padres de familia y a su pequeño hijo, que apenas contaba cinco años, que fueron asesinados brutalmente a garrotazos ellos, y estrangulada la criatura, por monstruos a los que ninguno de los tres les había hecho, ni les podía haber hecho nunca nada. Los mataron por antorchistas.

Temprano en la mañana, nos empezamos a concentrar en la Plaza de las Banderas, la marcha inició y caminamos por la Avenida Lázaro Cárdenas y luego por la Miguel Alemán hasta arribar a la Plaza “Primer Congreso de Anáhuac”, cuyo nombre recuerda a todos los mexicanos que José María Morelos y Pavón y los insurgentes, como quedó plasmado en la llamada Constitución de Apatzingán, ya no eran sólo independentistas, ya los había influido poderosamente la Revolución Francesa y ya eran republicanos, ya enarbolaban decididos el repudio al monarca absoluto que dice sólo responder ante Dios y defendían a la ley y a la división de poderes. Ahí, precisamente a esa plaza, apenas el pasado 6 de junio, arribó pues el pueblo organizado a exigir que los gobernantes cumplan con su obligación legal de hacer justicia, ahora, cuando hay peligrosas amenazas al régimen de división de poderes y al régimen democrático, en una palabra, al respeto a la ley. 

La marcha de Chilpancingo fue especial. Quien la vio y no cobra ni tiene consigna para callar, atacar o insultar, así lo puede testificar. Rindo ahora sincero homenaje, agradezco y me permito citar a un grupo de comunicadores que, sin duda alguna, dignifican al periodismo nacional, que desde una estación radiofónica de Tlapa de Comonfort, Guerrero, en el 107.9 de FM y en su programa “Desde el café”, dieron cuenta de lo que vieron y lo que oyeron con una honradez muy poco común. Ellos son: Martín Martínez Olvera y Néstor Ortega Almeida Morales. Esto fue algo de lo que comentaron durante casi 15 minutos:

“…yo estoy sorprendido, déjame decirte que sí se puede, cuando se organiza y hay conciencia, cuando se da una serie de movilizaciones de esa naturaleza normalmente la avenida por donde pasan queda totalmente sucia; pusieron en algunos puntos cajas de cartón para que ahí fueran a depositar la basura, en esas cajas estuvieron depositando basura, las dejaban en ciertos puntos y la gente iba y dejaba la basura ahí, la camioneta que venía al final iba recogiendo esas cajas; me llamó la atención y más que cuando finalizado el evento en la plaza cívica “Primer Congreso de Anáhuac”, el maestro de ceremonias les dijo “levanten todos la basura” y estaban en friega levantando la basura, esto nos muestra que hay una conciencia y una organización… 

”…a mí me llamó la atención un grupo de danza folclórica marchando por las calles de Chilpancingo con unas banderas y con su vestimenta de danza, con sus zapatos, su peinado, yo reflexionaba cuando gravaba esta imagen y decía: “es que ellos no deberían de estar aquí, deberían de estar en un escenario, deberían de estar bailando, disfrutando de todo y no marchando para exigir justicia por la muerte de estas personas… 

”…Tenemos la voz de esta niña, una compañerita del niño que fue asesinado, impresionante escucharla cuando hace uso de la palabra y el discurso fuerte, muy fuerte, pero aunado a eso la templanza de la niña, la manera de leer, se ve que ahí sí los preparan y los preparan muy bien… 

”…Hasta el momento las autoridades no han dicho nada, tendría que haber habido un posicionamiento el día de ayer dada esta manifestación, de decir claramente que las autoridades escucharon y que a través de un boletín, como lo saben hacer, que están investigando, pero no hubo una respuesta. Lo que demuestra el gobierno son oídos sordos, “te recibí, pero no te doy resultados”. Discúlpenme, yo soy ser humano, pero me duele y me conmovió ver todo lo ocurrido el día de ayer; como toda organización tienen sus cosas buenas y sus cosas malas, pero lo que yo vi el día de ayer me conmovió, repito, primero observar niños, señoras, jovencitas, jóvenes y adultos marchando… Pero hubo silencio por parte de las autoridades, del Gobierno del estado, al contrario, estuvieron celebrando de que fueron dos años que ganaron”.

En efecto, no hubo respuesta. 

Hasta el momento, los compañeros de la Dirección Nacional, que representan a todos los antorchistas del país para demandar justicia pronta y expedita, en los casi dos meses transcurridos desde los crímenes, han logrado entrevistarse con la señora Rosa Icela Rodríguez Velázquez, secretaria de Seguridad Pública y Protección Ciudadana; con el General Luis Rodríguez Bucio, subsecretario de la misma dependencia federal; con la señora gobernadora Evelyn Salgado Pineda y con la Fiscal General del estado de Guerrero, Sandra Luz Valdovinos Salmerón. Todos ellos han manifestado su disposición a hacer justicia y hasta su indignación por los homicidios. Pero, nada, no hay ningún indiciado, ningún detenido, ningún presunto responsable siquiera. Soy de los que están absolutamente convencidos de que a las autoridades encargadas de perseguir y castigar a los delincuentes se les puede acusar y hasta comprobar muchas conductas, pero nunca, jamás, de ineptos. Los antorchistas, por tanto, seguiremos luchando, cada vez con más entusiasmo y dedicación, cada vez con más fuerzay coraje.

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