“La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo” es una frase de Nelson Mandela que se ha vuelto tema de conversación entre padres de familia con el regreso a clases de cualquier nivel educativo.
Esto ocurre en un contexto donde se dice que la educación debe ser un derecho y una obligación, al mismo tiempo que debe ser laica y gratuita, pero la realidad nos dice que no siempre ocurre así.
La Constitución política donde fueron plasmados los derechos no siempre se cumple, y por eso hay inmensa preocupación entre los padres de familia al enfrentarse a la disyuntiva de si podrán enviar a sus hijos a estudiar o en el mejor de los casos, cuál de ellos tendrá la oportunidad de hacerlo.
“El 30 % de los jóvenes en México no ha superado el nivel educativo de sus padres y madres. Aunque es mayor la proporción de personas de entre 18 y 24 años que sí ha logrado mayor formación profesional, el crecimiento de esta población se ha estancado” (El Economista).
Estas cifras son alarmantes puesto que la sociedad cambia de manera constante y cada vez exige más conocimientos y habilidades a las nuevas generaciones.
Incluso en algunas ocasiones el estudiante puede enfrentarse a situaciones adversas y se cuestiona si es importante, pues en algunos casos para ellos, la escuela se torna aburrida, cansada y monótona.
En este tiempo para los jóvenes es normal pensar que estudiar no es un requisito para la vida, pero no es así, la educación tiene un propósito y debe verse como una oportunidad para que los jóvenes se puedan convertir en personas preparadas y con grandes posibilidades profesionales en el futuro.
Sin embargo, la gran mayoría de los jóvenes todavía no logran entender este propósito, puesto que ellos están preocupados pensando en cosas como ser aceptados socialmente con personas de su edad o con grupos de amigos o ser incluidos en fiestas, en crear la seguridad en sí mismos o su propia identidad que sea diferente a la de sus padres o disfrutar de una mayor libertad.
Como podemos ver, las preocupaciones de los adolescentes no son las mismas que las de los adultos, pero también son importantes y es necesario conocerlas porque forman parte de su entorno y eso puede ayudar a evitar que cometan errores, así como también, guiarlos hacia la toma de buenas decisiones.
Por lo anterior, tenemos una gran tarea como formadores y educadores de las nuevas generaciones.
“A nivel global, la educación es considerada un factor importantísimo, pues permite acabar de raíz con muchos de los problemas de una nación y funge como instrumento regulador de las desigualdades sociales”, explica cetys.mx.
La educación es uno de los factores que más influye en el avance y progreso de personas y sociedades. Además de proveer conocimientos, la educación enriquece la cultura, el espíritu, los valores y todo aquello que nos caracteriza como seres humanos. La educación es necesaria en todos los sentidos.
Incluso para alcanzar un mejor nivel de bienestar social y de crecimiento económico es necesaria la preparación académica: para nivelar las desigualdades económicas y sociales; para propiciar la movilidad social de las personas, acceder a mejores niveles de empleo, elevar las condiciones culturales de la población.
Asimismo, la educación permite ampliar las oportunidades de los jóvenes, para vigorizar los valores cívicos y laicos que fortalecen las relaciones de las sociedades, para el avance democrático y el fortalecimiento del Estado de derecho; para el impulso de la ciencia, la tecnología y la innovación, también es importante la educación.
Desde este punto, la educación siempre ha sido parte fundamental para el desarrollo, pero ha adquirido mayor relevancia en el mundo de hoy que vive profundas transformaciones sociales y culturales, motivadas en parte por el vertiginoso avance de la ciencia y sus aplicaciones, así como por el no menos acelerado desarrollo de los medios y las tecnologías de la información.
Entonces, es tarea de todos organizarse: padres de familia, maestros, Estado, sociedad y brindar las condiciones necesarias para formar profesionistas que transformen a este país en una patria más justa.
Es necesario crear las condiciones para que los jóvenes no tengan excusas para continuar su preparación académica, solo así estaremos contribuyendo a un verdadero desarrollo del país y de la vida de los mexicanos.
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