El artículo tercero de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos establece una forma de educación integral, que abarca muchas necesidades y, además, prevé que el Estado es responsable de garantizar su cumplimiento. Si todos leyeran el artículo completo se darían cuenta del tipo de educación que se tendría que impartir en las escuelas públicas y se darían cuenta de lo mucho que falta para llegar a eso.
Por ejemplo, el párrafo segundo dice que “corresponde al Estado la rectoría de la educación; la impartida por éste, además de obligatoria, será universal, inclusiva, pública, gratuita y laica”.
El décimo párrafo señala que “el Estado garantizará que los materiales didácticos, la infraestructura educativa, su mantenimiento y las condiciones del entorno, sean idóneos y contribuyan a los fines de la educación". Fracción segunda, “se basará en los resultados del proceso científico...; será democrática...; nacional…; equitativa…; inclusiva…; intercultural…; integral…; de excelencia…". Fracción cuarta, “Toda la educación que el Estado imparta será gratuita” … y más cosas que prometen la mejor educación sobre la faz de la tierra.
Un padre de familia quizás no conoce la ley, pero se hace una idea de lo que sus hijos necesitan para su formación académica. Sabe que el resultado de ir a la escuela, de educarse, será un hijo con valores, con conocimientos, que no solo sepa leer y escribir, sino que tendrá conocimientos matemáticos, de historia, medio ambiente, geografía, física, química; un joven que vea al deporte como necesidad de una vida saludable, que sepa de artes, música, pintura, teatro…; es decir, un hijo íntegro, completo, que tenga una educación completa.
Pero en los hechos es otra realidad. Ni el articulo tercero se cumple, ni las aspiraciones de los padres se logran. Las complicaciones que tienen los padres de familia para dar educación a sus hijos son muchas. En un sistema educativo deficiente como el nuestro, al no contar con una educación gratuita, los padres deben pagar cuotas escolares, comprar los uniformes para sus hijos, el calzado, los útiles escolares, materiales didácticos y además cargar con los gastos de alimentación, salud, transporte.
Ya mencioné, párrafos arriba, que al Estado le corresponde garantizar los materiales didácticos, la infraestructura suficiente y su mantenimiento, pero la realidad es que los comités de padres de familia ocupan para esto las cuotas escolares. ¿Dónde queda entonces la obligación del estado? En ningún lado. Aunque digan todo lo contrario, esos gastos recaen en los bolsillos de los padres. La familia suple lo que el Estado debe otorgar por ley.
El Estado tiene que cumplir lo que se dice en el artículo tercero de la constitución y tener un plan educativo diferente que englobe todo lo que menciona el artículo.
Por ahora, el sistema educativo es decadente y las complicaciones que tienen los padres de familia para enviar a educar a sus hijos son principalmente económicos. Si a un niño se le da una educación más íntegra, pueden desarrollarse física y mentalmente, adquirir diferentes habilidades en el deporte y en las artes, sentido de responsabilidad, compromiso social, pensamiento critico y científico, pero estos fines se lograrán al cambiar el sistema educativo y obligando al Estado a que cumpla con la sociedad.
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