MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

CRÓNICA | Marcos Salinas baila con el alma y sueña con una patria más justa

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  • En una ceremonia cargada de emoción y compromiso social, un estudiante de secundaria destacó por su mensaje poderoso y su entrega en el escenario

Era una mañana cálida, con ese sol queretano que cae a plomo, pero que no logra opacar el brillo de los rostros emocionados.

En la explanada de la Secundaria Reforma Agraria se celebró la emotiva ceremonia de graduación de la generación 2022-2025, que con orgullo lleva por nombre “Promover la cultura es defender la patria”. Más de 130 jóvenes culminaron una etapa importante de sus vidas, entre aplausos, abrazos, lágrimas y esperanzas. Entre ellos destacaba un joven de mirada decidida y espíritu sensible: Marcos Salinas, de tan solo catorce años.

Marcos no es un alumno cualquiera. Ha sido destacado académicamente durante los tres años de secundaria, pero su verdadera luz se enciende cuando habla del arte y de los problemas sociales. 

Marcos no sólo se graduaba, sino que encarnaba el sentido más profundo de lo que significa pasar por una escuela construida con lucha, con organización y con ideales claros.

No es casualidad que fuera seleccionado para dar el discurso de generación frente a todos sus compañeros, docentes, padres de familia y dirigentes sociales. Con una voz firme, y en medio de un silencio que se impuso con respeto, pronunció palabras que calaron hondo:

“Hoy nos graduamos, mañana construimos una patria más justa y equitativa, con educación, con arte y con lucha”.

La frase no fue un adorno, ni un guiño poético. Fue un manifiesto. Un grito sereno de compromiso que se ha gestado en los salones de clase, en los ensayos culturales, en las asambleas escolares y en la conciencia que despierta cuando se enseña que la educación es también un acto político y moral.

Durante la ceremonia, cada grupo graduado presentó su propio vals, ese ritual de despedida que entrelaza las emociones de juventud con la solemnidad del momento. Las madres contenían el llanto detrás de sus celulares, los padres aplaudían con orgullo. Algunos estudiantes no podían evitar las lágrimas.

No sólo terminaba un ciclo escolar; terminaba una etapa de vida: la infancia se despedía para dar paso a algo más complejo, más exigente… pero también más esperanzador.

La ceremonia estuvo cargada de significado. Hablaron Jerónimo Gurrola, dirigente antorchista del estado, y Antonio Morales, vocero estatal de Antorcha. Ambos coincidieron en que la educación debe estar al servicio del pueblo y no del mercado, y que estas escuelas, sostenidas por la lucha y la organización popular, son prueba viva de que otro modelo educativo es posible.

El discurso central corrió a cargo del padrino de generación, Antonio Zacarías Mendoza, quien destacó el papel transformador del Movimiento Antorchista en la vida de miles de jóvenes. Reconoció que la graduación de más de 130 estudiantes de secundaria y bachillerato no fue un logro espontáneo, sino el resultado de una lucha constante por espacios educativos dignos, por aulas, por maestros comprometidos y por una formación que no sólo entrega diplomas, sino también conciencia.

Y en ese espíritu brilló el talento cultural que caracteriza a las escuelas antorchistas. Se presentaron dos coros, dos solistas y el ballet folclórico del estado de Querétaro, el mismo que representó con orgullo a la entidad en la XXI Espartaqueada Cultural Nacional, obteniendo cuatro terceros lugares a nivel nacional.

Entre los bailarines estaba Marcos, quien hizo vibrar al público con una interpretación llena de energía, técnica y emoción. No es sólo bailar; es decir algo sin palabras, explicó después. Es hacer que el cuerpo también denuncie y sueñe.

Marcos no es un alumno cualquiera. Ha sido destacado académicamente durante los tres años de secundaria, pero su verdadera luz se enciende cuando habla del arte y de los problemas sociales. Aprendí que la escuela no sólo se trata de sacar buenas notas en matemáticas o ciencias, dice. También se trata de aprender a mirar el mundo con otros ojos, de ser sensibles a las injusticias, de usar lo que aprendemos para cambiar lo que está mal.

Durante su discurso, no habló sólo de logros, sino de responsabilidades. La patria que queremos no va a llegar sola, dijo. La tenemos que construir, con nuestras manos, con nuestras ideas, con nuestras voces. Y eso empieza aquí, en esta escuela, en este barrio, con nosotros.

Mientras la ceremonia llegaba a su fin y las familias se tomaban fotos para inmortalizar el momento, algunos docentes comentaban que Marcos tiene madera de líder. Otros decían que su sensibilidad es poco común a esa edad. Y aunque él, con modestia, sólo sonríe,- es claro que su paso por la secundaria ha dejado huella.

Marcos Salinas egresa de la Secundaria Reforma Agraria como un joven con hambre de justicia, con disciplina artística y con una conciencia social que late fuerte. Bailó, habló, estudió y, sobre todo, entendió que una vida sin propósito colectivo es una vida incompleta. El ciclo escolar termina, pero para Marcos, y para muchos como él, la historia apenas comienza.

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