MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Domingo de cultura, deporte y contrastes en Toluca

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Era domingo 7 de julio. Una mañana extrañamente templada para el clima acostumbrado en Toluca, frío y nuboso. La cita era a las 8 de la mañana, y fuimos con tiempo suficiente para llegar puntuales.

Había entusiasmo por el clima benévolo, así que no había más que continuar con lo planeado: reunirse frente al Cosmovitral y de ahí partir rumbo a la Alameda Central de esta ciudad para acompañar el desfile artístico de los grupos participantes en el Tercer Concurso de Danzas Tradicionales, que se llevó a cabo en el lugar citado.

En San Juan Xochiaca, Los Tiliches le llaman a su danza. No es originaria de la región, ni siquiera del Estado de México, pero es buen ejemplo de cómo los pueblos intercambian su cultura.

Pero no falta el “pero” a pesar de la planeación anticipada. En esta ocasión, llegó el mensaje a través de una reconocida aplicación: “Se suspende el desfile; el ayuntamiento pidió que lo cancelaramos”.

El motivo fue un evento de atletismo que, con motivo del Día del Abogado, realizaba en esos momentos el Poder Judicial, tan sonado en todos los sentidos en estos días.

Hubo que empezar a realizar los ajustes necesarios porque, además, una amplia zona del centro de la ciudad estaba cerrada y la logística y los participantes del evento mencionado no podían acceder a la Alameda, donde también el tráfico estaba acotado.

Sin embargo, la experiencia del Movimiento Antorchista Nacional (MAN), organizadora del evento, en los menesteres de la movilización urbana, resolvió en pocos minutos y desde muy temprano empezaron a llegar los grupos participantes.

Llegaron prácticamente de toda la geografía mexiquense: los Xitas de Jilotepec, los Viejos de Temascalcingo del norte mexiquense; Los Arrieros de San Juan Yautepec, Huixquilucan; Chinelos de Villa Cuauhtémoc en el centro del Valle de Toluca; Los Becerreros de Zumpahuacán o Los Tiliches de San Juan Xochiaca en el sur del estado; Las Comparsas de Chimalhuacán y La Paz en el oriente del Valle de México.

También estuvieron presentes las representaciones de las escuelas de Bellas Artes con danzas más estilizadas y de muy aceptable ejecución; compitieron para disfrute del público y, de pasada, mostrar el avance de su formación académica y artística: la Escuela de Bellas Artes Víctor Puebla, de Chimalhuacán; la Escuela de Bellas Artes “Humberto Vidal Mendoza” de Texcoco o la “Juan Manuel Celis Ponce” de Ixtapaluca.

Después de cruzar el centro de la ciudad y ser testigos de los participantes de la carrera atlética del Poder Judicial, donde jadeantes llegaban los competidores, gente fitness, sonrojados por el esfuerzo y la buena alimentación; intercambiaban impresiones, platicaban su hazaña por los cinco mil y diez mil metros recorridos; los de capacidades diferentes, en costosas sillas de ruedas, andaderas o aparatos ortopédicos, y las empresas regalando muestras de sus productos, desde energizantes hasta sopas instantáneas. Continuamos y llegamos a la Alameda.

Aquí se veía gente humilde, campesinos de manos callosas, amas de casa en ropa humilde, pero muy vistosa, el momento lo ameritaba; aquí, los organizadores del evento no regalaban energizantes ni sopas, apoyados en amas de casa, hicieron la cooperación para ofrecer atole y tamales, por cierto, el de dulce de limón, muy sabroso y raro; tampoco se veían sillas de ruedas o andaderas, un bastón hecho con el palo cortado de algún árbol era el apoyo para quien quería estar presente y ya sufría para caminar. 

Algunos salieron desde muy de madrugada de sus lugares de origen, así que un tamal y atole, bondadosamente obsequiado, era un buen inicio.

Se notaba nerviosismo, el acostumbrado cuando tienes una presentación ante tanta gente, sobre todo porque los asistentes están acostumbrados a la buena calidad de los eventos que realiza el MAN, así que el público, aunque humilde, es conocedor, exigente y lleva en el alma las danzas que van a presenciar. Aun con todo, se dan tiempo para platicarnos, orgullosamente, el motivo y origen de su danza.

Diana presume a los danzantes que vienen con ella desde San Juan Xochiaca; Los Tiliches le llaman a su danza. No es originaria de la región, ni siquiera del Estado de México, pero es buen ejemplo de cómo los pueblos intercambian su cultura.

La vestimenta así lo decía, pues los petates con que adornan su vestuario son originarios de la Mixteca. Y así fue: vieron una danza similar en San Juan Putla, en Oaxaca y la adoptaron para sus fiestas patronales. Ahora ya forma parte de su pueblo, así se nutre y forma la cultura popular.

Una verdadera fiesta de color, de cultura, de recordar la policromía del México profundo, como el cuadro In Xochitl In Cuicatl, presentado por la Escuela de Bellas Artes de Ixtapaluca con su bella poesía de origen náhuatl; de sus danzas mezcladas con los bailes llegados con la conquista, como Los Arrieros y Los Becerreros, que surgieron por las bestias que trajo el conquistador, o Los Chinelos de Otzolotepec.

El invitado especial, Aquiles Córdova Morán, dirigente y fundador del MAN, se mostraba muy atento; en su esperada intervención, reconoció el esfuerzo y la creatividad por el evento realizado, matizó la inconmensurable y vasta riqueza de los pueblos nativos del Valle de Toluca, señalando la importancia del pueblo matlatzinca, habitante original de este lugar.

La mención especial del querido maestro la ganó la poesía, bellamente interpretada, que refleja el gran desarrollo de la poesía (In Xóchitl) y el canto (In Cuicatl) que había en las culturas mesoamericanas antes de la llegada de los españoles y su importancia en su cosmovisión del mundo en que vivían.

Los ganadores muy contentos y felices, Chimalhuacán principalmente, que acaparó los primeros lugares; los que no ganaron se mostraban tristes, pero entusiasmados, pues sabían que a su presentación le faltó para acceder a los primeros lugares.

Salvo los representantes de las escuelas de Bellas Artes, el resto de los participantes era gente muy humilde, campesinas, algunas ya muy entradas en años, pero que bien podían dar cátedra de danza; campesinos hábiles en el manejo del “chirrión”, que provocaron espanto en no pocos asistentes por su estrepitoso ruido y el dolor que causa si te alcanza un chicotazo. Eran colonos venidos de municipios devorados por los grandes complejos habitacionales, como los danzantes venidos de Ixtapaluca.

Aquí no hubo apoyo oficial, todo fue el trabajo y la aportación de los participantes. La cultura no interesa a los actuales gobernantes, también hubo fraternidad y cariño desinteresado; también en el deporte y la cultura están los lacerantes contrastes.

Con la nostalgia que provoca la despedida, con la alegría de ver viejos líderes de origen popular y campesino, con el buen sabor que deja en el alma por ver un espectáculo muy rico en cultura y en calidad, nos decimos: ¡Hasta la próxima! Amén, que así sea.

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