MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Doctores y trabajadores de la salud, la función extraordinaria y estricta de salvar vidas

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En el marco de un sistema de salud en completo desastre por la reciente entrada en vigor del Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI) impulsado por el gobierno de la 4T, que encabeza el presidente Andrés Manuel López Obrador, los mexicanos estamos viendo con indignación que el personal ubicado en la primera línea de combate contra el Covid-19 entre los que se encuentran principalmente doctores, enfermeros, choferes de ambulancias entre otros, con la falta de equipo especial para la protección individual, heroicamente tratan de salvar vidas infectadas por el coronavirus y de disminuir la velocidad del contagio de los demás.

De igual manera preocupa e indignan las brutales agresiones que están sufriendo los trabajadores de la salud quienes, tras cumplir sus agotadoras jornadas laborales son agredidos con cloro en la vía pública por parte de las personas que han perdido a un ser querido o están a punto de perderlo, e incluso los que consideran que pueden ser portadores. La ira de los que se sienten defraudados por la ineficiente atención que se da en los Centros Médicos, se descarga en los menos culpables, mientras que el responsable directo del desmantelamiento de las instituciones de salud pública, con una sonrisa burlona vierte mentiras y se receta desgatados autoelogios en sus conferencias mañaneras, pues ante el mundo el mandatario mexicano ha quedado como ejemplo de lo que no se debe hacer para contener la pandemia del Covid-19 que ha sumido a México y al planeta en una crisis sanitaria y una parálisis económica.

Considero que ningún ciudadano de nuestro país ignora los grandes sacrificios que hace un estudiante que se decide abrazar la especialidad de medicina ya sea licenciatura u otro nivel, los años de desvelos que tiene que pasar para aprobar las materias ya que, es la carrera que exige conocimientos a profundidad y poder ejercer su profesión con responsabilidad pues, de su desempeño depende la vida de un ser humano, es decir, están preparados para salvar vidas y así lo juran. En este sentido no es extraño que en estos momentos tan críticos para la salud y la economía de los mexicanos y de la humanidad, los doctores y demás personal médico estén enfrentando el coronavirus como auténticos soldados, aunque sea sin fusil, en cumplimiento de su deber, actitud valiente que los eleva a la categoría de verdaderos héroes en esta doble tragedia que está azotando al pueblo de México y a la humanidad.

En redes sociales circulan indignantes imágenes de protestas de enfermeras y doctores que exigen dentro o en las afueras de los nosocomios, lo más elemental para proteger su propia vida, su salud y capacidad de trabajo para su delicadísima tarea, así como que se hagan oportunamente las pruebas rápidas para detectar a los posibles portadores del Covid-19, sin embargo resulta inaudito que ninguna autoridad responsable, ni la Secretaría de Salud, ni los miembros del Congreso de la Unión, ni los gobernadores de los estados (con honrosas y muy minoritarias excepciones), ni el subsecretario López-Gatell digan nada sobre el grave despropósito aquí señalado. Se sabe por fuentes seguras que muchas de las acciones de inconformidad han sido acalladas mediante represiones administrativas.

Además de que la federación mandó a los hospitales de varias entidades insumos inservibles, hasta el momento los centros médicos donde atienden a los contagiados por el mortal virus, no los han dotado de lo que hace falta para manipular con seguridad a los pacientes con Covid-19, ni trajes aislantes, ni cubrebocas con filtros capaces de impedir el paso del virus, ni guantes impermeables, ni lentes protectores para los ojos que son particularmente sensibles a la infección. Ha salido a luz pública que ordenan a las enfermeras y doctores simple y llanamente, recibir y atender a los infectados sin que al parecer les preocupe un bledo la salud y propia vida de los trabajadores de la salud.

Retomo las acertadas y oportunas propuestas del prestigiado economista Abel Pérez Zamorano publicadas en su artículo con fecha 28 de marzo:

-&8203;Capacitar a todo el personal médico del país para que pueda atender con eficacia los casos y con menos riesgo de su propia vida.

-&8203;Dotar a todos los médicos, enfermeras y personal hospitalario del equipo apropiado para protegerse.

-&8203;Equipar con todo lo necesario los hospitales del sistema de salud pública.

-&8203;Aplicar las pruebas necesarias para medir y rastrear la epidemia; sin conocer exactamente sus alcances y tendencias no podremos enfrentarla.

-&8203;Atención pronta a todos los pacientes, de todos los padecimientos, aún sin ser derechohabientes.

-&8203;Pagar a todo el personal hospitalario un sobresueldo por su esfuerzo y el riesgo que corren.

-&8203;Urge, si no construir, sí al menos terminar y equipar de inmediato hospitales inconclusos (hay varios).

Nuestro más profundo reconocimiento y aprecio a los trabajadores de la salud de la república mexicana, sepan que siempre contarán con el apoyo del Movimiento Antorchista Nacional, respaldamos íntegramente el compromiso del ingeniero Aquiles Córdova Morán de poner a la disposición de los trabajadores de la salud toda nuestra modesta capacidad de propaganda para exigirles a los amos del presupuesto público que destinen el dinero que haga falta para dotarlos del equipo indispensable para la protección individual y de todos los elementos para prestar a sus pacientes el mejor auxilio al alcance de la medicina moderna.

Vayan para ustedes estos pensamientos del joven médico social Ernesto Guevara de la Serna, que desarrolló tempranamente sus dotes de investigador al reconocer la importancia del valor social de la investigación, de modo que el nuevo conocimiento aportado no estuviera limitado a la descripción de la realidad, sino dirigido especialmente a transformarla. Ante el cuestionamiento de como modificar positivamente los determinantes sociales para favorecer la promoción de salud y la prevención de enfermedades, su respuesta fue hacer revolución para convertirse en un médico revolucionario y así contribuir a la modificación de la realidad.

"El principio en que debe basarse el atacar las enfermedades, es crear un cuerpo robusto, pero no crear un cuerpo robusto con el trabajo artístico de un médico sobre un organismo débil, sino crear un cuerpo robusto con el trabajo de toda la colectividad, sobre todo la colectividad social".

"...la medicina tendrá que convertirse un día en una ciencia que sirva para prevenir las enfermedades, que sirva para orientar a todo el pueblo hacia sus deberes médicos y que solamente deba intervenir en caso de extrema urgencia".

Consideramos que debemos ayudar a los héroes de esta pandemia pues, con ellos también está en juego nuestra propia sobrevivencia. No va haber mayor recompensa que la seguridad de nuestra propia vida.

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