MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

De terror y desdén

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Una población que no hace muchos años era una pacífica Villa al norte del Estado de México, hoy se ha transformado en ciudad del terror y vive una de sus administraciones más represivas y sangrientas. Nicolás Romero dejó atrás la confianza ciudadana, el saludo fraternal entre vecinos, las puertas abiertas para que los niños jueguen y las ha cambiado por mantas con amenazas de muerte, policías asesinos y represión social.

Tan sólo este inicio administración será recordado como uno de los más violentos en la historia de Nicolás Romero. De acuerdo con medios locales, hasta inicios de mayo se han cometido 20 asesinatos violentos. Desde decapitados, hasta apuñalados y estrangulados, la muerte es visitante asidua de un municipio que se va ganando a pulso su mote como "El Nuevo Tepito".

El avasallante crecimiento de la población ha rebasado por mucho a las administraciones públicas que no han podido contener ni atender de manera oportuna, precisa y eficiente las necesidades de los más de 500 mil habitantes que día con día ven frustradas sus esperanzas de progreso.

Contrario a ello, ahora son organizaciones sociales como el Movimiento Antorchista quienes velan por los intereses de los ciudadanos. Es trascendental, por ejemplo, mencionar que tan solo para este año la inversión de la organización social para el desarrollo del municipio será de más 150 millones de pesos, inversión que supera por mucho los 73 millones de pesos que el propio gobierno municipal ejercerá este año.

La negativa y los oídos sordos se han vuelto premisa indiscutible para el actual gobierno municipal, donde el "no" se ha sistematizado: "No hay recursos", "No se puede", "No se autoriza". Así, la administración encabezada por Angelina Carreño Mijares, joven edil inexperta en materia de administración pública, y ahora criticada duramente por sus gobernados, sigue evidenciando su desdén y desprecio ante las exigencias de un pueblo al borde del colapso social.

Hoy, con voz unánime, los ciudadanos exigen una solución a sus demandas más sentidas: seguridad, agua potable, educación, pero sólo se lanzan al aire paliativos insuficientes, que han demostrado con creces su ineficacia y muchas veces parecen una burla hacia el ciudadano: techumbres fantasmas, albercas olímpicas en medio de una severa escasez de agua, cortes de cabello gratuitos, miércoles de oferta; incongruencias totales ante el discurso oficial que pinta un escenario de arduo progreso y bienestar.

El caos social está a la orden del día y no parece que haya retorno alguno. Al gobierno municipal se le está saliendo de las manos la paz y estabilidad social de sus habitantes. Apenas cinco meses y ya lo más significativo es el terror y el desdén.

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