MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

De nueva cuenta hay desfalcos en el gobierno de Veracruz

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El 30 de septiembre, un día antes de que se les venciera el término establecido por la ley, la Auditora General del Órgano de Fiscalización Superior del Estado, Delia González Cobos, presentó ante la Comisión de Vigilancia del Congreso de Veracruz, los resultados e informes de la Fiscalización de la Cuenta Pública 2020, es decir, las auditorías practicadas a los tres poderes del gobierno estatal, órganos autónomos y descentralizados, así como a los 212 ayuntamientos. En las cuales, como en 2019, se volvieron a encontrar irregularidades que hacen suponer un daño patrimonial por hasta mil 886 millones de pesos. En 44 entes de la administración estatal se detectaron presuntos desvíos de recursos por hasta 171.6 millones de pesos.

Por segundo año consecutivo, dos secretarías de despacho presentaron presuntas irregularidades por daño patrimonial: la Secretaría de Infraestructura y Obras Públicas (2019), ahora por 1 millón 935 mil pesos, mientras que en 2019 presentó un quebranto por 13 millones 443 mil pesos; también la Secretaría de Desarrollo Social resultó con observaciones con 421 mil pesos. Asimismo, la Secretaría de Desarrollo Agropecuario Rural y Pesca (Sedarpa) por 438 mil, la Secretaría de Turismo con 100 mil pesos y la Secretaría de Protección Civil con 258 mil pesos.

También hay presunto daño patrimonial en diversos fideicomisos como el Fondo Ambiental Veracruzano, Veracruzano de Fomento Agropecuario, entre otros, además de organismos descentralizados como diversos Institutos Tecnológicos.

Es importante destacar que por segundo año consecutivo se presenta una Cuenta Pública con observaciones de todo tipo. La del 2019 fue entregada apenas el pasado 29 de julio, luego de que su presentación se pospuso 1 año y 9 meses, para que los 500 millones de pesos que no pudo comprobar el gobierno estatal repercutieran lo menos posible en las preferencias electorales de cara a los comicios del 6 de junio. Sin embargo, luego de un mes de análisis y de que diversos órganos administrativos, solventaran las observaciones hechas por el Orfis, el Congreso del Estado la aprobó con la mayoría de votos a favor de la bancada morenista, a pesar de que el destino y correcto uso de más de 238 millones de pesos no pudieron comprobarse.

Aunque la Ley Fiscalización del Estado de Veracruz, establece como plazo máximo para aclarar todas las irregularidades observadas hasta el próximo mes de febrero, las reacciones de diversos funcionarios morenistas del gobierno estatal, dejó entrever la preocupación que existe en la administración de Cuitláhuac García de que al vencerse ese plazo puedan ser acusados de responsabilidad administrativa y/o de diversos delitos. Rápidamente el diputado local Juan Javier Gómez Cazarín, acusó ante los medios de comunicación, sin presentar pruebas, a la Auditora General y a diversos auditores del Orfis de ser corruptos y de estar aceptando prebendas para maquillar los resultados de las auditorías. Es decir, la maniobra consistió en revirar la acusación de corrupción al Orfis, a pesar de que, a Delia González, la titular de este organismo, la propusieron los morenistas en el puesto que actualmente ocupa. El presidente de la Junta de Coordinación Política en el Congreso de Veracruz, Gómez Cazarín, el 7 de septiembre pasado, en la guardia de honor que montó la legislatura al monumento de Miguel Hidalgo en Xalapa, soltó la amenaza soterrada de que varios de los auditores serían investigados y eventualmente llevados a prisión por limpiar las observaciones hechas a los municipios.

Por ello, no resultaría descabellado pensar que los resultados de la Cuenta Pública 2020 están suavizados por los auditores del Orfis para no provocar la ira de los funcionarios morenistas y poder mantener sus puestos de trabajo y, sobre todo, su libertad. Pero, sea como sea, en el segundo año de gobierno del morenista Cuitláhuac García de nueva cuenta se han detectado irregularidades y hay pruebas latentes de que en la administración estatal continúan haciéndose uso de las viejas prácticas de corrupción, que tanto criticaban los morenistas y que les sirvió para llegar al poder.

Los resultados de la Cuenta Pública solo vienen a confirmar en algunas dependencias como la SIOP, lo que es vox populi, que se hacen obras de mala calidad para abaratar costos y que se cobra hasta el 30% de diezmo a los empresarios para dejarlos trabajar en la construcción de obra pública. A pesar de que fue una de las dependencias más observadas en la de 2019, no hay ningún indicio de que el gobernador Cuitláhuac García quiera retirar a su titular, Elio Gutiérrez, del cargo, lo que deja entrever que está de acuerdo con estas prácticas, que las solapa y que muy probablemente sea participe de estos esquemas de corrupción.

Así pues, va quedando claro que el gobierno de la 4T no ha dejado de ser menos corrupto que los que lo antecedieron, es una prueba irrefutable de que le mintieron a la gente. No están acabando con la corrupción, flagelo social que ellos consideran como la causa de todos los males del estado y del país. Es también la prueba evidente de que la corrupción en la administración pública es sólo consecuencia del sistema social en el que vivimos y no causa, es resultado de las políticas neoliberales diseñadas precisamente para acrecentar la brecha entre ricos y pobres, aumentando la explotación de los trabajadores o bien, como en este caso, haciendo uso del robo descarado a las finanzas públicas. Y mientras el neoliberalismo sea el modelo económico dominante, como ocurre actualmente en México, por mucho que se diga lo contrario, la corrupción no podrá ni minimizarse ni mucho menos desaparecer.

Solo el pueblo trabajador organizado y politizado puede poner en marcha un nuevo modelo económico que sea benéfico para la inmensa mayoría de los mexicanos y, por consiguiente, un nuevo modelo de gobierno en la cual la revisión y auditoría constante de las instituciones que la conformen sea tarea permanente de ese mismo pueblo organizado. Mientras eso no exista, las promesas de acabar con la corrupción y los golpes de pecho de los morenistas sobre que no son iguales a los del pasado, solo serán quimeras irrealizables y mentiras flagrantes.

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