La Zona Industrial de San Luis Potosí es conocida a nivel mundial por su cobertura a las empresas extranjeras, pero también por emplear a miles de obreros con bajos sueldos, la mano de obra barata.Actualmente, debido a la pandemia por covid-19 se ha afectado a cientos y cientos de familias, ya que los despidos y la paga reducida hasta del 60 por ciento, ha traído consigo una crisis económica; y de la que casi nadie habla, una severa crisis alimenticia.
Quienes padecen los estragos de esta contingencia sanitaria son los obreros que fueron despedidos, tal es el caso del señor Armando Flores, quien laboraba en la empresa denominada Valeo, "soy originario del municipio de Villa de Reyes, trabajé por cuatro años en esta fábrica, la paga no era muy buena, pero no había otro empleo y tengo que mantener a la familia", comentó.
"Desde que comenzó la pandemia, todo se complicó para los obreros, pues la empresa comenzó a despedir a grupos de hasta 200 personas o más, preocupados por ser despedidos, nos reunimos para hablar sobre el asunto y solicitar a Valeo que no hubiera más despidos, pues muchas familias dependían de ese trabajo, sin embargo, no fuimos escuchados y al final nos despidieron también, he buscado empleo pero no encuentro, todo está cerrado, pausado", relató el señor Armando quien portaba su cubre bocas y acomodó su bicicleta, la cual utiliza como medio de transporte para vender semillas en algunas colonias.
El señor Armando tiene dos hijas y su esposa, quienes económicamente dependen de él, por ello se ha dado a la tarea de salir a vender semillas a las casas, "con lo poco que me dieron como liquidación, que la verdad no fue lo justo, pero si no agarraba ese dinero no me iban a dar nada, compré despensa, lo más básico, y también algunas semillas para venderlas y sacar algo de dinero, hoy ya no tenemos nada en la despensa, se terminó, por lo que diario me levanto, tomo mi bicicleta y lo que logré vender lo utilizamos para comprar algo de comida, la verdad esta situación es muy difícil, necesitamos el apoyo del gobierno, de nuestros representantes municipal y estatal, para que por lo menos, nos den despensas, y así poder tener un respiro entre tanta carencia".
Eran las dos de la tarde, en el ambiente se podía sentir los 36 grados centígrados que indicaba el clima en el celular, don Armando relataba: "De por sí uno es pobre, ahora con esta contingencia todo se puso peor, muchos nos quedamos sin empleo, otros percibiendo la mitad de su sueldo, que ya era poco, ¿qué pensarán nuestros gobernantes? Que no comemos, no nos enfermamos, no tenemos hijos, nos piden que nos quedemos en casa, pero eso es imposible, NO podemos, tenemos que salir a buscar el sustento, aquí traigo mi tapabocas y me lavo las manos, pero quedarme en casa viendo a mis hijos y mi esposa con hambre, no es posible señores", manifestó.
Las calles parecían arder por el intenso calor, había poca gente transitando, sin embargo, don Armando continuaba con su andar, tocando casa por casa ofreciendo sus semillas, "puede comprar lo que guste, tengo bolsitas de 15, 20 y 30 pesos", dijo a una ama de casa que atendió su llamado.
No puede regresar a su casa sin algo de comida, sus hijos y esposa lo esperan, resguardándose de la enfermedad, con impaciencia y penuria porque su padre y esposo se quedó desempleado, con todo lo que conlleva esta situación, "tenemos cosas que pagar, deudas que liquidar, pero eso tiene que esperar, lo primordial es sobrevivir, comer, dormir".
Con esta situación, es necesario pronunciarse en contra de esta indiferencia, el pueblo pobre necesita más que nunca del apoyo de su gobierno.Sí, es necesario mantener la salud de los ciudadanos, pero de igual manera es primordial que se les apoye con la entrega de alimentos para poder sobrellevar esta difícil situación, "si no morimos por el virus, nos moriremos de hambre y esto se puede evitar con las acciones de un gobierno comprometido y solidario con su gente, pero desgraciadamente no lo tenemos", dijo desanimado don Armando.
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