MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Crónica | Golpeados por la pandemia y acosados por el Gobierno, pepenadores de Guanajuato

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*Intentan despojarlos de su única fuente de ingresos.

En un país desigual, donde millones de mexicanos viven en la pobreza, donde no se tienen las mismas oportunidades para tener una educación de calidad, una vivienda digna y un empleo formal, son algunas de las características del mexicano que vive al día, que, si un día no trabaja, no come y dada su situación, lo imposibilita sobrevivir en esta pandemia como la que está azotando actualmente a México por covid-19.

En tal situación vive don Olegario Coronilla Luna, una persona de 61 años, quien es pepenador desde hace más de 25 años; desde su humilde y pequeña vivienda ubicada en la calle Benito Juárez de la comunidad Lo de Juárez en Irapuato, Guanajuato, nos platica su terrible situación del cómo, en el tiempo que lleva laborando, lo han querido despojar de su fuente de ingresos y que fue gracias al Movimiento Antorchista que ésta no se llevó a cabo, asimismo, la situación por la que está viviendo al no tener un ingreso fijo, le imposibilita acatar la medida de 'Quédate en casa', "pues no hay dinero para comprar alimento y tener la despensa llena".

Atento y cortés mencionó que en su misma situación están alrededor de 184 recolectores que trabajan los 365 días del año sin goce a un aguinaldo, prestaciones laborales, prima vacacional o seguro médico.A pesar de no contar con seguro social, está consiente que se enfrenta a riesgos físicos y de salud al no saber qué podría encontrarse entre las toneladas de basura o peor aún, contagiarse de covid-19.

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Pero para esta persona de 61 años, menciona, que es más fuerte el hambre, por lo que su travesía en busca de aluminio, cobre, PET, hule o PVC, para después ofrecerlo y si bien le va en la negociación con los compradores, puede ganar alrededor de 200 pesos, pero para ello, necesita acudir al tiradero desde el amanecer, quien con él van sus tres hijos, "tienen que ir conmigo, pues lo poco que saco no alcanza para su educación y el pago de servicios".

Ante esta situación, por si fuera poco, se le suma que don Olegario, ahora tiene que defender su fuente de ingresos que le ha permitido sobrevivir a él y a sus 184 compañeros, así como a sus familias, por más de 25 años.La primera vez que lo tuvieron que hacer fue en entre el 2009 y 2012, donde los recolectores tuvieron que librar una ardua lucha que si solos le hubieran hecho frente, probablemente no saldrían victoriosos, pero gracias narra Olegario- "al Movimiento Antorchista que nos respaldó, el municipio de Irapuato accedió a levantar el padrón de trabajadores y respetar nuestro trabajo".

El tiradero donde trabajan los 184 recolectores es el único del municipio, mismo que recibe al día alrededor de 500 toneladas de basura provenientes de casa habitación, principales avenidas, y de los sectores comerciales e industriales, por su constante movimiento se ha convertido, para unos, como un "codiciado" negocio.

Desde esa fructífera primera lucha en el trienio del entonces edil Jorge Estrada Palero, los pepenadores habían venido laborado con un padrón reconocido por el ayuntamiento.Sin embargo, el probable desalojo se percibe, nuevamente, pues en los últimos seis meses, han ocurrido hechos como desde el robo del alambre que cerca el predio, hasta la quema del basurero."Con la intención de sacarnos, apoderarse de nuestra fuente de empleo e incumpliendo con el acuerdo que ya se tenía con el ayuntamiento".

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Preocupados no sólo por comer, ahora se le suma el probable despojo y, por si esto fuera poco, ahora están en la zozobra de un "enemigo" invisible como lo es el coronavirus SARS-CoV2 que a más de 60 días de que el Gobierno federal que encabeza Andrés Manuel López Obrador declarara la contingencia sanitaria, no han recibido apoyo para poder mantenerse en sus hogares y sobrevivir en esta cuarentena, por lo que los han condenado a morirse no por el virus, sino de hambre.

"Si ya nuestra vida era complicada, pues hay que estar defendiendo todos los días nuestra fuente de trabajo, ahora se suma la incertidumbre de no saber cuándo vamos a poder regresar al trabajo y con ello la preocupación de que ya no tenemos alimentos en la casa y tampoco hay apoyo de las autoridades para millones de familias que como la mía se encuentran en las mismas condiciones.Por tal razón, estamos exigiendo ahora, al Gobierno federal que implemente un plan nacional de distribución de alimentos con carácter de urgente, ya que todas nuestras familias están padeciendo hambre", culminó.

Así como don Olegario, hay cientos de familias de Guanajuato, que no sólo les intentan quitar su trabajo, sino que ahora la falta de alimento en sus hogares es más visible que nunca, así como la desigualdad en la que se vive en un sistema donde la mayoría es la más perjudicada.

Ante estos hechos, don Olegario mencionó, que la lección que le deja es que organizados y luchando como uno sólo pueden cambiar sus condiciones de vida.

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