El 18 de marzo de 2017 quedará marcado en la vida de muchos de los miembros de las bandas de guerra que participaron en la eliminatoria estatal de la especialidad, buscando un boleto para el VIII Encuentro Nacional de Bandas de Guerra del Movimiento Antorchista, el cual se llevará a cabo el próximo 25 de marzo en el municipio de Ixtapaluca.
Aquí, en la plaza cívica del ayuntamiento de Nicolás Romero se reunieron las bandas de guerra que representan a las regiones de Zumpango, La Paz, Villa del Carbón, Toluca Centro, Toluca Sur, Tierra Caliente Atlacomulco, Nezahualcóyotl, Chimalhuacán, Ecatepec, Oriente, Teoloyucan, Texcoco, Valle de Chalco y Volcanes; todos ellos recibidos por el seccional de Antorcha en la zona noroeste del Estado de México.
Resulta interesante que este evento se haya efectuado en este municipio; por un lado, por la historia de las bandas de guerra y, por el otro, por la historia del hombre cuyo nombre fue dado a este municipio.Si bien fuentes militares afirman que las bandas de guerra no tienen un origen mexicano pues, históricamente, existe una referencia a las bandas musicalizadas usadas en combate.
De acuerdo con estas fuentes, en el año 1192 se suscitó una actividad militar comandada por el sultán Saladino de Jaffa, "donde los tambores y las trompetas hacían un ruido pavoroso, entraron en acción las máquinas de lanzamiento, los minadores excavaron por debajo de la muralla, por fin éstas se derrumbaron; el ruido era tan terrible que podía pensarse que se hundía el mundo.Con fuerte clamor fueron los mahometanos al ataque".
Es posible pensar que la relación entre lo bélico y lo musical podría ser incluso más antiguo que esta referencia, porque, por ejemplo, en la Roma Imperial muchas de las órdenes se daban mediante el uso de los clarines; si consideramos que los romanos fueron un pueblo que debió gran parte de su trascendencia en la historia de la humanidad en Occidente gracias a su ejército, es posible considerar que elementos musicales podrían indicar a su ejército las acciones adecuadas para derrotar a los enemigos.
Sin embargo, a finales del siglo XIX se da un giro que caracterizará a las bandas de guerra de México del resto de las de América Latina.México sufre de un afrancesamiento promovido por el presidente Porfirio Díaz, quién desarrolla una renovación cultural y estética del país basada en los preceptos de La France de aquella época.En su afán por copiar dichas costumbres, Díaz buscó dignificar a su ejército, quien le proveyó la seguridad durante sus mandatos, moldeándolo a imagen y semejanza del bravo ejército francés.
Esto ha hecho que las bandas de guerra sean diferentes a aquellas desarrolladas en América Latina, pues, en su mayoría, se definen como bandas de marcha o músico-marciales, en tanto que las estadounidenses contienen más elementos musicales y se les denomina Drum Band.
En medio de este ambiente afrancesado en el que surgen las bandas de guerra, es hora de tocar el tema de Nicolás Romero, quien fue un fiel combatiente en las batallas que el ejército mexicano tuvo contra militares franceses, donde peleó en la célebre Batalla de Puebla y que fue adquiriendo prestigio en sus luchas para defender al país durante estas guerras.Sin embargo, fue capturado por los galos en 1865 y, tras un juicio sumario, fue ejecutado.Esto resulta curioso si se junta cómo la burguesía mexicana, influenciada por lo francés, da forma a las bandas de guerra como hoy las conocemos y, hoy día, se realiza un concurso de bandas de guerra en un municipio cuyo nombre hace referencia a un héroe que peleó arduamente contra los franchutes.
El sol ha iniciado su trayecto de este a oeste y sus rayos acarician suavemente la plaza municipal de Nicolás Romero.Es un día común donde la gente va al mercado, los vendedores ya ocupan sus lugares y comienzan a arengar.Este barullo cotidiano en la cabecera municipal es interrumpido por tambores y clarines que retumban hacia los cuatro puntos cardinales.La gente, curiosa, se arremolina en la explanada para ver lo que allí ocurre.Al llegar, aprecian a niños, jóvenes, mujeres y hombres que están ataviados con pulcros uniformes; algunos muy similares a los de la policía, y otros a los de los militares.Los curiosos se dan cuenta de que es un concurso de bandas de guerra y, maravillados, observan desde lejos cómo se desarrolla la actividad, poco a poco se van acercando hasta que logran conseguir un lugar debajo de la carpa; el cielo está despejado y conforme avanza el astro rey, la temperatura cada vez va aumentando.
La señora Diana, habitante del Atizapán de Zaragoza, es una de tantas personas curiosas que presenciaron el evento.Para ella resulta increíble que haya este tipo de eventos pues "no es muy común que se realicen".A su parecer, este tipo de actividades no suelen desarrollarse ni en el municipio ni en el país en el general.Ha llamado su atención que haya niños pequeños participando en este concurso."Me gustaría que me hija participara en una banda de guerra… no tuve la oportunidad de traerla, pero me interesaría saber cómo podemos hacerle para que en su escuela se pudiera desarrollar una actividad como ésta".
En medio de este ambiente, se desarrolló la eliminatoria estatal de bandas de guerra, y que de aquí saldrán los grupos que representarán al Estado de México.Durante este magno evento, los grupos dieron lujo de gallardía, orden y disciplina que solo las bandas de guerra conocen.Jorge, comandante de la banda Dragones, proveniente de Chimalhuacán, afirma con voz firme, que se requiere disciplina para realizar esta actividad.él lleva nueve años participando en las bandas de guerra, cuatro de ellos en este grupo y apenas uno como líder de los dragones.Sin perder su postura, afirma que aparte de orden y disciplina se requiere tener muchas ganas para pertenecer a una banda.En su grupo hay gente experimentada y gente nueva; una de sus compañeras rompe en llanto luego de haber realizado su exhibición, "es que está emocionada", comenta Jorge."Es su primera ocasión en un concurso como éste".
El evento avanza y, desde los más pequeños hasta los adultos realizan su exhibición en las categorías Infantil, Juvenil A, Juvenil B y Libre, donde los jueces evalúan, entre otras cosas, presentación y uniformidad del personal e instrumentos, precisión, gallardía, vigor, toque reglamentario, marcha libre, afinación, ejecución, entrada, salida y tiempo de la rutina.
Todos han pasado ya, las posiciones están definidas y las bandas que representarán al Estado de México en el VIII Encuentro Nacional son: en la categoría infantil: con 340 puntos, la escuela Ricardo Calva, de Ixtapaluca; en la categoría Juvenil A: con 356 puntos, la escuela Francisco Villa, de Ixtapaluca; en la categoría Juvenil B, con 342 puntos, la escuela 142, de Texcoco.Finalmente, en la categoría Libre; con 535 puntos, a la banda bicéfala de La Paz.
Para Gilberto Mondragón, responsable de la Comisión Deportiva del Estado de México, la importancia de este evento radica en el orden y la disciplina, pero sobre todo en la "formación de niños y jóvenes con valores cívicos hacia los símbolos patrios, donde se respete a la patria".En ese sentido, resaltó la importancia del Movimiento Antorchista, promotor de este evento."Para la organización es importante que no solamente los jóvenes y niños se involucren, sino la sociedad en general, porque las bandas de guerra también promueven el amor por México".Para Mondragón, los representantes del Estado de México son fuertes aspirantes a ganar en la justa nacional: "Sé que harán su mejor esfuerzo… lo van a lograr".
En la explanada municipal hay un contraste de sentimientos, por un lado, la tristeza de aquellos que no lograron acceder al encuentro nacional.Sus compañeros de otros municipios van y los consuelan, mostrando que en la victoria siempre existe la camaradería y solidaridad en la derrota.Es grato ver como este tipo de encuentros se refleja la fraternidad entre la gente.Es posible que no se vuelvan a ver, pero han hecho un amigo que, a la distancia, recordarán este día no solo por haber perdido o ganado."Hagan su mayor esfuerzo y ganen en Ixtapaluca", dice uno de los comandantes de banda a otro, mientras se funde en un abrazo junto a uno de los ganadores."Va por ustedes, por nosotros y por todos", responde el otro.
Esta jornada concluye con una explosión de tambores, clarines y trompetas, algunos se toman la selfie con sus rivales, otros se abrazan, celebran.La melodía puede resultar confusa, pero cada una expresa su gozo por participar sin importar el lugar en el que quedaron.Es pues, un himno al compañerismo, a la virtud.
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