MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Covid-19 e inseguridad

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Por si los michoacanos y en general los mexicanos, no tuvieran ya bastante con la crisis económica que tiende a agravarse y tornarse devastadora, por covid-19; debemos tomar en cuenta la inseguridad en que se vive, pues, se le había dejado de lado, sin hacer la mínima reflexión del peligro que pende sobre la cabeza de cada mexicano, como lo es la Espada de Damocles y, si afortunadamente la pandemia no nos quita la vida, entonces si lo podrá hacer cualquier acción de la delincuencia organizada o no organizada y, en el momento menos esperado.

Con esta reflexión, insistimos en continuar con la modesta colaboración de cada quince días, con la esperanza de que ayude a entender, de mejor manera la covid-19 y sus implicaciones, tanto sanitarias como de inseguridad; ambas, ponen en riesgo la vida de los mexicanos.

Se hablará de definir la inseguridad, lisa y llanamente, como la falta de seguridad; cuando se colectiviza el concepto, se refiere a la inseguridad ciudadana, que se define como el temor a posibles agresiones, asaltos, secuestros, violaciones, de los cuales se puede ser víctima.Hoy en día, es una de las principales características de todas las sociedades modernas de este siglo XXI y, es que vivimos en un mundo en el que la extensión de la violencia se ha desbordado en un clima generalizado de criminalidad; este clima de violencia es el resultado de un mal estructural de nuestra sociedad, es decir, es un mal social del modelo de desarrollo económico imperante en la mayoría de países capitalistas del mundo, como es el caso de México.

Para entender la situación de inseguridad en que vivimos debemos analizar a fondo las condiciones que la generan en la sociedad capitalista de México y el mundo; veamos las causas del fenómeno: 1) Las fallas en el sistema educativo; 2) La desigualdad económica (la inmensa mayoría de escasos recursos y la insultante minoría muy rica); 3) La mala política de seguridad; 4) El tráfico ilegal de armas y drogas; 5) Los malos elementos policiacos y; 6) La delincuencia organizada.De estas seis causas, la que más agobia, como una losa a los mexicanos es la pobreza, muy de la mano del desempleo y la delincuencia.

Pasemos a analizar científicamente el fenómeno de la inseguridad en México.Para ello, debemos abordar la parte cuantitativa y la parte cualitativa; abandonando las simples afirmaciones sin aportar sustento alguno a lo afirmado.

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Así tenemos que, en el sexenio del expresidente de la República, Felipe Calderón Hinojosa, se registraron 121 mil 35 muertes con un promedio mensual de mil 681 asesinatos; también, en el periodo del expresidente de la República, Enrique Peña Nieto se registraron 156 mil 437 muertos con un promedio mensual de 2 mil 172 asesinatos; finalmente, el actual presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, con un registro de 53 mil muertes y un promedio mensual de 2 mil 944 asesinatos.Las cifras expuestas han sido aportadas por el Consejo Nacional de Seguridad Pública.El número de muertes violentas dejan ver, que la inseguridad en México se viene incrementando peligrosamente, con altas posibilidades de salirse de control, sino es que ya el gobierno de la 4T, de López Obrador, lo tiene fuera de control.La reflexión del fenómeno, la exige la realidad ¿qué pasa con la inseguridad en México? ¿El gobierno morenista de la 4T, la tiene bajo control? ¿López Obrador, y su equipo de trabajo ya cuentan con las medidas precisas y suficientes para el control de la inseguridad? Como las reflexiones son sanas y lo que buscan es colaborar para encontrar las medidas certeras que faciliten el control de la inseguridad, para evitar, si es que aún es tiempo la pérdida de más vidas humanas que ya no se sumen a las muertes que la pandemia, irremediablemente ha provocado en mexicanos indefensos que lamentablemente ya perdieron la vida.Debemos señalar objetivamente que los programas de seguridad aplicados en nuestro país han fracasado escandalosamente, pues, se han elaborado burocráticamente por funcionarios de las dos administraciones federales ya concluidas y la que actualmente está en funciones, la del gobierno de López Obrador; las iniciativas para un auténtico y eficaz programa nacional de seguridad siguen adoleciendo de improvisación, las ocurrencias y sobre todo que se hacen propuestas de metas, que más que proponerse resolver a fondo el problema de la inseguridad de los mexicanos, se proponen objetivos de corte inmediatista, proselitista, que les permita sostenerse en el poder público a unos, y a otros, arribar por primera vez a la excitante aventura de aprender a gobernar, al fin que el pueblo todo lo aguanta.Veamos, algunas de las causas ya enumeradas al principio, pues, al analizar a fondo se encontrarán los motivos por los que fracasaron los proyectos anteriores.El proyecto del sexenio de Felipe Calderón Hinojosa, en materia de Seguridad Nacional fracasó al descuidar la vigencia de las condicionales nacionales e internacionales; por ejemplo, en las acciones inmediatas y en acciones mediatas, cimientos del proyecto, se descuidó la vigencia de la prohibición de la venta de armas de asalto en los EE.UU.que aprobó el presidente de los Estados Unidos, Bill Clinton, y cuya restricción terminó en el 2004.A partir de ese año, ya se podían comprar armas con toda la facilidad; para el 2006, cuando Felipe Calderón se convierte en el presidente de México y promueve el plan de Seguridad Nacional con la estrategia de combatir frontalmente a los cárteles del crimen organizado, con el ejército mexicano accionando fuera de los cuarteles y, que tanta polémica despertó entre los políticos y organizaciones de izquierda, desde donde combatía el hoy presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, con su firme posición de que el ejército debía permanecer en sus cuarteles y atento a cumplir con su tarea principal de dirigir sus acciones en la defensa de la soberanía nacional.También, que se debía retirar al ejército paulatinamente a los cuarteles y acercar la justicia a la ciudadanía, pero sobre todo apoyar a las familias con los programas sociales para evitar que los jóvenes emigrarán a hacer actividades ilícitas, como el narcotráfico para obtener comida y recursos económicos.Así, con la compra de armamento y la venta de su mercancía.Los cárteles se fortalecieron económicamente y por lo tanto en poderío bélico.

Si a lo expuesto, le agregamos que la pobreza es uno de los principales promotores de la inseguridad ciudadana, entonces podemos concluir acertadamente; primero, que los programas nacionales para combatir la inseguridad, fracasaron no por casualidad, ni por propósitos aviesos de opositores a sus gobiernos, sino por lo errado de su planteamiento; segundo, que hoy más que nunca, los mexicanos de más escasos recursos, integrados, como un solo hombre junto con hombres progresistas de empresa, integrados en un frente amplio y combativo que derrote a la pobreza, que combatan, paso a paso, pero sin tregua, las abismales desigualdades económicas que son el lastre histórico por lo que no se promueve la unidad, la fraternidad entre los hombres de buena voluntad; tercero, hacer un llamado a no seguir haciendo lo mismo, pues, como dijo el científico alemán Albert Einstein, "Locura es hacer lo mismo una y otra vez esperando obtener resultados diferentes"; se debe escuchar y hacer todo el esfuerzo por cambiar, si se abandona al pueblo a su suerte y no se hace el trabajo por dar unidad y alcanzar mejores condiciones de vida, las estrategias de seguridad de nada servirán.Confiando en que el pueblo trabajador es generoso, agradecido, leal y fiel a sus convicciones y a sus compromisos, se debe combatir la pobreza unidos, combatir la inseguridad unidos, combatir al covid-19 unidos, y así, paulatinamente, incorporar al ejército a sus cuarteles.De no hacer el intento, debemos recordar que sin el pueblo no habrá progreso en México y se corre el riesgo de sucumbir ante la pandemia, ante la inseguridad y ante la crisis económica.

Si los gobiernos de Felipe Calderón, de Peña Nieto, sucumbieron ante el flagelo de la inseguridad, lo mismo le pasará al gobierno de la 4T, lo quiera o no lo quiera López Obrador, pues, la pandemia y la inseguridad cobrarán sus facturas, políticamente hablando

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