La categoría contradicción expresa la oposición existente entre la afirmación y la negación. “La contradicción es el momento en el cual la oposición (lo positivo y lo negativo) se interioriza en el objeto y éste hace de su otro una parte esencial de su propia determinación” (Signos filosóficos, vol. VIII, núm. 16, 2006: p 20). Así, al estudiar cualquier fenómeno debemos analizar esta categoría para identificar la interrelación de los opuestos, su desarrollo y evolución; por ejemplo, vida y muerte, hombre y mujer, rico y pobre, etcétera.
Las categorías económicas fuerzas productivas y relaciones sociales de producción corresponden a todas las sociedades por las que ha transitado el hombre: comunismo primitivo, esclavismo, feudalismo, capitalismo y socialismo. El cómo se produce, con qué instrumentos y para quiénes se produce, es lo que marca la diferencia de las épocas sociales o modos de producción que han existido.
En el capitalismo, la fuerza productiva del trabajo depende “del grado medio de destreza del obrero, del nivel de desarrollo de la ciencia y de la posibilidad de su empleo tecnológico, de la combinación social del proceso de producción, del volumen y la eficiencia de los medios de producción, de las condiciones naturales, etcétera” (Marx). Esto indica que el sistema capitalista es superior al de las sociedades anteriores, pues el desarrollo y aplicación de las ciencias marca esa diferencia.
¿Y qué pasa con las relaciones sociales de producción en el capitalismo? Estas se expresan entre los dos polos participantes (trabajadores y capitalistas) como acumulación de riqueza por un lado (capitalistas) y como acumulación de miseria (trabajadores), que se expresa con tormentos del trabajo, esclavitud, ignorancia, embrutecimiento y degradación moral.
El capitalismo, como todos los modos de producción, encierra contradicciones. En este sistema económico, la mercancía es la forma elemental de la riqueza social. En el mercado la mercancía se expresa de forma contradictoria; será un objeto de compra para el consumidor o cliente, pero a la vez, será una venta para el productor o revendedor. A su vez, toda mercancía contiene valor de uso y valor, esta es su contradicción inmanente y consiste en que el valor de uso se capta por la utilidad que proporciona dadas sus características. Por ejemplo, si es una chamarra, por el grosor, largo, tipo de tela, etcétera. Pero su valor, que se determina por el tiempo de trabajo socialmente necesario para su producción, dado el desgaste de energía humana que la confeccionó, por ningún lado se le ve. Pero lo lleva y se realiza al momento de intercambiarla.
Otra contradicción inmanente del capitalismo es el empleo de maquinaría para producir más plusvalía. Con ello se logra que aumente la tasa de plusvalía, pero a costa de que disminuya el número de obreros explotados, porque a varios se les despide por el uso de ésta. Sin embargo, en cuanto se generaliza en una rama de producción la maquinización y se forma el valor social de esas mercancías de la misma clase, el capital prolonga a la fuerza la jornada de trabajo para compensar la disminución de obreros explotados, que son los únicos que crean con su desgaste la plusvalía.
Existen también otras contradicciones asociadas a la aplicación capitalista de la maquinaria: el uso de máquinas disminuye el tiempo de trabajo, pero en su aplicación capitalista, más bien lo alarga, pues hay máquinas que nunca se apagan, permitiendo que se trabajen los 365 días del año. La maquinaria facilita el trabajo, pero en manos del capitalista redobla la intensidad de éste. La maquinaria es un triunfo del hombre sobre las fuerzas naturales, pero en su uso capitalista, subyuga al hombre a las fuerzas naturales. Se le convierte en apéndice de la máquina; en varios centros de trabajo los obreros consumen sus alimentos al pie de la máquina, el ruido y materiales usados con éstas dañan e intoxican su salud, hay mayor riesgo en pérdida de órganos, etcétera. Usada en la producción de los bienes que consume el obrero disminuye el valor de su fuerza de trabajo. Así, la maquinaria incrementa la riqueza de los productores, mientras que, usada por el capital, pauperiza al trabajador.
La contradicción fundamental del sistema capitalista consiste en el desarrollo y la socialización de las fuerzas productivas, por un lado, y la propiedad privada de los medios de producción por otro. Esto significa que, para fabricar una mercancía, por ejemplo, un carro o un alfiler, se usan materias primas y medios de producción elaborados en varios procesos productivos realizados en diferentes etapas y lugares, para ello las ciencias y tecnología se desarrollan de forma permanente. A la vez, la mano de obra empleada también se socializa, pues son diferentes hombres de países o continentes los participantes en los procesos (se dice que para elaborar un alfiler participan 2000 hombres). Pero, su opuesto, la propiedad privada de los medios de producción hace que el capitalista se apropie la plusvalía que le extrae al obrero en cada etapa del proceso productivo y, por tanto, también la mercancía producida.
Esta contradicción no es directamente una contradicción entre individuos o entre grupos, sino entre la estructura de las fuerzas productivas (su socialización llevada cada vez más lejos) y la estructura de las relaciones de producción (propiedad privada de las fuerzas productivas). Es esta contradicción fundamental del capitalismo la que explica la evolución de este sistema y la necesidad de su desaparición. Marx planteó en El capital: “Con las condiciones materiales y la combinación social del proceso de producción, hace que maduren las contradicciones y los antagonismos de su forma capitalista y, a la par con ellos, los elementos para la formación de una nueva sociedad y para la transformación de la sociedad anterior”.
Necesitamos saber que el capital crea, sin proponérselo, las condiciones materiales para una forma más elevada de producción y hace necesaria la transformación de las condiciones capitalistas de la gran producción, basadas sobre la propiedad privada, en condiciones de producción sociales, colectivas, que serán la estructura de un modo de producción superior. A esa forma social debemos aspirar, pues el capitalismo está ya en su fase terminal y todos tenemos derecho a una mejor distribución de la riqueza social.
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