MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Contra descontento social, gobierno fortalece programas de entrega monetaria

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Estamos en el cuarto año del sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y existe descontento social callado, provocado por la crisis de seguridad y de salud, por el encarecimiento de la canasta básica, por el aumento del costo de la renta de viviendas, por los bajos salarios y otros  problemas a los que se encuentran expuestos los mexicanos.

López Obrador lo sabe y por eso  fortalece los programas de entrega monetaria, medida que resulta favorable para el morenista, con eso la gente calla ante los excesos del poder y la violación constante de las leyes; le perdona sus errores y hasta aplaude acciones que son meras tonterías. 

Por ejemplo, la pensión para los adultos mayores, que se entrega bimestralmente, es uno de las acciones que más le reditúan la aceptación  popular y se proyecta que para el año 2023 todas las personas mayores de 65 años afiliadas al programa recibirán el 25 por ciento más de la cantidad que percibieron a lo largo del presente año. Se espera que el primer depósito del mes de enero pase de tres mil 850 pesos a cuatro mil 812 pesos. 

Además, AMLO no descarta que para el 2024 aumente en el mismo porcentaje con respecto al monto otorgado en 2023 por una razón, se acerca el proceso de sucesión presidencial y quiere asegurar los votos para su candidato. 

Sin embargo, la entrega de dinero no ha traído un cambio profundo en las condiciones de vida de los mexicanos porque el problema que produce la pobreza sigue sin tocarse, es decir, con la autonombrada cuarta transformación la apropiación de la riqueza social alcanza niveles insospechados, ahora, como antes, los hombres de negocios siguen acrecentando sus fortunas demostrando que el gobierno de AMLO les dio más facilidades para la explotación irracional de los recursos naturales y de la fuerza de trabajo de los obreros en México.

Recientemente se dio a conocer que los dos hombres más ricos de América Latina y el Caribe, son los mexicanos Carlos Slim y Germán Larrea, quienes concentran más riqueza que la mitad de toda la población de la región. En este contexto, Grazielle Custódio, integrante de la Red de Justicia Económica de Oxfam, subrayó que el incremento de la pobreza y la desigualdad en la región, acentuada con la pandemia, requiere que se dejen de repetir las medidas de austeridad dictadas por el Fondo Monetario Internacional (FMI). 

Detalló que los 97 multimillonarios de América Latina y el Caribe tienen más riqueza que 392 millones de personas –las cuales equivalen al 60 por ciento de la población de la región–, mientras un informe de Oxfam revela que sólo Slim y Larrea tienen una riqueza conjunta de 100 mil millones de dólares, por encima que los 91 mil millones de la mitad de la población latinoamericana.

Agregó que, al cierre de 2021, una minoría inmensamente privilegiada de 10 por ciento de la población recibió 77 por ciento de la riqueza total de los hogares, mientras que 50 por ciento más pobre apenas concentró uno por ciento de la riqueza; tres de cuatro multimillonarios ahora son más ricos que antes de la crisis.

Entre 2020 y 2022 (en plena pandemia), han aparecido 27 nuevos multimillonarios en América Latina y el Caribe, cuya riqueza ha crecido, además, a razón de 5 millones de dólares por hora y 124 millones de dólares al día, consignó. 

A pesar de esto, no hay señales de viraje en las políticas aplicadas por el gobierno federal a pesar de que hay indicadores de estancamiento y de franco retroceso en el bienestar del pueblo de México. Los datos son fríos, ahora hay más de 3.8 millones de personas pobres que en 2018 cuando inició la 4T a pesar de la dispersión monetaria que recibe la población y del aumento progresivo en el monto económico, dejando en la orfandad al resto de la población provocando estancamiento en el desarrollo social ocasionado por el recorte de recursos del erario, con Morena ya no existe la posibilidad de construir obras de infraestructura en los municipios a pesar de que urgen hospitales, escuelas, carreteras.

AMLO no puede cambiar de estrategia, pues tras unos 12 años de campaña política fue ideando la manera de convencer a los votantes de que los problemas se resolverían acabando con la corrupción de los gobernantes para que con esos ahorros se pudiera apoyar a los pobres; pero hoy vemos que en su gobierno sigue imperando este cáncer social que es más notorio en funcionarios del más alto nivel como Manuel Bartlett, titular de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), e irónicamente con Santiago Nieto, ex titular de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), es decir, se trata del encargado de investigar y combatirla; pero no es todo, es un hecho muy conocido que hermanos e hijos del primer mandatario están envueltos en presuntos actos ilícitos, que desde luego son siempre desmentidos por el presidente.

Ante este cúmulo de situaciones desfavorables, las familias mexicanas no tienen más opción que apretarse el cinturón, es decir, comprar menos alimentos y de menor calidad, además de endeudarse para el pago de la renta de casa o el pago de los servicios y lo peor,  permanecer encerrados porque la inseguridad está cobrando miles de vidas inocentes. 

En tanto, no podemos callar ante la realidad y con nuestros modestos medios debemos denunciar que AMLO compra el silencio de los mexicanos con su propio dinero y mantener los programas electoreros son una necesidad para alargar la vida de su experimento social en México. 

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