La crisis de salud que sufrimos todos por la pandemia de covid-19 nos tiene atemorizados, todo esto ya parece una escena de terror al estilo Alan Poe o Alfred Hitchcock, ya que, cuando nos topamos con familiares y amigos, lo hacemos transformados y ni nos saludamos, y no sólo por seguir los protocolos de seguridad de la sana distancia, sino, por porque hasta nos desconocemos.A tal extremo es la transformación por tantos utensilios que algunos cargamos para protegernos, tales como: lentes o googles; tapabocas, con coloridos diseños de horror o de alegres sonrisas; caretas, que parecen viajeros de la luna o de otro lejano confín; además de guantes, gel antibacterial, toallitas antibacteriales, etcétera.Todo esto que refiero para comenzar mi trabajo de opinión hoy, me lo externó con cierto humor picaresco, un vecino del pueblo mágico del municipio de Comala, que, sentado cómodamente en el atrio de la iglesia observaba con melancolía el hermoso jardín de este emblemático pueblo, ahora con sus bancas blancas vacías, y acordonadas con cinta amarilla para recordar al atrevido transeúnte, la fase roja de la pandemia que azota este municipio.
Por otro lado, en el otro extremo del estado, los habitantes de Manzanillo, pueblo costero en desesperación, claman como aquel conocido personaje de la televisión: y ahora, ¿quién podrá ayudarnos? Por momentos, un rayo de esperanza iluminó la cansada espera del pueblo más maltratado por el coronavirus: la anhelada ayuda de un político que prometió "primero los pobres", cuando era candidato, y que hoy es el presidente de México.Los secretarios de estado y demás autoridades federales que acompañaron al presidente a Colima en la visita pasada, es un gabinete presidencial conformado por políticos de todos los colores, pero ahora con camiseta morena; de ellos se espera que, ahora sí, instrumenten programas de beneficio social.¿Será esto posible? El pueblo necesitado en su desesperación, apuesto todo a lo dicho en la conferencia mañanera del viernes 17 de julio pasado, esperaba muchos apoyos por ser el municipio con más muertos en el estado por covid-19, suman ahí 98 defunciones de un total de 176 fallecido en todo el estado, según datos registrados en la Secretaría de Salud al día 23 de Julio pasado, por lo tanto, se esperaba el anuncio de apoyos emergentes para toda la población; los manzanillenses hacían "changuitos" con los dedos para escuchar mejores noticias de urgente asistencia para los más necesitados del municipio turístico.Pero no fue así.Pasaron los minutos del discurso y de la boca del licenciado Andrés Manuel López Obrador no salieron nunca las noticias esperadas.Nada se dijo de la falta de alimentos, trabajo, salud, vivienda, electrificación y agua potable, etcétera.
Desencanto e impotencia siente ahora el pueblo al sentirse burlado, mentido y sólo utilizado como un voto futuro para legitimar el poder de los mismos de siempre.¿Y dónde quedó la promesa de "primero los pobres"? Y ante las carencias agravadas mucho más y desde antes de la pandemia, ¿Dónde están los diputados locales y federales que nos representan en cada uno de los distritos? De los 25 diputados locales, a ninguno vemos gestionando en serio, o legislando programas asistenciales para esta gente desamparada.Pero ya no tardan en aparecer nuevamente pidiendo el voto de la gente, y el pueblo debe de reconocer a sus legítimos representantes.
Es preocupante la vida de la gran mayoría de los colimenses que al paso de los días ha visto empeorada su economía, y por eso busca la forma de suplir la falta de empleo con un trabajo informal, como en Colima, Villa de álvarez y demás municipios del Estado, donde cada día se observan más puntos de venta informal de los más diversos giros comerciales como bazares de ropa, de muebles, de juguetes y otros muchos más enseres domésticos usados, que hasta hace poco eran parte del patrimonio familiar.Ahora abundan nuevos puestos de comida de los más variados alimentos como: tortas, tacos tuxpeños, tacos de guisados diversos, aguas, frutas picada, etcétera.Ahora observamos a los vendedores ambulantes multiplicándose por doquier para ofrecer sus productos casa por casa, al mismo tiempo que nos topamos con cientos de vendedores en los principales cruceros de la ciudad vendiendo plátano, jitomate, limón, dulces, cacahuates, lechuguilla, etcétera, etcétera.Por otro lado, los jóvenes actualizándose con la tecnología para ofrecer por las redes como el Facebook y otras, su mercancía de lo más diversa.Ante esta calamidad que significa la pandemia, nos hace ver una realidad espantosa que ya existía: que los que sólo cuentan con su fuerza de trabajo para vivir de ella, y que son la inmensa mayoría de mexicanos, son siempre a los que más golpea esta crisis de salud; pues, atosigados por el hambre salen en busca del pan diario para llevarse a la boca y dar de comer a sus familias, aún a riesgo de su propia vida y la de su familia.De poco han valido los miles de cartas y vídeos ciudadanos enviados a la opinión pública, denunciando la falta de apoyo federal con programas alimentarios que ayuden a mitigar el hambre de muchos pueblos y colonias pobres.
El pueblo mexicano tiene que organizarse, unir su fuerza y crear una gran masa de hermanos de clase y buscar tomar el poder con un partido político de los pobres.El Ingeniero Aquiles Córdova Morán, líder del Movimiento Antorchista Nacional, nos llamó así en una de sus conferencias: "a todos los actores políticos de México para hacer un frente nacional para transformar al país con mayor oportunidad para todos, con más justicia social, siempre por la vía democrática".El pueblo tenemos que entender, que solo organizados y conscientes de nuestra fuerza, podemos hacer el cambio real que se necesita.Adelante.
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