MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Con Miguel Ángel Mancera: circo y garrote para servir a la minoría

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Por la mañana del pasado viernes 28 de los corrientes, un numeroso grupo de ciudadanos organizados en el Movimiento Antorchista de la Ciudad de México (CDMX) se concentró en la Ciudad Deportiva Magdalena Mixhuca con la intención de manifestarse pacíficamente y denunciar públicamente la política de oídos sordos y de represión que han venido sufriendo por parte del jefe de Gobierno Miguel ángel Mancera. El día, la hora y el lugar fueron escogidos por los antorchistas precisamente porque en ese día, hora y lugar arrancaba el Gran Premio de México (la carrera de autos Fórmula Uno conocida a nivel mundial como la "categoría reina del automovilismo") en el Autódromo Hermanos Rodríguez, ubicado en el enorme complejo de la Ciudad Deportiva y a cuya ceremonia de inauguración acudiría puntualmente el señor Mancera. Tal y como sucedió el año pasado, dicho evento –reservado para los encumbrados y poderosos, pues el costo del boleto para divertirse viendo pasar autos iba de los 4 mil a los 18 mil 750 devaluados pesos– reunió a miles de mexicanos y extranjeros, tanto dentro como fuera del Autódromo; unos dentro, para presenciar la ceremonia de inauguración, otros afuera, para mirar de lejecitos pasar a políticos, artistas, deportistas y gente importante de los medios de comunicación que también asistieron. Público, pues, no faltaba, por lo que era un buen lugar y momento para la manifestación, para ejercer una garantía social fundamental escrita en la Constitución.

Sin embargo, los manifestantes apenas tuvieron tiempo para desplegar sus mantas y cartulinas pues de inmediato fueron reprimidos por policías y granaderos, varios de los inconformes fueron golpeados y a otros más pretendieron detenerlos pero la unidad y decisión de todos logró impedirlo. Los colonos y estudiantes no tuvieron, pues, oportunidad de ejercer su derecho a la libre manifestación. Por enésima ocasión fueron víctimas de la represión y de la conculcación de su derecho a manifestarse pacíficamente. Miguel ángel Mancera volvió a ser ejemplo de gobierno perredista represor y enemigo del pueblo ¡Imagíneselo usted de Presidente de la República! Sé que los antorchistas de la CDMX no renunciarán a sus justificadísimas demandas que consisten simplemente en que se dote de servicios básicos a miles de familias del sur de la ciudad; que se dote de vivienda a 300 familias que desde el pasado 5 de febrero viven debajo de lonas en virtud de que el señor Mancera mandó demoler sus viviendas ubicadas en el predio La Ciénega de la delegación Tláhuac, para otorgárselo a la empresa transnacional Walmart y, por último, que el jefe de Gobierno reponga los 6 millones de pesos que recibió de la Federación para construir la escuela secundaria "Wenceslao Victoria" en la delegación Gustavo A. Madero. Absurdas, ridículas e indignantes resultan las declaraciones de este tipo de políticos cuando se llenan la boca hablando de "respeto", "tolerancia" "igualdad de género" (los policías tundieron a hombres y mujeres por igual) y demás zarandajas demagógicas, y no tienen ningún empacho en conculcar derechos básicos mientras se divierten con sus cofrades de clase.

Además de lo anterior, en los tres últimos días de la semana que termina la CDMX fue testigo de la conducta vergonzosamente obsequiosa del perredista Mancera. Siguiendo al pie de la letra la política de contención que sus amos le han dictado, al día siguiente inauguró el desfile de Día de Muertos (que pretenden instituir como acto oficial). Sin temor al ridículo, el señor Mancera se presentó con una máscara chistosa a cortar el listón inaugural del desfile en el que, contrario a lo que muchos esperaban, predominaron enormes monigotes que fueron utilizados en la filmación de una película de James Bond, que se grabaron en algunas locaciones de la ciudad. ¡Circo, circo y más circo al puro estilo hollywoodense!

Como es de imaginarse, solo con estos dos eventos, transitar por la ciudad fue un caos terrible. La marcha más grande que pueda uno traer a la memoria, por ejemplo las ejemplarmente pacíficas y ordenadas que realiza el Movimiento Antorchista Nacional que tanto odio y asco despiertan en algunos comunicadores, no ha causado ni la mitad de los problemas que tuvieron que vivir millones de ciudadanos durante esos tres días. Solo a manera de ejemplo diré que por la tarde-noche del sábado, a lo largo de los cinco kilómetros que van de la avenida Chapultepec (esquina con Cuauhtémoc) hasta la avenida del Taller, caminaban pacientemente cientos de ciudadanos para poder regresar del trabajo o de sus actividades a sus hogares, simplemente porque el jefe de Gobierno decidió privarlos del servicio de transporte público que recorre dicho tramo para concentrarlo en las inmediaciones de la Magdalena Mixhuca ¡a fin de que los asistentes al Gran Premio de México se transportaran de manera cómoda y gratuita hasta abordar sus vehículos particulares! Fueron horas y horas de embotellamientos y nudos viales en las que ni por asomo hubo policía de tránsito, pues también fue concentrada para facilitar diligentemente la movilidad de los fanáticos de la Fórmula Uno. ¿Y la contaminación? Curiosamente ahora resultó que la calidad del aire fue buena, según datos de la Dirección de Monitorio Atmosférico de la CDMX. ¿El señor Mancera, como Santa Brígida de Suecia, le habrá pedido el favor a San Judas Tadeo? Por supuesto que no hubo ningún comunicador que atacara brutalmente a quienes provocaron el caos infernal.

Aunado a lo anterior, y aunque parezca broma, por la noche del sábado hubo dos eventos más, la "rodada nocturna" y la "carrera nocturna". La "carrera nocturna" fue un verdadero peligro, pues los corredores se desplazaban a la libre, sorteando vehículos y peatones sin ningún tipo de dispositivo de seguridad y sin que fuera visible algún tipo de organización del evento. Son de a pie, esos no cuentan como los que tienen para pagar boleto en la histórica competencia de la Fórmula Uno a quienes se les asignaron 21 mil policías, siete mil por día (parte de los cuales atacaron a los antorchistas) y 700 vehículos. Una prueba más de que el gobierno perredista que encabeza Miguel ángel Mancera no está para servir al pueblo, sino para servir a la clase en el poder.

Y mientras los ricos disfrutaban del cierre del Gran Premio de México, para el populacho hubo el modesto "ciclotón" dominguero acostumbrado, solo que ahora se la tuvieron que rifar porque el gobierno capitalino no dispuso de nada ni de nadie para garantizar su integridad. Así, entre circo y garrote por parte del perredista más encumbrado, transcurrieron los últimos tres días en la que alguna vez fue la región más transparente.

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