En el umbral de un sexenio repleto de mentiras y absurdas promesas que no se cumplieron, se encuentra una sola, la de salvaguardar a las clases pobres mexicanas, en un fracaso rotundo que significó la huella de ese Gobierno insensible y alejado de las familias mexicanas que sufren lo indecible frente a tremendas equivocaciones políticas donde la pobreza se ha incentivado más que en sexenios anteriores.
Ello ha traspasado el umbral de las naciones donde sus periodistas han puntualizado el enorme engaño del mandatario populista que se adhirió a la frase de que “primero los pobres” y que en realidad es a los que más ha castigado durante su ya casi final administración.
Lo cierto en todo esto es que la cuarta transformación de López Obrador está fincada en un mar de fracasos; ni fueron primero los pobres, ni hay seguridad para las familias mexicanas, tampoco se combatió la corrupción, no hay empleo, educación de primera ni salud.
Ahí están presentes los medios de comunicación internacionales como el New York Times, poniendo el dedo en la llaga, después de que en México aquel periodista que escriba en contra de la cuarta transformación se convierte en enemigo del país.
Desde su llegada al Gobierno, después de haberse erigido como presidente, López Obrador acuñó la frase de que en su gobierno serían primero los pobres, a quienes desgraciadamente ha abandonado y dejado en el desamparo desde que canceló el Seguro Popular, fideicomisos importantes y programas de gobierno que permitían la subsistencia de sus compatriotas.
Tan equivocada fue y ha sido la política de López Obrador de combatir la pobreza en México que a los primeros que combatió fue a Antorcha Nacional, que es una organización que desde su nacimiento ha luchado por erradicar la pobreza en México.
Los persiguió con el aparato de Estado y pretendió apagar con saliva esa Antorcha que se encuentra encendida en el corazón de millones de compatriotas. Por supuesto que no logró su cometido; al contrario, la llama del antorchismo nacional está más viva que nunca.
Los últimos datos disponibles no sólo evidencian que las condiciones de vida de la población en general han empeorado, sino que las personas más pobres del país se han llevado la peor parte de este deterioro.
El principal aumento en la pobreza se dio entre la población más vulnerable, pues la pobreza extrema pasó de afectar a 8.7 millones de personas en 2018 a 10.8 millones en 2020, un aumento de 2.1 millones.
Ello lo refiere María Amparo Casar, analista política y presidenta de Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, en una entrevista concedida a Leonardo Núñez González, analista político e investigador de Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad en México.
“En los hechos, los programas sociales de este gobierno han demostrado que no tienen como fin último la mejora en la distribución de los recursos o la atención sustantiva de las personas más necesitadas, mucho menos la ruptura del ciclo perverso de pobreza intergeneracional. Por el contrario: fueron diseñados y operan bajo premisas eminentemente políticas, en las que lo más importante es entregar recursos monetarios para apuntalar la popularidad y los intereses electorales del presidente.
La técnica para la hechura de políticas públicas ha sido lo menos importante. Terminaremos el sexenio con la paradoja de una política social de mucho ruido y pocas nueces, poniendo la palabra bienestar hasta en los tanques de gas, pero sin alcanzar la mejoría de los más pobres.”
Se habla, por ejemplo, de la caída en el acceso a la salud, que sólo es explicable por el galimatías en que se convirtió el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), que prometió salud universal gratuita y un sistema “como el de Dinamarca”, pero que hoy sigue cobrando cuotas de recuperación para la atención de tercer nivel.
Difícil que el Insabi logre sustituir exitosamente al Seguro Popular, que en 2018 ofrecía cobertura a 53.5 millones de personas para el pago de 670 medicamentos y 294 intervenciones quirúrgicas relacionadas con los padecimientos más comunes, así como los más costosos.
Los últimos datos disponibles no sólo evidencian que las condiciones de vida de la población en general han empeorado, sino que las personas más pobres del país se han llevado la peor parte de este deterioro.
El principal aumento en la pobreza se dio entre la población más vulnerable, pues la pobreza extrema pasó de afectar a 8.7 millones de personas en 2018 a 10.8 millones en 2020, un aumento de 2.1 millones.
Lo cierto en todo esto es que la cuarta transformación de López Obrador está fincada en un mar de fracasos; ni fueron primero los pobres, ni hay seguridad para las familias mexicanas, tampoco se combatió la corrupción, no hay empleo, educación de primera ni salud; tampoco hay en las mesas de los mexicanos el alimento que degusta pomposamente el mandatario mexicano en su palacio.
Una nación reventada hasta sus adentros bajo una lapidaria frase de “abrazos no balazos” que ha fracasado imperiosamente como la de “primero los pobres”.
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