Es indignante que los gobiernos imperantes no hagan valer la importancia de la educación y no apliquen medidas reales para atender el rezago educativo, para que la educación y el aprendizaje se den de manera significativa y que los niños y jóvenes, realmente, adquieran conocimiento efectivo que los ayude a desarrollarse en su vida adulta, y que se promueva la ciencia que tanta falta hace en todos los países del mundo.  

En México la situación no es distinta, somos el mal ejemplo del desinterés que el gobierno en turno le imprime al tema educativo, pues desapareció los exámenes diagnósticos y empobreció los presupuestos destinados al fortalecimiento de la educación.

“En el año 2010, en México había 31.9 millones de personas en rezago educativo, o sea el 40 por ciento de la población mayor de 15 años. En 2015 eran 30.3 millones (35.5por ciento), 28 millones en 2020 (29.6 por ciento) y para 2021 el número siguió estacionado en los 28 millones de personas, que representan un 29.1 por ciento”. (Nexos, 6 de julio de 2022).

Con el paso por la Secretaría de Educación Pública (SEP), de funcionarios como Delfina Gómez, mujer carente de toda capacidad para ejercer su cargo y que llegó a la SEP en uno de los peores momentos por los que ha atravesado nuestro país en toda su historia, la pandemia de covid-19. Siguiendo en todo momento las instrucciones del todo poderoso de Palacio Nacional, su gestión fue un desastre.

La exsecretaria, fiel seguidora de Andrés Manuel López Obrador, se encerró a piedra y lodo dentro de los muros de la SEP y no quiso escuchar las voces de padres, alumnos y organizaciones de la sociedad civil  que le advirtieron que el camino tomado estaba errado y que afectaba a la educación ya de por sí lastimada; su gestión condensó todas las desviaciones de la 4T y de López Obrador,  y ahora, bajo el cobijo del presidente a quien no le importa la eficiencia de los funcionarios en sus cargos sino la  lealtad a ciegas hacia su persona, anda en busca de otro hueso que roer.

La educación en México ha quedado profundamente dañada.  El portal del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) informó que el Banco Mundial estima que la pandemia causó en el país un rezago equivalente a dos años de escolaridad; antes de la pandemia los mexicanos alcanzaron en promedio aprendizajes correspondientes a tercero de secundaria, hoy su conocimiento llegará solo al equivalente al primer año de secundaria.

“Tan solo de 2019 a 2022 han abandonado la escuela un millón 423 mil 154 estudiantes de todos los niveles educativos, a raíz de la emergencia sanitaria de covid-19” (periódico La Razón, 27 de julio de 2022).

Ante esto ¿qué ha hecho la SEP para resarcir esta catástrofe?, ¿Dónde están esos alumnos?, la SEP es verdaderamente deficiente y aunque se le exija transparencia simplemente la información no es proporcionada. La SEP quedó mucho que deber al cierre del ciclo escolar 2021- 2022 y entre los problemas más graves se encuentran el abandono, junto con el rezago educativo y la pérdida de aprendizajes.

El gobierno en turno desapareció  el Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEE), las Estancias Infantiles, el Programa de las Escuelas de Tiempo Completo, hubo reducción presupuestal a las instituciones de educación superior como el CIDE, la ENAH y a las escuelas normales, así como el retiro de los fideicomisos públicos para el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt). Las promesas del nuevo régimen en el poder de revolucionar la educación, solo se han quedado en eso, promesas.

Leticia Ramírez, el relevo de Delfina Gómez en la SEP, para nada augura una mejoría, porque como costumbre de la 4T no es electa por su destacado currículum sino por ser una de las focas aplaudidoras de López Obrador, ese es su único mérito.

¿Hasta cuándo permitiremos que el gobierno en turno siga destruyendo la educación de nuestros niños y jóvenes? Todo lo dicho renglones más arriba es una prueba infalible de lo que hemos repetido tantas veces, de que los programas sociales que el gobierno de la 4T ha implementado, con el claro objetivo de comprar de votos y conciencias, no sirven para mucho, pues los recursos que se reciben, en el mejor de los casos que así sea porque éstos no están llegando a todos los mexicanos, no resuelven la problemática real con la que se enfrentan las familias mexicanas marcadas por la falta o nulo acceso a servicios públicos, vivienda y acceso a oportunidades de desarrollarse. 

Todo esto, sin duda, se agravó con la pandemia, periodo en el que se han perdido 12 millones de puestos de trabajo y se han ido recuperando muy lentamente, dejando en el desamparo a las familias mexicanas, que ven sus ingresos reducidos drásticamente y sin la capacidad de alimentar, vestir y brindar educación a sus hijos, situación que los orilla muchas veces a sacarlos de la escuela e incorporarlos al comercio informal, que es una de las actividades a las que forzosamente se tienen que dedicar 31.4 millones de mexicanos debido a la falta de empleos formales y oportunidades, es por ello que vemos a tantos niños y jóvenes en los semáforos de las avenidas de la ciudad tratando de ganarse el pan de cada día, y por lo visto pasan inadvertidos de las autoridades o estos se han de tapar los ojos para no verlos, tratando así de disimular el problema.

Es urgente que el pueblo de México despierte y exija que nuestros niños y jóvenes reciban educación de calidad, que no se permita que los estudiantes abandonen las escuelas, y para esto que se les brinde un seguimiento oportuno, y que se cubran las necesidades de las familias mexicanas, que haya un incremento real del salario para que este alcance para satisfacer las necesidades de vestido, alimento y educación familiar.

Urge porque cada día más y más niños y jóvenes abandonan las escuelas por la falta de apoyo. Si no paramos esta situación, preguntémonos ¿qué va a pasar con toda esa juventud abandonada a su suerte?