MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Con discurso anticorrupción la 4T busca perpetuarse en el poder

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El pueblo mexicano odia y rechaza la corrupción, está cansado del saqueo, del robo y del enriquecimiento ilícito de los políticos y gobernantes al amparo del poder, ya sean priistas, panistas, perredistas y de cualquier partido o sin partido. 

El gobierno era visto como el botín a alcanzar, se invertían millones en las elecciones, en la compra de votos, con el convencimiento de que una vez con el triunfo recuperarían la inversión; la política era buen negocio y Andrés Manuel López Obrador, su partido Morena y su 4T, supieron aprovechar esa inconformidad y el rechazo del pueblo mexicano a la corrupción. Con un discurso anticorrupción logró el voto de más de 30 millones de mexicanos, un verdadero tsunami que se abalanzó sobre el resultado de las elecciones del 2018, triunfo contundente. 

Hasta la fecha, después de tres años de gobierno, como disco rayado sigue explotando el odio y rechazo a la corrupción. Prácticamente todos los errores del presente se los carga a la corrupción del pasado.

 Sin embargo, cada vez nos damos cuenta que el fondo del asunto es que el presidente López Obrador quiere el poder total, la centralización absoluta con el correspondiente agradecimiento del pueblo por haberlo liberado de la corrupción y por recibir los apoyos de manera directa, siempre echa por delante el ataque a la corrupción.

Pero ¿Cuál es la situación actual de la corrupción?, ¿Cuál ha sido la situación que guarda el gobierno y los políticos de Morena y la 4T? Si bien es cierto que la corrupción fue el sello del periodo liberal de los gobiernos de más de 30 años, a tres años de gobierno ya podemos decir si el cáncer se curó, se agravó o simplemente se mantiene, y si la corrupción era la causa de todos los males sociales que nos aquejan como la pobreza ¿La exagerada brecha entre ricos y pobres ya desapareció? La respuesta tristemente es negativa.

La pobreza va en aumento, los ahorros prometidos por la política anticorrupción no se han visto por ningún lado y la riqueza acumulada en unas cuantas manos se ha visto incrementada en los últimos años. Esto significa que no se ha acabado con la corrupción o simplemente la pobreza no tenía como causa principal ese mismo mal. 

Tal parece que la novedosa política contra la corrupción fue solo una política electorera para perpetuarse en el poder, por eso, desde hace tres años, todos los días y en cada oportunidad, López Obrador nos pinta un México optimista de color de rosa, que nada tiene que ver con la realidad, siempre dice que él cuenta con otros datos; ha llegado incluso a ondear varias veces el pañuelo blanco en señal de que México está libre de corrupción. 

Algunas investigaciones serias señalan al gobierno de la 4T como un gobierno que critica duramente a una parte de la mafia del poder, pero en su seno conserva a otra parte, por lo que es imposible desaparecer la corrupción, pues el cáncer lo lleva dentro; Manuel Bartlett Díaz, por ejemplo, actual director general de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), viejo político priista acusado recientemente de continuar con sus prácticas corruptas al contar con varias residencias millonarias que no reporta en su declaración patrimonial, se sigue enriqueciendo al amparo del poder. La empresa de su hijo le vendió ventiladores caros al IMSS.

Está el caso de Alejandro Getzs Manero, también viejo político, actual Fiscal General de la República de la 4T, acusado de enriquecerse al amparo del poder y producto de ello posee cuentas bancarias millonarias secretas, propiedades en zonas exclusivas en México y Estados Unidos, colecciones de carros de lujo. 

También el zar anticorrupción, Santiago Nieto, que era ejemplo de honestidad a seguir, jefe de la Santa Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), renunció al verse evidenciado en actos de corrupción, compra de propiedades y vehículos de lujo sin justificación de la procedencia del recurso.

Compras irregulares, entrega del 80 por ciento de contratos de obras de manera directa, sin licitación o concurso como establece la ley, nepotismo y falta de transparencia e irregularidades en la entrega de apoyos de los programas sociales, corrupción entre los Servidores de la Nación y apoyos a Jóvenes Construyendo el Futuro, campesinos de Sembrando Vida y adultos mayores cobrados, pero no entregados a los beneficiarios. La corrupción en el área de la salud ha estado a la orden del día por la gran cantidad de millones que se negocian entre funcionarios públicos y empresarios, sobre todo con la pandemia, compra de medicinas y vacunas sin justificación o a sobre precio.

Actos de nepotismo impunes, como el dinero del hermano del presidente que recibió en efectivo para su campaña y la corrupción de la prima Felipa, los millones de la SEDATU para el campo de beisbol del hermano del presidente; solo por mencionar algunos. Es decir, que nuestro presidente viene barriendo la corrupción como se barren las escaleras de arriba hacia abajo, pero lo que no dice, es que bastantes escalones los deja intactos y del conflicto de interés del hijo del presidente ya ni decir nada.

La corrupción continúa igual o peor que antes, y la pobreza aumenta al lado de una creciente riqueza; se demuestra cómo el enemigo a vencer no es la corrupción, sino la pobreza, pero a este gobierno no le interesa acabar con la desigualdad, sino mantenerse en el poder mediante la manipulación y compra de voluntades regalando dinero y echando culpas propias en espaldas ajenas. Urge elevar a un gobierno auténtico del pueblo, que sí lo motive, lo organice y lo saque de la pobreza.

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