El Movimiento Antorchista Nacional, conocedor de la historia de los pueblos, este 9 de mayo se une con toda su alegría e inteligencia a la conmemoración del triunfo del socialismo sobre el nazismo, del triunfo de un pueblo libre y progresista contra un dictador feroz que era apoyado por la clase burguesa mundial.
El 9 de mayo de 1945, el ejército nazi de Adolfo Hitler fue derrotado de manera definitiva por el Ejército Rojo de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, que entonces dirigía el gran líder soviético José Stalin.
En los últimos dos años de la guerra mundial, el Ejército Rojo de la URSS, con más de 7 millones de soldados, liberó del yugo nazi a once naciones que años atrás Hitler había conquistado.
La Alemania nazi estaba derrotada y, con ello, también se desplomaba su amenaza de someter a toda la humanidad bajo un régimen de explotación brutal, en una nueva y más feroz fase del capitalismo. Se trataba del fin de la Segunda Guerra Mundial, que empezó el 1° de septiembre de 1939 con la invasión contra Polonia por el ejército de la Alemania nazi.
Pero, dicen los analistas serios, lo que Hitler y los capitalistas del mundo realmente querían era conquistar a la URSS, “la patria de Lenin, el único país del mundo en el que los obreros se habían organizado, tomado el poder en 1917 e intentaban construir una sociedad más justa y humana”.
Para los tiempos de la Segunda Guerra Mundial, “bajo la dirección de Stalin, la URSS había conquistado éxitos clamorosos que eran la admiración de los proletarios del mundo entero”, escribió un analista amigo mío en su artículo publicado en la revista Buzos.
La Segunda Guerra Mundial se desarrolló y Hitler derrotó a Polonia, Francia, Inglaterra y casi todos los países de Europa para poder entrar, con un gran ejército y muchas armas, a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Así, a las tres horas con quince minutos del 22 de junio de 1941, inició la invasión de 3.5 millones de soldados nazis a la URSS, en la famosa Operación Barbarroja, bautizada así por Hitler en honor al emperador Federico I.
Engreídos y envalentonados con sus recientes victorias en Europa y Asia, los nazis pensaban seriamente que, para noviembre del mismo año, o sea de 1941, ya tendrían bajo su poder a Moscú.
Se daban, pues, cinco meses para derrotar al poderoso Ejército Rojo comandado por el gran comandante Gueorgui Konstantínovich Zhúkov. El gobierno y los empresarios de Estados Unidos les daban chance y se hacían a un lado, dejando sola a la URSS en la batalla contra Hitler. Así se las gastaban los mentirosos capitalistas de entonces, que es la misma manera en cómo lo hacen ahora.
Copio un texto de mi querido amigo y compañero, Omar Carreón Abud, de su artículo de Buzos de la noticia de esta semana:
“Al principio todo parecía estar perdido, la URSS sería derrotada, desmembrada y sus hijos esclavizados para siempre. Pero los rusos ya habían resistido antes a Napoleón en 1812, a los japoneses en la guerra ruso-japonesa de 1904 y 1905, a los ingleses y norteamericanos que encabezaron a la reacción interna en la llamada Guerra Civil contra los bolcheviques entre 1917 y 1923 y, echando mano de un indómito amor por su madre patria que ahora era gobernada por los que producían la riqueza, en una lección universal, defendieron Moscú, su capital, soportando un sitio infernal que en su fase más complicada duró cerca de seis meses. Ahí cambió el curso de la guerra. Pero estaba lejos de terminar.
Hubo todavía que resistir otro sitio monstruoso en Stalingrado y pagar heroicamente sólo ahí con dos millones de soviéticos muertos. Los alemanes en Stalingrado se rindieron ante una resistencia formidable, el 31 de enero de 1943. Tenían rota la columna vertebral. Pero faltaban todavía innumerables batallas y desgracias hasta la rendición de la Alemania nazi el 9 de mayo de 1945”.
En los últimos dos años de la guerra mundial, el Ejército Rojo de la URSS, con más de siete millones de soldados, liberó del yugo nazi a once naciones que años atrás Hitler había conquistado. En marzo de 1945, el Ejército Rojo entró en Alemania y sometió a Berlín el 22 de abril. Adolfo Hitler se suicidó en su búnker de la Cancillería del Reich el 30 de abril de 1945. Y así, tras años de duro combate, el 9 de mayo el ejército nazi tuvo que firmar su derrota.
Por eso, hoy los pueblos del mundo agradecidos festejamos el 80 aniversario de la victoria soviética sobre el nazifascismo. Antorcha se suma a los festejos y esperamos que los mexicanos conozcan esta historia del triunfo socialista, misma que la propaganda del capital ha tratado de ocultar.
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