MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Cómo Estados Unidos inició la Nueva Guerra Fría en la década de los noventa (II/II)

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El cambio antes mencionado se materializó de manera significativa en la Cumbre de 1997. Básicamente, se modificó el propósito de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), desplazando su enfoque desde la defensa directa de los países miembros ante una agresión, hacia la garantía de su seguridad en un sentido más amplio. Esta transformación implicaba una ampliación del concepto de seguridad para incluir “amenazas” localizadas más allá de las fronteras de los países miembros de la alianza. En esencia, esta mutación otorgaba a la OTAN la capacidad de involucrarse en operaciones militares en cualquier parte del mundo donde se considerara que existía una amenaza.

Sumado a esto, se produjo la expansión de la organización mediante la incorporación de naciones como Polonia, la República Checa y Hungría. Estos desarrollos generaron una comprensible ansiedad tanto en Moscú como en Beijing, en lo que respecta a la reconfiguración de la seguridad global en el escenario de la posguerra fría. En conjunto, estos cambios marcaban un viraje fundamental en la misión y alcance de la OTAN, teniendo implicaciones significativas para la política mundial y las relaciones internacionales.

No obstante, en el caso de Rusia, el punto de quiebre llegó con la Guerra de Kosovo en 1999. Este conflicto, que enfrentó al gobierno de Serbia con la población étnicamente albanesa en lo que hoy es Kosovo, marcó un acontecimiento sin precedentes en la historia: la intervención militar de la OTAN, llevada a cabo de manera autónoma y sin la aprobación del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (del que Rusia y China son miembros permanentes), ni el respeto por las normas del derecho internacional. La intervención militar en cuestión, ejecutada además en contra de Serbia, un aliado histórico de Moscú, tuvo un significado fundamental: demostró que la OTAN, bajo el liderazgo de Estados Unidos, no tendría escrúpulos en obviar el derecho internacional establecido por la ONU y las decisiones de sus propios miembros para avanzar en sus objetivos geopolíticos y de dominación global. Esta acción militar en Kosovo sentó un precedente de lo que vendría después, con intervenciones unilaterales en países como Irak, Libia, Siria y otros.

Además de los acontecimientos mencionados, la década de los años 90 marcó el fin de la alianza relativamente estable que China había establecido con Estados Unidos en los años 70, con el objetivo de contener a su antiguo rival, la Unión Soviética. Este cambio de dinámica fue desencadenado por un repentino aumento en el suministro de armas y equipo militar a Taiwán por parte del gobierno de Bill Clinton. Esto resultaba particularmente significativo ya que, a pesar de que Estados Unidos seguía manteniendo su política de “Una sola China” establecida en 1972, la cooperación militar con Taiwán había sido sumamente limitada. En respuesta a las crecientes tendencias separatistas en la isla y al incremento del apoyo estadounidense, China llevó a cabo ejercicios militares cerca de Taiwán, aunque estos tuvieron principalmente un carácter simbólico. Estados Unidos respondió a esta demostración con un despliegue de fuerzas militares en las proximidades de la isla, lo que dio lugar a lo que se conoce como la crisis de 1996. Este episodio subrayó la complejidad y la sensibilidad de las relaciones entre China, Taiwán y Estados Unidos. El cambio en la dinámica entre China y Estados Unidos marcó un punto de inflexión en su relación y contribuyó a moldear la geopolítica de la región en los años venideros.

En resumen, durante la década de los años 90, Estados Unidos tomó una serie de decisiones que tuvieron amplias implicaciones en las relaciones internacionales. Optó por dejar a Rusia en un estado de conmoción económica después de la caída del socialismo, mantuvo un gasto militar exorbitante sin una justificación clara en términos de amenazas reales, impulsó una transformación de la OTAN que permitiría operaciones militares fuera del territorio de los países miembros y expandió la organización hacia el este al incorporar a tres naciones que formaron parte del antiguo Pacto de Varsovia. Además, Estados Unidos adoptó una política de acercamiento a Taiwán, contraviniendo su propia postura oficial de política exterior y tocando una de las líneas rojas de China. La intervención de la OTAN en Serbia durante la guerra de Kosovo, sin tener en cuenta ni al Consejo de Seguridad de la ONU ni las reglas del derecho internacional, también contribuyó a este clima de desconfianza.

Estos eventos, entre otros, explican el creciente escepticismo de Rusia y China hacia Estados Unidos y cómo esta desconfianza impulsó una mayor alianza entre ambos países. Lo sucedido en los años 90 dejó en claro que Estados Unidos no estaba dispuesto a tratar a ninguna nación en igualdad de condiciones y que estaba decidido a consolidar su dominio global utilizando cualquier medio necesario, respaldado por su superioridad económica y militar.

Paradójicamente, la estrategia de Zbigniew Brzezinski, que buscaba evitar una alianza entre Rusia y China, terminó teniendo el efecto contrario. Las acciones de Estados Unidos durante esta década contribuyeron a forjar una relación más estrecha entre Rusia y China, en respuesta a la percepción de una amenaza común y a la necesidad de contrarrestar la hegemonía estadounidense.

La emergente Nueva Guerra Fría que se cierne sobre el mundo, con la ominosa posibilidad de una devastadora confrontación nuclear, no es, pues, un fenómeno de reciente aparición. Más bien, puede trazarse en la política exterior agresiva adoptada por Estados Unidos durante el período triunfalista de la posguerra fría en la década de los 90. Por lo tanto, si queremos poner fin a la Nueva Guerra Fría solo hay un camino: evitar que un país y sus capitales estén en condiciones de imponer sus términos al resto del mundo. Esto, y no otra cosa, sería el mundo multipolar que ya emerge y se consolida.

Jesús Lara es economista por El Colegio de México e investigador del Centro Mexicano de Estudios Económicos y Sociales.

Referencias

Achcar, G. (2023). “The New Cold War: The United States, Russia, and China from Kosovo to Ukraine”. Haymarket Books.

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