MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Colima, entre desempleo y desamparo 

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La intensificación de la pandemia y el cierre de algunas actividades económicas, durante el año que pasó, pusieron de manifiesto el grave problema del desempleo y agudizaron más el empleo informal porque miles de trabajadores fueron despedidos de las fábricas y lanzados a las calles sin oportunidad de contar con el sustento para mantener a sus familias.

A más de dos años de la pandemia, miles de esos trabajadores desempleados se sumaron a las filas del empleo informal. En enero, 883 mil 825 personas perdieron su empleo, la tercera caída consecutiva en la ocupación y la baja mensual más pronunciada en 2020. (El Economista, 2021)

La Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) para el primer mes de 2021, reportó una tasa de desocupación de 4.7 por ciento, un aumento de 0.9 puntos respecto de lo reportado en diciembre y el primer aumento en este indicador desde junio del año anterior. Las mujeres fueron las más afectadas por la contracción del mercado laboral, representaron el 90 por ciento de las bajas reportadas en enero. Además, del total de empleos perdidos, 68 por ciento fueron en el sector informal y 32 por ciento, en el formal. (El Economista, 2021)

Respecto de estos datos ya referidos, podemos decir que la situación para miles de familias en nuestro país fue de mal en peor, y con ello se desató una serie de consecuencias, que hasta el día de hoy miles de familias siguen padeciendo. Veamos.

Sólo en el Estado de Colima, cuatro mil 500 personas perdieron su empleo en los últimos meses, según datos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).  

Miles de colimenses viven los estragos del desempleo en sus hogares. Pagar los servicios básicos o alimentar a su familia, es una de las disyuntivas que la clase trabajadora no tuviera que decidir, pues para eso ha pagado impuestos que sirven para financiar la construcción de obras públicas como carreteras, estaciones eléctricas, además de cubrir los gastos que se invierten en salud, educación, seguridad, apoyos sociales, entre otros. 

¿Será acaso un abuso por parte del pueblo trabajador exigir lo que de por sí ya ha pagado durante tantos años con su trabajo? Yo creo que no, al contrario, creo que es un abuso por parte de los gobiernos tanto estatales como federales, dejar al pueblo sin agua, sin luz, sin internet, sin comida, sin empleo y sin salarios dignos que les permitan una vida digna para ellos y sus familias.   

Desde hace 30 años, el antorchismo ha tenido como tarea principal educar y organizar al pueblo en cada colonia y comunidad de Colima, para hacerle claridad a la gente de la situación real en la que se encuentra y que es posible un cambio social si se organiza y exige sus derechos a los gobiernos. Esos gobiernos, que en cada proceso electoral van de casa en casa en busca de ganar la voluntad popular para favorecerse y llegar al poder, y ya que lo tienen, se olvidan de sus promesas de campaña y dejan al pueblo a su suerte. 

Compañeros antorchistas de Colima, sumemos esfuerzos para cambiar su situación, exijamos mejores condiciones para los trabajadores ambulantes, para esos que se ganan la vida en las calles, exijamos seguridad, salud, educación, alimentación, vivienda digna y decorosa, y mejores condiciones para las clases trabajadoras. 

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