MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Clases presenciales, evidencias y lavado de manos de la SEP

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Como era de esperarse en este gobierno de la 4T y aliados, el respeto por la vida es de palabra, pero no en los hechos, pues la SEP prefiere exponer a millones de niños y jóvenes al contagio masivo antes que dar marcha atrás a las directrices de Palacio Nacional en el sentido de regresar a clase presenciales, estén como estén los niveles de la pandemia.  

Hay evidencia suficiente en México para advertir que, con los niveles altos de pandemia actual, cuando los contagios diarios rondan las 20 mil personas y una cifra cercana a los mil fallecimientos, sin duda el regreso a clases presenciales es un despropósito y una irresponsabilidad soberana de las autoridades educativas y de los gobiernos de los estados que lo respaldan. Ya en abril pasado en Campeche como después en la Ciudad de México y Morelos, se intentó reabrir muchos de los planteles educativos y el resultado común fueron los contagios en cascada que obligaron a los gobiernos de esos estados cerrar las escuelas. Varias organizaciones magisteriales como la CNTE, Antorcha Magisterial y estudiantiles, como la FNERRR se han manifestado por un no, al regreso a clases, por el momento. 

Ahora bien, a pesar de que nadie duda de la necesidad de los niños y jóvenes del contacto socioemocional y para evitar un mayor rezago educativo la pregunta clave es, ¿Por qué no existen condiciones apropiadas para el regreso a clases? Y lo más importante, ¿Habrá algo más preciado que la propia vida de los estudiantes y sus familias cuando esta se pone en riesgo por la pandemia? Para algunos, los más ricos y poderosos, es prioridad la economía, pero esos no sufren las consecuencias de la enfermedad, cuentan con recursos de sobra para atenderse; la inmensa mayoría de la población sí es un serio problema, son pobres y vulnerables. Aquí planteo algunas razones recogidas de varios expertos y educadores, los cuales señalan que México no está en condiciones de regresar a las clases presenciales, al menos no por ahora con la variante Delta de covid-19 que es más mortífera que las anteriores. 

Primero. Para un control estricto del protocolo ideado por la SEP se requiere de personal adicional que los planteles no cuentan, entonces ¿Quién se hará cargo de los filtros si en gran número de escuelas, ni a intendentes llegan? ¿Los comités de salud que propone la SEP, serán los responsables de todo? Aparte, gran número de las escuelas no tienen salones ventilados como sugiere la norma sanitaria y en muchos casos no cuentan con agua ni tampoco fueron atendidas en su mantenimiento durante el tiempo que han permanecido cerradas. En Morelos, por ejemplo, las autoridades educativas registran 600 escuelas que requieren reparaciones y 250 escuelas no cuentan con agua para lavarse las manos, indispensable para cumplir con el protocolo; más de 800 escuelas, fueron vandalizadas y no han sido repuestos los materiales robados. En esas condiciones, ¿Cómo se implementa así un regreso a clases? 

Segundo. Si la SEP no obliga a los padres el regreso de sus hijos a clases presenciales, ¿Cómo le hará para que los maestros, así como atienden a los niños y jóvenes de forma presencial, lo hagan al mismo tiempo por la vía virtual para aquellos que no acudan a las aulas? Como se sabe, un alto porcentaje de escuelas no cuentan con internet y otras herramientas tecnológicas para desempeñar una buena labor docente ni tampoco todas las familias cuentan con este servicio ni computadoras o tabletas.  

Tercero. Con el retorno a clases la movilidad social se incrementará de forma significativa y los riesgos de contagio serán mayores, pues la mayoría de los padres no cuentan con vehículos particulares y usarán transporte público para llevar sus hijos a las escuelas, en esas condiciones, ¿cómo le hará la SEP y la Secretaría de Salud para reducir los riesgos? No se sabe, la sanitización con arco que es muy adecuada no está contemplada, por ejemplo. Tampoco habrá una disposición extra de pruebas rápidas para detectar posibles contagios y aislar a las personas infectadas. Y lo que es fundamental, no se contempla la vacunación de cuando menos un 70% de la población de 18 años y más, antes del regreso masivo a la escuela, pues apenas empiezan a vacunar a los jóvenes de entre 18 y 29 años, pero ya en países como EU están autorizadas vacunas para la población entre 12 y 18 años. 

Cuarto. La responsabilidad será ante todo individual, por cuanto no es obligatorio la asistencia a clases presenciales y se deja a los padres de familia la decisión final, pero entonces, ¿Dónde queda la responsabilidad social de la SEP? ¿Cómo conseguirá la dependencia un avance homogéneo del aprendizaje con clases presenciales y virtuales paralelas? Las decisiones improvisadas sin los debidos protocolos y condiciones apropiadas parecen ser la característica del eminente regreso a clases este 30 de agosto. 

Por tanto, los padres de familia, estudiantes, docentes y personal de apoyo tendrán en sus manos la posibilidad de suspender las clases si las condiciones no son las adecuadas y si, además, empiezan los primeros infectados. Así las cosas, la SEP no quiere asumir los costos de los posibles contagios y por eso se exime de su responsabilidad social y se lava las manos. No dejemos que la vida de nuestros hijos quede en riesgo por la falta de previsión y seriedad de las autoridades educativas. Pugnemos por un regreso seguro a clases presenciales cuando estén dadas las condiciones adecuadas, ahora no lo están desafortunadamente. Y si no, al tiempo. 

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