Las campañas políticas se encuentran en la recta final, y después, unos días de veda electoral, para dar oportunidad al ciudadano de reflexionar respecto a qué candidato de ese partido político –o en este caso, coalición de partidos– presentó la mejor propuesta para el país. Sin embargo, es importante que el ciudadano retome otros elementos para pensar a qué candidato le dará su voto, es decir, no únicamente lo que se presentó en las campañas políticas. Aquí algunos de esos elementos.
Es cierto que todos los ciudadanos que votarán últimamente observan las encuestas, que dan por ganadora a la candidata oficialista del presidente Andrés Manuel López Obrador.
El votante debe ser consciente de que los programas sociales que recibe no son del presidente López Obrador, ni de Morena, u otro partido; son recursos públicos de todos los mexicanos.
Las encuestas en la mayoría de los periódicos, en las redes sociales, en los programas de televisión y radio, etcétera dan ventaja a la candidata del presidente por encima de la candidata de oposición.
Aunque falta un tercer debate organizado por el INE a realizarse en los próximos días, sin duda los proyectos o ejes de trabajo deben ser decisivos para que los mexicanos aprueben o rechacen un gobierno para los próximos seis años.
De antemano, en los promocionales y spots que tienen invadidos canales de televisión, radio y redes sociales, resaltan la entrega de apoyos, de tarjetas, para este o aquel sector, es decir, más tarjetas de las que ya de por sí entrega el gobierno de López Obrador.
En fin, las tarjetas por encima de proyectos y obras sociales de vivienda, salud, educación, agricultura, ciencia y tecnología, entre otros, a beneficio de pueblos y municipios. Así ha rebajado la política el gobierno de la Cuarta Transformación.
Pero más allá de los beneficios inmediatos, que deben ayudar a los mexicanos, sobre todo a los más pobres a mejorar sus condiciones de vida, es necesario ir al fondo del problema: que todos los sectores tomen conciencia respecto a que en México urge otro modelo de Gobierno, pues en una economía capitalista –por más que un candidato quiera cambiar las cosas, no lo logrará–, ya que se encontrará condicionado a las decisiones del empresariado, no sólo mexicano, sino a las decisiones de poder económico de nuestro vecino del norte.
Por lo tanto, ¿qué tiene que reflexionar el ciudadano antes de votar el próximo 2 de junio? Creo que, en primer lugar, debe ser consciente de que los programas sociales que recibe no son del presidente López Obrador, ni de Morena, u otro partido; son recursos públicos de todos los mexicanos. Por lo tanto, no deben sentirse amenazados.
Lo más importante, que los partidos actuales –sobre todo Morena, de López Obrador–, no cambiarán las cosas en México. Al contrario, el Gobierno actual ha dejado violencia y más violencia, y sobre todo, aumento de la pobreza.
Por lo tanto, es momento de que todos los mexicanos, de forma organizada, tomen el poder para gobernar. Quizá suene muy fantasioso, pero ¿qué más queda por probar si los partidos de siempre han fallado?
Y, por último, la candidata oficialista ofrece continuidad a ciegas del actual gobierno, ¡más de lo mismo! Hemos visto que el país ha padecido esa política, violencia, inseguridad, inflación —los aplaudidores de AMLO aseguran que ha sabido manejar la economía—, pobreza, un país polarizado. ¿Es lo que queremos para México? La respuesta es no.
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