El Artículo 2 de la Ley General del Trabajo dice que las normas del trabajo tienden a conseguir un equilibrio entre los factores de la producción y la justicia social, así como propiciar el trabajo digno o decente en todas las relaciones laborales. Se entiende por trabajo digno o decente aquel en el que se respeta plenamente la dignidad humana del trabajador; no existe discriminación por origen étnico o nacional, género, edad, discapacidad, condición social, condiciones de salud, religión, condición migratoria, opiniones, preferencias sexuales o estado civil; se tiene acceso a la seguridad social y se percibe un salario remunerador; se recibe capacitación continua para el incremento de la productividad con beneficios compartidos y se cuenta con condiciones óptimas de seguridad e higiene para prevenir riesgos de trabajo. El trabajo digno o decente también incluye el respeto irrestricto a los derechos colectivos de los trabajadores, tales como libertad de asociación, autonomía, derechos de huelga y contratación colectiva. Se tutela la igualdad sustantiva o de hecho de trabajadores frente al patrón. La igualdad sustantiva es la que se logra eliminando la discriminación contra las mujeres que menoscaba o anula el reconocimiento, goce o ejercicio de sus derechos humanos y las libertades fundamentales en el ámbito laboral. Supone el acceso de las mismas oportunidades, considerando las libertades biológicas, sociales y culturales de mujeres y hombres.
Todo ciudadano en México debería contar con un empleo digno donde no tengan que preocuparse por su seguridad social ni la de sus familiares, esto es el mejor legado que todo habitante desea para que pueda dedicar todo su talento y potencialidad en la mejora del trabajo que desempañe, sin embargo durante la administración de la 4T, están sucediendo irregularidades con el magisterio, esto a pesar de que López Obrador se comprometió durante su campaña a mejorar la situación de miles de trabajadores de la educación, hoy en día existen docentes en varias regiones del país que no cuentan con certeza laboral y están trabajando bajo contrato temporal, el cual tiene que estar renovando cada tres o cinco meses, aunado a esto, hay maestros a los que no se les ha asignado su basificación, a pesar de contar con el tiempo requerido para lograr este objetivo y que se han visto afectados por la reducción en horas, perturbando con esto su estabilidad emocional al no poder cubrir las necesidades básicas que su familia requiere, otros más tienen problemas ante la falta de pago de prestaciones, bonos de puntualidad y asistencia, ajuste al calendario y pagos pendientes, ante esto podemos afirmar que fue otra mentira más del presidente de México para ganarse a los maestros con el único fin de llegar al poder pero no hacer nada para dar solución a los múltiples problemas que el magisterio enfrenta.
Esto sucede en nuestro país, a pesar de que los docentes tienen en promedio un pago menor en comparación con otros países de América Latina. En México, un maestro de primaria gana alrededor de 6,000 pesos (333 dólares), por 25 horas semanales, comparadas con lo que gana un docente en Uruguay (875 dólares) por 20 horas aula, Chile (860 dólares), Ecuador (817 dólares), Brasil (737 dólares), por 40 horas semanales. A pesar de no estar bien pagado el magisterio en México, se tienen problemas como los mencionados anteriormente, es injusto que las autoridades educativas, enteradas de las necesidades reales de los maestros, no hagan algo por remediar tan precaria situación.
Es evidente que un maestro requiere por necesidad y por elemental justicia social, holgura económica para atender necesidades de su familia, educación adecuada a sus hijos, un nivel de vida decoroso y los gastos que impliquen su propia preparación y actualización. No hay duda de que la pieza fundamental en la educación de un país es el maestro. Nuestro país no saldrá del atraso educativo en el que se encuentra si la 4T no se preocupa lo suficiente para generar una planta docente bien calificada, entusiasta, creativa, innovadora y entregada de tiempo completo a su labor. Ello requiere indudablemente mejores salarios, mejores prestaciones complementarias, facilidades acordes con su realidad cotidiana para su superación profesional, así como liberarlo de esclavitudes políticas y clientelares que lo corrompen y desaniman, al comprobar que sus esfuerzos honestos por dar mejores resultados, más lo perjudican que lo benefician a los ojos de la burocracia que controlan estímulos y mejoras. Ese es el tamaño del reto que López Obrador y la 4T tienen con el magisterio.
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