En su vigésimo aniversario, la Federación Nacional de Estudiantes Revolucionarios "Rafael Ramírez" (FNERRR), se ha mantenido firme, bajo una estructura bien definida, en su objetivo de contribuir en el mejoramiento de las condiciones materiales de la educación nacional. Se ha luchado, de manera organizada y pacífica durante estos años, para acercar las oportunidades de educación a los jóvenes que ven años luz la posibilidad de continuar con sus estudios en casi todos los niveles, en particular de nivel secundaria, preparatoria y universidad; esto debido a los altos grados de marginación y pobreza en la que viven. Y para ello hemos logrado, por medio de la gestión, la construcción de escuelas (desde secundaria hasta universidades) y de Casas de Estudiantes.
Lo anterior, ante un panorama educativo que no favorece a la mayoría de la juventud y que, según estudios realizados por la OXFAM en el 2017, representan un 31.4 por ciento de la población total; estos, a su vez, enfrentan altos grados de marginación en diferentes sectores como el acceso a la educación superior, ocupación formal, servicios de salud, entre otros tantos servicios públicos que limitan no sólo su formación científica, además, las oportunidades de participación social. En ese mismo año, de acuerdo a los datos del INEGI, de los 37.5 millones de jóvenes que viven en México, sólo 15 millones tienen acceso a un empleo y el 60.6% de este total, lo tiene a través de la vía informal. Por otro lado, la UNESCO reporta que 74.2% de jóvenes de 20 a 24 años no acceden a instituciones educativas de nivel superior. De acuerdo a esto, México es el país de la OCDE donde menos jóvenes van a la universidad.
¿Este panorama de la educación cambiará de manera automática con las políticas de transferencia monetaria directa implementadas por la actual administración? ¿Serán las becas "Benito Juárez" la panacea de la crisis educativa que vive nuestro país? En mi humilde opinión, aunque es casi evidente que algunos no compartirán la misma idea, no es esta la solución real de los problemas tan acentuados en el terreno educativo, sobre todo aquellos que tienen que ver con infraestructura, considerando que se han hecho recortes presupuestales en este sector.
Mi respuesta se funda en el hecho de que en nuestro país la desigualdad económica y social, cada vez más polarizada, no se le ha atacado de raíz, considerando que esto permitiría dar las mismas oportunidades a los millones de estudiantes que no tienen la posibilidad de estudiar. Aquí las pruebas: en México, el 1% de la población concentra el 43% del total de la riqueza, mientras que el 55.3 millones de personas tienen que elegir entre alimentarse a sí mismas o alimentar a su familia. Y si esta tendencia se mantiene, según investigadores de la OXFAM, en 8 años este 1% captará más riqueza que el 99% restante, contribuyendo a un aumento exponencial de la pobreza, echando por la borda las políticas de transferencia monetarias. La pobreza en México no es normal ni es inevitable.
Tan solo en México, durante el periodo 2013-2015, las empresas evadieron en promedio 244 mil 664 millones de pesos anuales, lo que representa un 39.63% de la recaudación potencial del Impuesto Sobre la Renta (ISR). Si el monto destinadas a la reconstrucción por las afectaciones de los sismos ocurridos en septiembre de 2017, es de 43 mil millones de pesos, con el dinero que evadieron estas empresas, se podría haber reconstruido cinco veces el país (considerando a nuestras escuelas que es una de las principales demandas a nivel federal), construir escuelas donde los millones de estudiantes no tienen acceso a ellas, atender el sector salud, dar empleo a las familias de esos jóvenes que no pueden continuar con su preparación universitaria, entre otros, sin aplicar los recortes presupuestales, pues los servicios básicos públicos dependen de las aportaciones que se realizan a través de los impuestos, sin embargo la recaudación fiscal en México es de las más bajas en América Latina. La política fiscal mexicana favorece a quienes más tienen mediante tasas muy bajas para gravar recursos que son la principal fuente de ingresos de las clases más ricas. La evasión de impuestos y el ocultamiento de recursos sigue siendo prácticas, en esta y en las anteriores administraciones, aunque se quiera convencer de lo contrario, generalizadas por parte de las élites políticas y económicas en México. Esto contribuye a profundizar la desigualdad económica y al aumento en el número de jóvenes sin oportunidad de estudiar. Esto exige un cambio en la política fiscal aplicada hasta ahora, en donde paguen más los que tienen más y menos, o nada, los que menos tienen.
El progreso tiene lugar únicamente en el tiempo y con acciones concretas. Si realmente se quiere solucionar los problemas de la educación, se tiene que empezar por atacar sus causas y no sus efectos, pero no con discursos amorosos, apelando a la buena voluntad de las personas que, por su condición de pobreza, no puede ser otra que aquella que la empuja a buscar los medios que sean necesarios (la delincuencia, el narcotráfico, entre otros) para atender sus necesidades inmediatas. Decir que "la educación está por encima de cualquier otro interés, personal, de grupo y político porque nada es más importante que la educación de los estudiantes", no es más que demagogia pura cuando no se toca los intereses de las élites económicas y políticas de este país. Y si las empresas siguen evadiendo sus responsabilidades (en contubernio con las élites políticas), seguirán privando a las personas de los servicios básicos como las escuelas, especialmente a los estudiantes pobres.
Ante este panorama, la FNERRR ha logrado en estos veinte años la construcción de más 77 casas de estudiantes a lo largo y ancho del país, con el objetivo de brindar las condiciones materiales necesarias que aminoren el gasto económico de las familias en la formación académica y profesional de sus hijos, pues tan solo en Tlaxcala, de acuerdo a la nota publicada por el medio "Expediente Político", 631 mil personas se encuentran en pobreza laboral en el primer trimestre de este año, provocando que los jóvenes trunquen su carrera universitaria o simplemente no puedan iniciarla. Estas casas de estudiantes, además de brindarles alojamiento, los servicios básicos (agua, luz, gas), internet y comida, se les imparten talleres artísticos (danza, teatro, música, poesía y oratoria) con el fin de contribuir a su formación profesional de una forma más integral.
En Tlaxcala está por terminarse la tercera etapa de la Casa del Estudiante "Tlahuicole", que consta de salones de talleres y un auditorio. La primera y segunda etapa consta de un edificio de dormitorios para hombres y otro de mujeres, comedor, cocina, biblioteca y centro de cómputo. El cual en próximas fechas será inaugurada y dará alojamiento a más de 150 estudiantes que desean continuar con sus estudios universitarios. Hace unos meses se inauguró la Casa del Estudiante "Hermanos Serdán" en la capital poblana, la cual tiene la capacidad de alojar a quinientos estudiantes. Y no hace mucho se inauguró la Villa Estudiantil "Aquiles Córdova Morán" en el municipio de Tecomatlán, Puebla, con capacidad para mil estudiantes.
Con este proyecto educativo nacional, la FNERRR busca contribuir a la generación de las condiciones materiales necesarias para que los millones de jóvenes sin oportunidades de estudiar la universidad, lo hagan con la seguridad y convicción que una formación profesional, científica, crítica y humanista es posible si a éstos se les brinda tales condiciones, y sean ellos quienes en un futuro contribuyan crear un mundo más justo y con mayores oportunidades para todos. Bienvenidas las becas "Benito Juárez", pero no se puede ocultar el sol con un solo dedo, y mientras existan jóvenes sin oportunidades de estudio, la FNERRR estará allí, siempre luchando. Y si queremos ir rápido, vayamos solos, si queremos ir lejos, vayamos organizados.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario