México es de los países con mayor desigualdad en el mundo, pues por un lado, el número de mexicanos en pobreza y pobreza extrema va en aumento, nada detiene la caída de las condiciones mínimas para millones que se debaten en la más completa penuria a pesar de los famosos programas federales que tanto presume el Presidente, no se detiene el número de mexicanos que no cuentan con las condiciones mínimas para una vida digna, sin medicamentos, un pésimo servicio en los centros hospitalarios, despido de personal médico en plena pandemia, falta de empleos bien remunerados, aumento de los productos de primera necesidad, inseguridad, sin programas de vivienda, sin servicios básicos.
Por otro lado, los multimillonarios mexicanos han aumentado sus fortunas de manera escandalosa sin que nadie les ponga freno, gozan de todas las facilidades para acrecentar su riqueza, como en los sexenios anteriores, la excelente relación de los presidentes de México con los poderosos no ha cambiado, sus frecuentes reuniones en Palacio Nacional lo confirman.
Un Presidente que habla todas las mañanas con un discurso a favor de los más pobres, que agrada a los pobres, porque a una parte de la población le llegan los programas sociales, y los que faltan mantienen la esperanza de que algún día sean beneficiados, pero, también agrada a los más ricos, porque mientras entretiene a la población, aleja de la discusión el problema de la desigualdad, de la creciente pobreza y del aumento de la riqueza, con un aparato propagandístico poderoso, con un discurso que agrada a los pobres y a los poderosos, es la fórmula perfecta.
Por eso sus respuestas rápidas y agresivas contra las voces críticas a su gobierno, porque le estorban, porque le descompone su contubernio con los poderosos, su discurso aparenta que está del lado del pueblo, por eso habla de que ya se abandonó el modelo económico neoliberal y estamos en un nuevo régimen, sin molestarse en explicar en qué consiste y porqué ya no reina el neoliberalismo en México.
El modelo neoliberal, tiene como característica principal la concentración de la riqueza en unas cuantas manos y que no se apliquen mayores impuestos a estas grandes fortunas y, por otro lado, que los trabajadores carguen con los aumentos tributarios. Vamos a los datos.
Según el Consejo Nacional para la Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), el número de personas en situación de pobreza extrema pasó en estos 3 años de gobierno morenista de 8 millones a 11 millones; aumentó también los mexicanos que viven en la pobreza de 43 millones a 45 millones. Además 15 millones de personas se beneficiaban del Seguro Popular, hoy sustituido por el Insabi, que nadie puede explicar en qué consiste.
Entre los países de América Latina, México es el que tiene una mayor concentración de riqueza en unas cuantas manos y una de las economías que se resiste a aumentar impuestos a las enormes ganancias, denuncia la Red Latinoamericana por Justicia Económica y Social (Latindadd).
Hasta mayo pasado 14 multimillonarios en México acumularon 150 mil millones de dólares en sus riquezas. El promedio de 10 mil millones de dólares por cada uno, supera a cualquier otro país de la región, e incluso es más del doble que la media de América Latina.
Si el gobierno de López Obrador no es partidario de impulsar una verdadera reforma tributaria, entonces el pueblo organizado debe tomar las riendas, exigir que se aumente la recaudación fiscal en los ingresos, mientras mayores ingresos, mayor pago de impuestos, que permita una recaudación fiscal para financiar la seguridad social y mejorar los sistemas de salud, educación y servicios, solo así se dará la lucha en serio contra la desigualdad.
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