El gobernador de Puebla, Miguel Barbosa Huerta, ha tenido su peor inicio de año. En enero, su gobierno fue tema de análisis nacional debido al problema del niño Tadeo, cuyo cuerpo fue exhumado en Iztapalapa para que el crimen metiera droga en el penal de San Miguel y luego fue arrojado a los contenedores de basura del mismo penal. Barbosa despidió a varios funcionarios y al propio secretario de Seguridad Pública estatal para “limpiar” su imagen, pero todos sabemos que en el penal de San Miguel gobierna el crimen, hay prostitución, hay venta de drogas, alcohol y varios delitos más. El horrible caso del niño Tadeo prueba eso. Barbosa, a pesar de que le gusta que le digan que es un “experto en seguridad”, ha demostrado que es incapaz de someter al crimen y lograr que los poblanos podamos vivir sin miedo.
A pesar de que varios columnistas y reporteros lo defienden, lo cierto es que el tema de Tadeo sigue fresco, porque no es el único problema de seguridad que hay en Puebla. Estamos a unos días de que se cumplan dos años del asesinato de tres estudiantes de medicina y un chofer de Úber, en Huejotzingo, crimen que desató la indignación estudiantil con marchas gigantes, como la realizada el 5 de marzo de 2020 con 150 mil universitarios y estudiantes de preparatoria. Y la delincuencia no se detiene. El Editorial de la página contigopuebla.mx de ayer 10 de febrero nos dice: “el inicio de año fue más que violento y sanguinario”. Y es que, en enero, “Puebla registró 86 denuncias por homicidio” y “118 carpetas de investigación por desaparición de personas”. Vamos, pues, de mal en peor. Barbosa ha tenido cuatro secretarios de Seguridad Pública en dos años y medio de gobierno, pero ninguno de ellos ha servido para hacer de Puebla un estado más seguro.
Pues bien. Llegó febrero y al gobernador se le desató ¡otro problema de talla nacional! Desde el 29 de junio de 2021, la Policía Estatal de Puebla tomó las instalaciones de la Universidad de las Américas (UDLAP) y corrió a la gente que simpatizaba con el patronato de la Fundación Mary Street Jenkins. El domingo 30 de enero, la revista Proceso publicó un reportaje titulado así: “Caso UDLAP. Al descubierto la trama de Barbosa por una herencia de 720 millones de dólares”. En el se dice lo siguiente: “La intervención del gobierno de Puebla en el pleito legal entre los herederos del millonario William O. Jenkins sigue una estrategia elaborada por la firma de abogados del panista Roberto Gil Zuarth, mediante la cual el gobernador Miguel Barbosa Huerta busca obtener la fortuna de 720 millones de dólares de la Fundación Mary Street Jenkins, incluyendo la Universidad de las Américas”. El despacho de Gil Zuarth le prometió al equipo de Barbosa que, una vez lograda la “remoción de los actuales patronos” de la Fundación Mary Street Jenkins (FMSJ), “el estado de Puebla podrá recuperar más de 720 millones de dólares”. Más adelante, la revista sostiene: “lo que Barbosa hizo fue que su gobierno acusó a los integrantes del patronato de saquear 720 millones de dólares de la fundación; los destituyó en abril de 2021 y designó otro patronato, y en junio último lanzó a la Policía Estatal para tomar las instalaciones de la UDLAP”. Aunque ahora lo niega, Miguel Barbosa Huerta se metió al conflicto cegado por el color del oro que le prometieron.
En esa universidad, había dos rectorías: una que era la oficial y una nueva, que fue impuesta por el gobierno de Barbosa, en la que el rector era Armando Ríos Piter, quien acaba de renunciar. Al gobierno se le complica el problema porque, desde la semana pasada, los jóvenes de la UDLAP protestan en las calles para exigir que el gobierno les devuelva la escuela y puedan tomar clases presenciales. El conflicto entre los herederos de William O. Jenkins por los 720 millones de dólares se complicó porque el morenista Barbosa, el panista Gil Zuart, el presidente de México, la UIF y Alejandro Gertz Manero le intentan meter mano a esa jugosa herencia. Una vez más, los políticos mexicanos cegados por “don dinero”, como dijo Cervantes. Y lo que sufren las consecuencias son los jóvenes estudiantes.
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