En días pasados, integrantes del Movimiento Antorchista Colimense, en el ejercicio de su derecho a la manifestación, se congregaron afuera de tres presidencias municipales de Colima para exigir a sus gobernantes atención y solución a las necesidades planteadas en los pliegos petitorios, mismos que han sido entregados con anticipación en las oficinas correspondientes, para su conocimiento y análisis de solución, siempre en espera de respuestas favorables en pro de miles de familias y grupos vulnerables.
También, pidieron la intervención del Gobierno estatal, encabezado por Indira Vizcaino, para que dé respuesta a las necesidades sociales de la gente.
Dichas necesidades van encaminadas, principalmente, a que los colimenses cuenten con una vivienda digna y decorosa como lo marca la constitución, pues son miles de ellos que no cuentan ni siquiera con un pedazo de tierra en donde construir su hogar.
Además de la carencia sobre calidad y espacios de la vivienda, que es una de las siete dimensiones que evalúa el Consejo Nacional para la Evaluación de la Política Social del país (Coneval), otras de las problemáticas detectadas en la entidad es el hacinamiento, la falta de materiales de construcción, mala ubicación, irregularidad en la tenencia de la tierra y la vivienda, vulnerabilidad por desastres naturales, así como las condiciones insalubres y el desconocimiento en técnicas de construcción.
Por lo tanto, urge atender las demandas sociales en materia de vivienda que se manifiesta en dos graves problemas, uno, que las familias no cuentan con terreno propio, y por el otro, las que sí lo tienen, pero sin la calidad necesaria para construir un hogar.
Sin embargo, ni la gobernadora Indira Vizcaíno, ni la presidenta municipal de Manzanillo, ambas pertenecientes a Morena, han hecho absolutamente nada para solucionar estos problemas sociales tan sentidos por los pobladores de Colima, a pesar de que pregonan ser la esperanza de México y que velan por los pobres.
En Manzanillo la presidenta municipal Griselda Martínez ha hecho oídos sordos a las peticiones de cientos de manzanillenses, no los ha recibido si quiera por cordialidad; van reiteradas ocasiones en que los ciudadanos piden hablar con ella sin encontrar respuesta a sus sentidas peticiones que son principalmente la regularización de colonias, como la Everardo Villalobos Luna, donde viven familias sin los servicios básicos en sus casas esperan la intervención de su presidenta.
Además de la petición de apoyo topográfico, administrativo y legal para que se agilice el trámite de regularización para la colonia La Antorcha de Manzanillo, los vecinos también demandan dotaciones alimenticias, fertilizante para los campesinos, atención a las casas del estudiante y su comedor alimentario, infraestructura pública para colonias y comunidades.
Y lo mismo pasa con el municipio de Tecomán, donde también gobierna Morena, así como en el municipio de Cuauhtémoc, encabezado por Gabriela Mejía, de la alianza PRI-PAN-PRD, que a pesar de haber perdido prácticamente el poder en gran parte del territorio mexicano, siguen con la misma política de cero soluciones para los ciudadanos.
Basta con los ejemplos antes mencionados para vislumbrar el panorama en el estado de Colima, en el que no sólo la violencia prevalece, sino también la falta de vivienda y de alimentos se le suma a una de las tantas inclemencias que debe de pasar el pueblo trabajador, el cual también enfrenta la falta de medicamento en los hospitales que han dejado a su suerte a los enfermos y sus familiares, y ya ni hablar de la educación, pues ahora se le suma la desaparición del Programa de Escuelas de Tiempo Completo (PETC) que proveía de los alimentos y más horas de educación a miles de estudiantes en todo el país.
No hay de otra, al pueblo solo le queda organizarse y educarse para entender mejor la realidad y transformarla, urge también educar a los hijos del pueblo trabajador para salvarlos de las garras del crimen organizado. Unámonos todos, como un solo un hombre, con un solo ideal, para cambiar el rumbo de este país.
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