Ante la inseguridad, los estados están atados de manos. Es claro que la política que dispensa el gobierno federal de “abrazos, no balazos” lo aprovechan todos para accionar o no.
Sí, ni Gobiernos municipales, estatales ni el federal actúan contra la delincuencia organizada, y los entes que están fuera de la ley aprovechan todas las oportunidades que se les presentan para seguir operando con toda impunidad. El mercado negro opera con o sin consentimiento de nuestras autoridades, que por mucho se ven rebasadas por dicho fenómeno.
¿Quién en su sano juicio querría muertes, sean de quien sean? El gran problema y la atroz realidad es que las muertes de nuestros congéneres se siguen presentando con la política impuesta por el Gobierno federal y no se ve por dónde se solucionará.
Lo que sigue es distribuir esa riqueza producida, pero no con dádivas para unos cuantos, y mucho menos para los que están en edad de ser productivos. No olvidemos que “la ociosidad es madre de todo mal”.
Y es terroríficamente desalentador, pero la mayoría de los muertos y desaparecidos los aporta la clase trabajadora.
Hace un mes, aproximadamente, en Monterrey, Nuevo León, Manuel Velasco, Coordinador de Alianzas de la campaña presidencial morenista, en promesas por ganar simpatías, aseguró que con Claudia Sheinbaum la seguridad mejorará en el estado de Nuevo León.
En su visita de campaña por la Sultana del Norte, Velasco Coello dijo que, así como Sheinbaum Pardo bajó los homicidios y los índices delictivos cuando fue jefa de Gobierno de la Ciudad de México, de la misma forma lo hará en Nuevo León. Asimismo, destacó que Sheinbaum es la única que participa en la contienda presidencial que ha dado resultados en seguridad.
“Si en un tema ha dado resultado la Dra. Claudia Sheinbaum, y uno de los temas más sensibles para los mexicanos y para los habitantes de Nuevo León, es la seguridad”, dijo.
Y yo pregunto: ¿esto no lo sabe Andrés Manuel López Obrador? ¿Por qué nunca puso cartas en el asunto para resolver la inseguridad que vive el estado de Nuevo León?
Algo en parte cierto de lo que mencionó es que dentro del modelo económico neoliberal, Nuevo León tiene una posición geográfica privilegiada para seguir liderando la atracción de inversiones y recalcó que con más seguridad habrá más desarrollo. Lo que ya no es del todo cierto es el mayor bienestar para la gente:
“Dicen nuestros legisladores que no encontramos pies ni cabeza a la estrategia de seguridad, porque cada vez hay estos camiones blindados y estos helicópteros que parece que salieron de una película de acción, pero en realidad no vemos que haya una estrategia en las colonias o en las calles de investigación que vayan atacando ciertos puntos y sectores para que no se den estos enfrentamientos”.
Y el apoyo que debe proveer el gobierno federal, ¿dónde está?, ¿dónde dejan al desarrollo de la sociedad, el acceso al estudio y trabajo, entre tantas otras necesidades que aquejan a la clase laboral?
La mejor manera de luchar contra la inseguridad es zanjando el problema del “no tener”; menguando la brecha de las desigualdades; brindando a todos alternativas y oportunidades de obtener bienes tangibles e intangibles.
Nuevo León vive una crisis severa de inseguridad. Hablando de estadísticas, tan solo el mes de mayo fue un mes violento del 2024 para el estado de progreso. Mayo desbancó al mes de abril, que lideraba el rubro de muertes violentas en el año con 131.
Y dice nuestro Gobierno federal que el fuego no se combate con fuego, que no se puede enfrentar violencia con violencia, que se deben atacar las causas estructurales de nuestra sociedad. Esto desde el 2018, cuando llegó el Gobierno morenista bajo el eslogan “por el bien de México, primero los pobres”, y hoy, en el ocaso de su Gobierno, la situación de violencia e inseguridad nunca mejoró.
Por más maquillaje que se utilice, la realidad brota como la pus en un cuerpo infectado. Los problemas estructurales son vigentes, y la riqueza existe sólo para unos cuantos.
En este caso, la distribución de la riqueza existente puede ser la cura para los males de una sociedad infectada. Los más necesitados siguen siendo la carne de cañón de los organismos que trafican con todo lo que pueden, así que los menesterosos deberían ser favorecidos de manera sistemática con fuentes de empleo y salarios bien pagados.
El pueblo siempre ha trabajado voluntaria o involuntariamente. Y si le tiene tirria al trabajo es porque su trabajo no lo ve reflejado en su bienestar personal y familiar. El problema es que el modelo económico en el que se vive está diseñado para producir riqueza, pero no para repartirla.
Entonces, lo que sigue es distribuir esa riqueza producida, pero no con dádivas para unos cuantos, y mucho menos para los que están en edad de ser productivos. No olvidemos que “la ociosidad es madre de todo mal”.
Necesitamos que nuestras nuevas generaciones entiendan y se apliquen a producir la riqueza necesaria y pugnar porque tal riqueza tangible e intangible la pueda acceder toda la sociedad, procurando sin discusión alguna justicia y equidad.
Va de nuevo el hacha del Movimiento Antorchista Nacional, como “cuchillito de palo, que no corta, pero cómo incomoda”.
Entiéndase por la vanguardia revolucionaria y la clase laboral que nada cambiará si el cambio no lo procura quien tiene la necesidad. Como reza el dicho popular: “El que hambre tiene, le atiza a la olla”.
Humildemente, permítaseme estas burdas analogías en el entendido de hacerme comprender, sobre todo por nuestros hermanos trabajadores, obreros y jornaleros, que son los más.
Es necesario, de forma urgente, formar el partido de nuevo tipo, que tome el poder político de esta nación y, una vez con el poder en mano, desde ahí empezar a cambiar las cosas para bien de nuestra sociedad.
Por lo tanto, es urgente organizarse, politizarse y educarse en torno al proyecto que propone Antorcha, que en esencia busca justicia y equidad. Compañeros, trabajemos en este ideal noble y humanista.
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