El pasado martes 14 de los corrientes, el Movimiento Antorchista, por conducto de nuestro Secretario General, ingeniero Aquiles Córdova Morán y de todos sus representantes estatales, pidió al gobierno federal la creación de un programa alimenticio integral, ante la difícil situación que enfrentan aproximadamente 42 millones de mexicanos confinados en sus hogares por la pandemia del Covid-19 y que, al no contar con ningún ingreso, están al borde de la hambruna.
De igual forma que los llamados a una gran alianza de todos los sectores maltratados por la 4T, nuestro posicionamiento -salvo las notas periodísticas sobre las manifestaciones en algunos estados que acompañaron la petición-, no recibió ningún comentario de los actores políticos y económicos que demandan medidas más efectivas a la crisis actual, menos aún se escuchó la voz de funcionario federal alguno. Por otro lado, el gobierno de López Obrador enfrenta críticas de gobernadores, grupos empresariales y prestigiados medios de información, por la falta de apoyo real a los estados y demás sectores, ante las consecuencias de la pandemia, además, por la política mediática con que se oculta la verdad sobre temas de importancia, colocando en la agenda presidencial polémicas que desvían la discusión de los temas trascendentales, como la rifa del avión o la aprobación de la revocación de mandato para la elección de 2021.
¿Por qué entonces, si hay inconformidad generalizada y tantos sectores que reprueban las medidas del gobierno federal, no buscan hacer un frente único que tenga la fuerza suficiente para que sus demandas sean atendidas? La respuesta no es tan sencilla ni es la misma para todos los sectores, pero de manera general, todos buscan, en primer lugar, resolver lo que a ellos afecta, para lo cual consideran, como medida más efectiva, organizarse gremialmente o en torno a la naturaleza de su actividad económica, sin entender que la única manera de resolver los problemas sociales, es con unidad de la mayoría de las fuerzas productivas, para lo cual se deben tomar en cuenta las demandas de todos y no solo las particulares; en segundo, todos ven el problema en términos economicistas, buscando resolver sus necesidades inmediatas, partiendo de la suposición de que la falta de solución de éstas, se debe a la maldad del poderoso en turno, y no entienden que el problema es el modelo económico neoliberal al servicio de los intereses de las clases altas, y que por tanto, no se podrán resolver las demandas de los sectores maltratados en tanto no se modifique seriamente este modelo económico por uno más justo; y tercero, porque por un lado el aparato ideológico al servicio del estado, y la poca politización por parte de los sectores intelectuales, por el otro, han impedido el desarrollo de la conciencia social en la sociedad mexicana.
Si ojeamos la historia de los cambios sociales progresistas, veremos que se han caracterizado por la intervención directa de las masas populares, cuya conciencia social fue determinada por sus condiciones materiales de vida, una vez que estas llegaron a límites insoportables, su inconformidad se radicalizó a tal grado que las llevó a luchar por el cambio. La inconformidad social en nuestro país se mantuvo inmutable por la mediatización con los programas asistencialistas y por las multimillonarias remesas enviadas por los mexicanos que trabajan en Estados Unidos, que han ayudado a la mayoría de los sectores populares a sobrellevar su precaria vida. Pero en los últimos seis o siete años, ha aumentado la inconformidad ante la creciente pobreza y la insuficiencia de ingresos.
El Movimiento Antorchista, consciente de que la pobreza se agudizará por la crisis actual y que si la inconformidad social no se encauza por las vías legales, se desbordará hacia el caos y las revueltas, solicita a los distintos niveles de gobierno, que implementen un programa alimenticio para los más de 42 millones de personas que se quedaron sin ingresos, a la vez que seguimos invitando a las clases medias y altas para formar la fuerza social capaz de obligar a la 4T a gobernar atendiendo a todos los sectores sociales. Esta gran alianza solo tendrá la fuerza necesaria para jugar su papel en la transformación del modelo económico que se ha impuesto en nuestro país, si se suma a las masas populares, para lo cual hay que asegurarles la defensa de sus legítimos intereses, que en la actual coyuntura es la defensa de la vida misma que se pone en peligro por la falta de alimentación.
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